Royalty

Capítulo 4

*Narra Layla*

- wow, esto es... - dije al caminar por el pasillo principal de la casa. 

- camina derecha - me corrigió mi mamá sin tan siquiera prestar atención a los lujos de la casa. -camina con elegancia - me susurró

- pero esta es lo mas elegante que puedo - ella sonrió ligeramente - ¿recuerdas esa película de Frozen? - asentí - pues intenta copiar a Elsa ¿de acuerdo? - asentí de nuevo y lo intenté pero fue un rotundo fracaso. 

Mi papá volteó y al verme se empezó a reír. Provocando que su hermano, dueño de la casa, volteara también.

- parece que se llevan muy bien - comentó hacia mi papá 

- bueno, es mi princesa - sonrió, el señor también. 

-  Rose y yo no podemos decir lo mismo - dijo el señor.

- ¿quién es Rose? y ¿cómo dijo que se llamaba? - le pregunté a mi mamá

- Rose es su hija, osea tu prima y el se llama Stevan Duque de Windsor - dijo mi mamá con propiedad

- ¿qué edad tiene ella? - entonces nos detuvimos y frente a nosotros, al final del pasillo, se encontraba una señora y una chica que parecía tener mi edad, ambas vestidas muy formal, lo que me hizo cuestionar mi ropa de nuevo; detrás de ellas habían otras cuatro personas vestidas como el chofer. Debe ser una casa mucho más grande de lo que se ve por fuera, como para necesitar tantos mayordomos. 

- bueno Richard, mi familia - comentó Stevan - bienvenidos - esta vez nos miró a mi mamá y a mi, ni siquiera se molestó en mirar a Iker. 

- Príncipe Richard - se acercó la señora, que supongo es la esposa e hizo una reverencia - Duquesa Evelyn de Windsor

- Duquesa - mi papá también hizo una reverencia, luego se acercó a nosotras

- princesas - hizo una reverencia, nosotras también y luego la chica.

- príncipe - le dijo a mi papá e hizo una reverencia - Rose de Windsor  -  luego él y se refirió a ella como "excelencia" 

- princesas - hizo una reverencia frente a nosotras 

- excelencia - dijimos. Y esta es mi familia. 

Nos asignaron nuestros cuartos y vaya que el mío era realmente grande, no se compara en nada al de New York. Mis padres dormían juntos y compartían cuarto con mi hermano. 

Y nos llevaron la comida a nuestras habitaciones ya que mi papá argumentó que estábamos cansados y lo del cambio de horario. 

- hola - me saludó mi mamá al entrar a mi habitación, su pijama era elegante, justo como la de las películas - ¿puedes creer que aún me queda? - dijo dando vueltas para lucirla, después de que cerró la puerta.

- aun no consigo entender cómo guardaron el secreto y dónde escondiste toda esa ropa de la realeza - ella sonrió y sentó en mi cama. 

- escucha, ¿sabes por qué tu papá pidió que nos trajeran la comida? - negué con la cabeza - no quiere que te miren como a mi, así que vamos a practicar 

- ¿practicar qué? 

- la manera en la que debes de comer 

-¿por qué? tengo sueño 

- porque algún día tendremos que comer en la misma mesa que todos ellos. - bufé exhausta, pero igual comenzamos con la enseñanza. 

*Narra Liam*

- ¿dices que llegaron ayer? - le pregunté a Rose, fui a su casa porque necesitaba un descanso de la mía y todo el alboroto que hay en esta. 

- si, realmente no se ven tan mal como esperaba 

- ¿tan mal? - la miré, estábamos sentados en el pasto bajo un árbol de uno de los jardines 

- si, ya sabes lo que dicen, dejaron el legado solo porque...

-¿amor? - pregunté, ella negó

- no hay nada que te pueda hacer negar tu legado real, es una locura... y la chica es como cualquiera que anda en las calles allá afuera. 

- eres una princesa, tu mas que nadie deberías creer en el fantástico amor verdadero - la molesté 

- yo no dejaría todo esto por amor - me miró directo a los ojos - ¿tu si? - pero me quedé callado.

*Narra Layla*

Estaba claro que no nací para ser princesa. Caminar con elegancia y hablar con propiedad no es lo mío.

Y además necesitaba ropa nueva, así que mi madre y yo acordamos anoche salir de compras lo más temprano posible, pero gracias al odioso cambio de horario y mi flojera monumental, voy tarde y por más que corro, es tan grande esta casa, que estoy casi segura de que he pasado más de dos veces por el mismo lugar.

Me detuve frente a una ventana al notar a dos personas afuera. 

- ay no - susurré. Claro que reconocía al chico - vaya que si eras británico - es el chico de la tienda de discos. 

Ese día unos cuantos mechones de su cabello castaño claro escapaban por el gorro, sobre su frente y su linda cara... su ojos. Inconfundible. 

Ellos estaban tomados de las manos, platicando. Retrocedí lentamente y seguí mi camino, hasta que encontré a alguien que me pudiera ayudar. 

***

*Narra Liam*

No tengo ni la menor idea de porque no fui con Rose a Londres... bueno, se que no quiero hacer nada público. Así que aquí sigo, es su casa, con tal de no llegar temprano a la mía. Rondando sin rumbo, literalmente. 




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