Si bien Kaito y Zero no eran hermanos de sangre la preocupación de el mayor de los Kiryuu era un tema bastante fuerte entre los tres hermanos.
Por supuesto que cuando volvieron Kaito ya había notado su ausencia, era como un lobo, olfateando sus rastros y yendo tras de ellos siempre. No era que le molestara aquello, pues después de todo sabía que Kaito solo se angustiaba por ellos y que realmente sus intenciones era proteger a ambos gemelos. Un fuerte sentido de protección tenía su hermano mayor, a pesar de ser tan solo un año más grande que ellos. Lo fuerte era el interrogatorio que venía después con ello, toda una tragedia pasaba en la cabeza de Kaito como si verdaderamente estuvieran en peligro, el no les dejaba de ver como simples niños inexpertos en la vida.
—¡¿Sabes?... no tendría que fastidiarte cada vez que sales de ese modo Y quita tu cara de molestia... no entiendes cuanto me cuesta mantener una coartada para que mamá no pregunte!—. dramatizo el castaño como solo el podía hacer.
—Ahora entiendo porque los padres de Regina pidieron saber más de tus ámbitos—. ataco con otro tema el gemelo mayor. —¡Esto no es una broma Zero!, no es gracioso, son casi las 11:30 y he tenido que fingir "charlar" contigo por más de 3 horas... el tío Yagari me a ayudado como siempre pero ahora le debo una nueva espada—. reprocho el castaño. Zero simplemente suspiro.
—Ha sido un día agotado Kaito... hablemos de esto después —. pronunció el chico quien se encontraba levemente decepcionado por no haber encontrado nada en su primera salida de la ciudad.
Kaito notando aquello dejo el drama para otro día y simplemente le adviertio a su hermanito que la próxima vez le avisará que saldría.
—Bueno... hemos librado un gran regaño—. musito nada mas y nada menos que Lucrecia quien estaba alegre de haber salvado esa.
—Si, pero por poco y nos descubren...—. dijo la pequeña e insegura María.
—No pasa nada, ahora que Kaito lo sabe el puede cubrirnos mientras vamos de nuevo mañana—. musito la mismísima Lucrecia. —¿Cómo?—. fue lo que preguntaron todos al uníson.
—¿Es que acaso no recuerdan que hicimos un trato?—. reprocho la rubia sin encontrar sentido a los rostros de sus compañeros.
—No hablaba enserio, ni siquiera me iba a presentar mañana—. pronunció Zero quien había sellado el trato.
—¡Ósea que vas a dejar ir la información!—. exclamo nuevamente la chica que defendía a puño que fueran.
—Mi madre va a notar mi ausencia si nos vamos mañana... no podría estar involucrada—. dijo temerosa María. Su madre la duquesa Shizuka Hio era bastante amorosa y tenía cierta obsesión con que todo fuera perfecto.
Había una tradición en Silverstone, cuando se anunciaba el compromiso las familias comenzaba a acercarse mucho más. Por ello Ichiru visitaba a la señorita Matsushita dos meses intercalados en el año, en especial la familia real se tomaba aquello muy en serio, una tradición demasiado importante.
Los prometidos antes de su boda comenzaban a vivir en la misma habitación, no dormían en la misma cama, si no que cada quien tenía la suya y dormían por aquella separación. Pero el resto de cuarto debía compartirse.
Eso hacía Ichiru con la señorita Marena, eso hacía María y su prometido el conde Trancy, Marlyn Trancy quien conocían que estaba de viaje en estos momentos y que regresaría dentro de tres días.
Los familiares como Yagari y los Hio vivían en el castillo. De alguna forma compartían la sangre real y eso quedaría así aunque sus títulos fueran diferentes. La obsesión de la duquesa Shizuka por que su hija no cometiera ningún error era toda una travesía de hechos.
—Bien, María no tendría que venir, nosotros podemos escapar por la noche—. declaro Lu quien estaba demasiado segura de lo que harían. —No estoy de acuerdo... si nuestra madre se entera de esto sería muy trágico—. musito el gemelo menor quien no estaba demasiado acorde con regresa a ese lugar y aún más ser ayudados por Rojos.
—Bueno pero es la única opción de información, se que solo lo dijiste para poder irte de inmediato de aquel lugar, pero tal vez sea una oportunidad, además solo tendríamos que ir tu y yo—. dijo Lu quien siempre estaba dispuesta a salir de aquellos lares.
—Bien, pero si no hay nada de información nos iremos de inmediato—. declaro el chico de cabello blanco.
—Okey—. pronuncio su prometida mirándolo fijamente.
Los otros dos solo se resignaron, ¿Cómo sacarles esa idea a ellos si eran igual de tercos?.
—Les cubriremos durante la noche, nosotros fingiremos estar en su habitación para asegurarnos que nadie note su ausencia—. declaro Ichiru. Quién claro quería ayudar pero no encontraba cual fuera la buena forma de hacerlo.
Entonces los gemelos caminaron cada uno a su habitación y María también.
Eran Lucrecia y Zero quienes marchaban juntos a los aposentos del Albino mayor, que también eran aposentos de su prometida.
—¿Estas segura que es una buena idea Lu?—. pregunto el chico mientras ambos conversaban de la situación.
—Desde que éramos pequeños discutimos de esto Zero, hemos tratado de buscar todo el tiempo alguna manera de comprender tu magia y no la hay, pero esto podría darnos una pista de lo que es—. dijo la chica con bastante seguridad de aquello.
—Pero.... no confío en el ellos Lu, son.. Rojos—. expreso Zero su disgusto por la altanería que habían demostrado. —Lo se, tampoco estoy muy confiada de ellos, pero no iremos solos, si convences a Kaito de que distraiga a los guardias, podemos llevarnos a Ichiru también—. declaro la rubia haciendo que el gemelo mayor no pudiera reprochar más.
En el fondo sabía que tenía la razón, que por más que buscaran por mar y cielo en Silverstone, no encontrarían más de lo que tenían, y si tenían la oportunidad de descubrir tan siquiera un poco con aquellos libros de Rubitown no se retractaria entonces de el nuevo plan.
—¿Esta noche vendrás a la habitación?—. le pregunto Zero a su amiga, aquella rubia a pesar de ser su prometida mantenía una relación discreta con otra persona, eso no le molestaba pues sabía que no se amaban mutuamente y estaba consciente de que las cosas no cambiarían entonces, o al menos no en un largo periodo.