Prólogo. La leyenda de Calipso y la guerra divina



Hace mucho tiempo atrás exactamente 500 años en el pasado, el reino de Silverstone y Rubitown eran un solo reino.
Esos habían sido años oscuros cuando sobre el reino cayó la maldición de las siete, años donde 7 reinas se encargaron de destruir y desmoronar a su pueblo.

Cada una más cruel y peor que la otra.

La primera fue Isadora Kuran, una mujer ambiciosa que se encargó de derrochar el dinero hasta dejar sin un sentabo para pan a los pobladores del reino.

La segunda fue Meirin Kuran, una reina loca que mandó a cortar las cabezas de todos aquellos que rompieran sus reglas impuestas.

La tercera fue Lizbeth Kuran una muchacha que heredó el reino y parecía que llevaría por buen camino los pueblos de su ciudad, pero no fue así, hundió más en la miseria a sus habitantes.

La cuarta fue Edion Kuran una niña que a su corta edad heredó el reino, parecía que todo volvería a ser como antes pero no fue así, Edion fue asesinada por su hermana Zelina.

Zelina Kuran fue la quinta reina, quién heredó injustamente la corona maldiciendo y envenenando todo lo que le rodeaba.

La sexta reina fue la hija de Zelina, Rubín Kuran, quien siguió los mismos pasos devastadores de su madre, siendo repudiada por todo el reino.

La séptima reina fue Rosalie, hermana de Artemisa Kuran, el mismo futuro se veía para el reino, un triste fin mientras los más altos rangos disfrutaban de riquezas.

Pero Artemisa no se quedó con los brazos cruzados, se reunió con su pueblo y comenzó la resistencia, junto a su ahora entonces esposo el rey Kino Blankc, juntando a toda la gente para luchar y derrocar a su malvada hermana y al fin terminar con aquella maldición.

La resistencia ganó y todos aquellos que habían luchado con la princesa, la eligieron fielmente como nueva gobernadora de Gemstone.
Pero no todos estaban de acuerdo con eso, muchos de los pueblos más pobres se resistieron a clamar respeto por aquella familia que tanto tiempo los había pisoteado como insectos.
Fue así como un grupo de ellos decidieron viajar al norte de Gemstone y reunir gente que no estuviera de acuerdo en la decisión.

Fundado así la Rebelion Plateada.
La reina Artemisa ofreció demostrar que ella no era como su linaje anterior, pero la Rebelion Plateada se negó a escucharla y la reina mandó erradicar las amenazas de los rebeldes.

Durante la batalla, la sangre de los soldados baño una antigua tumba, la tumba de una hechicera poderosa que había servido a la familia Kuran en años anteriores. Su nombre era Calipso y ella había otorgado los brazaletes de oro a la familia Kuran, bañados de magia antigua; dos en total, para que cada que un miembro de la familia heredará los brazaletes, portará la magia dorada.

Calipso despertó justo a tiempo, había sido sepultada y dormida por aquellos a los que había servido tanto y sido fiel.
Se levantó con los ojos bañados de tristeza y salvo a los rebeldes levantando un muro de cristal grueso e indestructible entre el campo de batalla.

La reina Artemisa logró escapar a tiempo y solo los rebeldes y unos cuantos soldados rojos que fueron derrotados inmediatamente se quedaron al otro lado de la muralla.

Artemisa enfadada por ello, lanzó un hechizo oscuro al cielo; que pertenecía ahora a los rebeldes y cubrió el sol, haciendo que el invierno cubriera todo el terreno que se habían quedado en posesión de la rebelión plateada.

Fue entonces como Gemstone se dividió en dos, Rubitown y Silverstone, ambos reinos prometiendo jurar, jamás pisar el otro para conservar la paz entre ellos.  Calipso con su despertar recompensó a aquellos rebeldes que lucharon por su gente y les enseñó a vivir del invierno frío. Mostrándoles la magia de la naturaleza y los hechizos que se conectaban con ella.

Bendiciendo a cada Plateado con magia de los cuatro elementos y el quinto que mantenía el balance entre los demás. El don del agua, el don del fuego, el don de los vientos  y el don de la tierra. Cada uno diferente al resto.

Los marineros solían nacer con el don del agua para controlar los mares.

Los que poseían el don del viento podían volar con enormes alas que nacían de sus espaldas.

Los que poseían fuego podían crear fogatas inmensas.

Y los que poseían el de la tierra podían hacer que las cosechas crecieran rápido, además de poder crear grandes enredaderas que viajaban incluso hasta el cielo.

La familia fundadora de la rebelión, quien había luchado por los suyos, los Kiryuu, fueron elegidos como líderes y dignos reyes de gobernar aquel nuevo reino recién fundado. Siendo recompensados con la magia del hielo, el quinto elemento que mantenía en balance a los demás.

Ambos reinos continuaron creciendo y expandiéndose, Rubitown recuperó sus hermosos climas y a su gente alegre que veneraba a sus reyes que poseían la magia dorada, aquella que les permitía la telequinesis y la magia de las sombras para crear guerreros hechos de aquello y no tener que mandar a sus habitantes a sus guerras.

El reino de Silverstone prosperó bajo las nevadas y pronto se volvió un poderoso e influyente reino, lleno de todas esas familias que tenían magia de los cuatro elementos.

Pero la oscuridad aún rodeaba a Gemstone y hasta que no pudieran llegar a una paz correcta donde todos pudieran vivir en armonía, ambos reinos aún seguirían incompletos.

Dos reinos divididos por una maldición interminable.

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—Zero... ¿Que haces?.

Le había sorprendido la voz de su hermano mayor Kaito. —Casi me matas de un susto—. musito el de mirada amatista volviendo a guardar el libro en su lugar. —¿Sigues con ese libro?, si mamá o papá te descubren te castigarán, esas lecturas son prohibidas—. había dicho aquel castaño de ojos verdes haciendo rodar los ojos a su hermano menor.

—Es solo un libro...—. había dicho el menor con gracias de ver a su hermano mayor hacer tanto drama por este.