Hareth
Todo dentro de mí estaba colisionando, las sensaciones y las emociones que me atravesaban me aturdían.
A pesar de esa conmoción, me puse de pie, exigiendo una explicación inmediatamente.
—No estaba viendo las noticias, ¿qué significa esas fotografías, Neira? ¿Por qué no tengo ninguna foto contigo? ¿Por qué la carpeta está repleto de fotos recientes con otra? ¿Quién es esa pelirroja? ¿Por qué no la recuerdo?
Su boca se abrió para responderme, pero nada salió de ahí. Se veía pasmada.
—¿Qué está pasando? ¡¿Por qué demonios te quedas callada?! —Ella se exalto ante el tono desesperado de mi voz—. Dime la verdad, si no hablas tendré que buscar respuestas en otro lado —rugí de mala gana, tratando de esquivarla para abandonar la habitación. Solo que ella me tomó por el brazo, haciendo que volviera la vista a su rostro.
—Josh… —Ella no dijo nada más durante segundos, en sus rasgos se evidenciaba el asomo de todas sus preocupaciones—, no puedo decirlo.
Me solté de su agarre, distanciándome de ella con la decepción manifestándose en toda mi cara. Mi expresión se endureció, molesto.
—No quieres decirlo —ataqué— y está bien —añadí ante su silencio—, otros podrán decirme qué ocurre.
Salí apresuradamente del cuarto, pisando fuerte los escalones con ella intentando alcanzarme diciendo mi nombre una y otra vez.
—¡Espera, por favor! —Pudo tomarme del brazo, me sostuvo con fuerza antes de que pudiera tocar la puerta de salida—. Lo que pasa es que… —su voz tembló y pude detectar la señal de mentira en sus rasgos, ella lucía terriblemente desesperada en encontrar las palabras adecuadas—, yo no quise…
—¿Por qué tengo fotos recientes con otra? ¡Neira! —exclamé insistente, tomándola por el mentón para que se atreviera a mirarme a los ojos y me respondiera. Su silencio me ponía de los nervios—. No sé qué pensar de tu silencio, ¿por qué no puedes decirme la verdad?
—¡Vas a odiarme! —reveló de golpe, viéndome desesperada—. Tú vas a odiarme y aunque así fuera yo no podré detenerme porque no conozco límites cuando se trata de ti.
—¿Cómo podría odiarte? —susurré viendo directamente a sus ojos cristalinos, sus manos se detuvieron sobre mis mejillas—. Yo no podría odiarte, sabes bien que ese sentimiento no puede existir entre los dos, por favor, dime qué ocurre porque, sea lo que sea, sé que entre los dos lo vamos a resolver.
—¿Tú me amas? —dijo en respuesta.
—Sabes que sí.
—No lo haces suficiente para perdonarme, mucho menos para entenderme.
—No entiendo a qué se deben tus palabras, sé más clara y directa porque me estoy desesperando.
—Es que no puedo…
Me aparté al instante, molesto y negué con la cabeza sintiendo mil emociones a la vez. Estaba totalmente desconcertado, un indicio de pánico se desarrollaba en mi interior, acelerando mis latidos. Las imágenes seguían sin verse claras en mi mente, por más que me esforzara por encontrar recuerdos, lo único que terminaba tocando era un punto de dolor.
—Voy a salir y que ni se te ocurra seguirme.
Abrí la puerta y el aire nocturno me recibió. Neira no me obedeció, salió tras de mí no sabiendo qué decir para detenerme, me persiguió bajando el porche a toda prisa, pero esquivé su toque apurando mis pasos. Hice un gesto de cabeza indicando que me abrieran el portón, pero los encargados de hacerlo se atrevieron a ignorarme, reparando en otra dirección.
No me detuve, yo mismo ejercí presión en la enorme puerta de acero y la abrí queriendo escaparme en busca de otro aire que no me representara suspenso. Y justo cuando quise cruzar me estampé contra algo invisible que inmediatamente me devolvió para atrás.
—¡Rompe el escudo ahora! —dije observando en dirección a Neira, quien se había detenido a pocos pasos por detrás de mí.
—Ya te dije lo que está pasando.
—¡No quieres decirme lo que verdaderamente está pasando! ¡Me siento abrumado, ¿no ves que me pone mal tu silencio?! ¡Estoy desesperado, tan alterado por ti, por esta falta en mi cabeza!
Quedé impotente y con ese dolor instalado en mi pecho haciendo estragos en mi sistema. Mi corazón afectado latía muy deprisa, estaba casi temblando debido a la desesperación.
—Todo eso se arreglará, cree en mí…
—¿Quieres que crea en ti ahora mismo mientras te haces la misteriosa? ¡No puedo quedarme aquí, Neira!
Volví el rostro y toda mi atención fuera de la propiedad, mi mano presionó esa fuerza que no podía traspasar. Y en eso, una repentina presencia produjo que mi corazón se acelerara debido a la sorpresa.
—Hannah.
Ella solo pudo sonreírme levemente, se veía agitada, muy apresurada, pero sus ojos recuperaron un poco de serenidad en cuanto su mirada encontró la mía. Alzó su mano en dirección a la mía y estas no se sintieron, había una ligera capa que nos impedía contacto.
***
DIAS ANTES
Rose
Descubrí que ya era medio día cuando bajamos para encontrarnos con todos, ahora lo que procedía era enfrentar una vez más a Neira Relish y después apoyar la candidatura de Harun para conseguir el control y el bienestar del sistema sobrenatural.
Hannah estaba segura de que Neira le había hecho algo terrible a su hermano, pero tuvimos que ser pacientes mientras ocupábamos nuestra tarde en organizarnos para atraparla. Para mi mala suerte, no se recomendaba eliminarla porque aparentemente ella era la heredera al cargo de las sombras, el dios que ocupó el cuerpo de Hareth debía desaparecer para mantener el nuevo sistema y sería Neira quien nos ayudaría a conservar ese cambio, claro si es que no se le ocurría llevarnos la contra y proceder con los ideales de su padre.
—No es un plan complicado —dijo Aedus, terminando de echarle un vistazo a los puntos que habíamos marcado sobre el mapa que se ubicaba sobre la mesa del salón—, tú tienes que llegar a él y traerlo a nosotros —le dijo a Hannah—. Neira al vernos ahí se pondrá furiosa y ahora que Rouse ya no tiene la marca, ella no durará para atacar hasta donde no le era permitido. Nosotros estaremos preparados para su captura.
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Editado: 29.01.2022