-Hay un par de cosas que tienes que tener muy presentes para este trabajo si quieres sobrevivir en el campo –Explicaba Abel – para empezar hablemos de tu capacidad de transformación...
De tan solo pensar en esos ojos gatunos viéndome desde mi propio reflejo me recorría un escalofrío por todo el cuerpo.
Los días luego del incidente fueron bastante tranquilos y aunque tenía mil preguntas que ansiaban respuesta, debía relajarme un poco después de recibir toda la información de golpe.
Pero no pudimos retrasarla por siempre, así que un día me llevo hasta uno de los campos de combate más lejanos para tener algo de privacidad y poder hablar sin que nos molestaran.
-Tu transformación reacciona a dos cosas, necesidad y concentración, aunque estés muy concentrada en tu disfraz si tu instinto te dice que corras se va a adaptar para correr lo más rápido que pueda aunque sea en contra de tu voluntad...
Me gustaba la idea de tomar la forma de animales, poder correr como una gacela o volar como un ave, aunque quizás solo sea la parte de ser una conciencia dentro de un cuerpo diferente porque la parte donde tengo que deformar mi forma humana podía llegar a ser asquerosa.
El caminaba en círculos alrededor de mí mientras mi vista se mantenía fija en el suelo de la arena de combate.
-Debes tener muy en claro tus debilidades, las pocas razones por las que podrían descubrirte aunque tu imitación sea perfecta- se detuvo frente a mí y clavo su mirada en mis ojos – No puedes imitar habilidades de raza como la velocidad de los vampiros o el control de la luz de los ángeles y tampoco podrás compartir los recuerdos o sabiduría de tus víctimas.
-¿Significa que debo aprender todo lo que la persona ya sabe?
-Exactamente, aunque debo admitir que los demonios con tu habilidad suelen desarrollar una excelente memoria así como grandes dotes actorales. Ya verás que es mucho más fácil de lo que parece
Por un segundo me imagine haciendo algo así, tomando la vida de alguien más... sonaba tan cruel...
-Y por último pero no menos importante –Dijo tomando uno de mis hombros para resaltar la seriedad del asunto, su vista quedo clavada en mi de tal manera que jamás podría olvidar sus palabras- Tus cuernos son tu más preciado tesoro y están fuertemente conectados a tu habilidad y tu dominio sobre ella. –Señalo sus cuernos los cuales eran unos triangulitos pequeños que sobresalían de su cráneo, mucho más pequeños que los que tenía Satán. –Si te quitan los cuernos, pierdes tus poderes y creo que ya sabes qué significa eso...
Abrí los ojos con asombro ante esa declaración.
-Estaba segura de que ya no tenía probabilidades de ir al infierno ¿Viviré con esa angustia toda mi vida?
-Tranquila Rose, es muy difícil cortar los cuernos demoniacos y se hacen más duros a medida de que vas volviéndote más fuerte, pero si alguien se propone cortarlos puede que encuentre la forma de hacerlo...
Esa amenaza no me gusto en lo absoluto, quería sacarme de encima el miedo de terminar sufriendo por el resto de la eternidad y más cuando ni siquiera había logrado terminar el entrenamiento básico.
-¿Las demás razas saben de esto? ¿Están conscientes de nuestra debilidad?
-Por el momento no, ellos saben tanto de los demonios como nosotros sobre ellos. Simplemente lo básico. Aun así, nuestra raza siempre ha demostrado ser la más hábil tanto en combate como en guardar en secreto todas las habilidades que poseemos.
Se sonrió a si mismo con orgullo hacia su raza, había que admitir que no se equivocaba.
-Pero por ahora debemos avanzar con nuestro trabajo-Dijo mostrando una actitud un poco más relajada- necesito que te transformes...
-Pero... apenas lo logre una vez y fue por accidente...
-Entonces ya sabes lo que se siente, cuéntame, ¿Qué pasaba por tu cabeza cuando lograste transformarte?
Me quede pensativa por unos segundos hasta que volví a recordar ese gato y la vista de Neraka desde ese techo.
-Fue un recuerdo de mi niñez, el primer recuerdo de mi vida pasada que obtengo desde que llegue aquí.
Desde mi llegada a este mundo hace un año atrás no había tenido señales de mi vida anterior más allá de un sentimiento de que me conocía a mí misma, mi nombre y muchos datos al azar sobre el mundo de los vivos. Pero jamás un recuerdo tan vivido que me genera tantas emociones contradictorias.
Aun así sentía que mi vida pasada solo era una distracción del presente.
-Entonces empecemos con eso...
Él sonreía como si hubiera descubierto un tesoro mientras en mi interior se libraba una batalla entre el miedo y la adrenalina
Y a partir de ese momento todo el entrenamiento infernal por el que había pasado anteriormente ahora parecía un juego de niños.