No sé si es idea mía o de pronto un día empecé a mirar la vida de manera aburrida; los colores sencillamente habían desaparecido y cada mañana me veo obligada a abrir los ojos. Quiero dormir eternamente.
-Ya levántate, llegarás tarde a clases- me volteé lentamente hacia la entrada de mi habitación. No me di cuenta cuando mi madre abrió la puerta; estaba pérdida en mi somnolencia y mis deseos de morirme.
-Ya voy, mamá- solté un suspiro aburrido; realmente no quería ir a clases; me siento como un señor en el cuerpo de un adolescente de 16 años; no quiero ir a clases y a penas estoy en mi penúltimo año de secundaria, ah, y ha pasado apenas una semana del inicio del curso. Aunque es apenas una semana, ya han pasado varias cosas, he conocido personas nuevas que van desde primer año de secundaria a último año.
Miro mi uniforme sobre la silla de mi escritorio; me levanté con pesadez, directamente hacia la ducha. Tomo un baño rápido y me alisto con mucha paciencia, como si el reloj se detuviera. Sé que esto me va a estresar si me deja el autobús, otra vez, pero la vida es una; dejando mi desayuno a medias y tras una regañada de mi madre, al fin logro salir de casa.
Me subo al transporte y me coloco los auriculares; mirando por la ventana me pierdo completamente en mis pensamientos. Miro a los niños pasar con sus madres apresurados hacia la escuela, tal vez niños de 8 o 9 años, con sus bolsitos de ruedas y con el cabello bien peinado. Aún recuerdo cuando mi madre me llevaba con muchas colitas y de diferentes colores al preescolar; me emocionaba mucho aprender y los nuevos libros que la maestra nos leía por las mañanas.
Ya en mi asiento miro a mis compañeros; teníamos 4 años de convivir en el mismo lugar y aún me siento muy ajena a ellos. Viven en su mundo y con su grupo de amigos, lo de siempre; las creídas, los que solo se dedican a patear un balón en una plaza llena de barro, las niñas a las que todos ignoran, los nerd, los chicos que solo miran porno y mis amigos, seres realmente extraños, creo que son una mezcla de todo lo anterior.
-Buenos días, Joselyne, todavía tienes cara de estar pegada a tus sábanas- escucho en el asiento a mi lado y volteo con cara de pereza, mi mejor amigo me observa con más pereza que yo.
-Días, porque buenos venían siendo hasta que te vi la cara, Alan.
-Eso es grosero, todas se enamoran de ver mi cara y yo estoy seguro de que tú no eres la excepción
-Pues muy en tus sueños será eso, es hora de que te bajes de esa nube.
- Por favor, mírame, soy un chico guapo, de cabello largo y sé tocar muy bien la guitarra, imagina las posibilidades- si el ego fuera una persona, sería este hombre.
-Que sepas tocar y seas muy "guapo", no significa que me tendrás a tus pies, así que busca un mapa y ubícate, cariño- le muestro mi precioso dedo del medio y él solo hace un puchero.
-¿Desde tan temprano discutiendo?, bueno, no es algo nuevo en ustedes dos- ahg, aquí va, el dos de tres que me vuelven completamente loca, en el mal sentido.
-Dereck, si no quieres verte involucrado en el maltrato psicológico sin razón de Joselyne, es mejor que te apartes.
-Yo soy un angelito para tu información.
-¡¿TÚ?! ¡¿UN ANGELITO?! JAJAJAJA- está desquiciado completamente.
-Alan, si no quieres ir a ver al director, será mejor que guardes silencio- lo que me faltaba, la genial profesora de español, se ve buena gente y se hace la inocente, pero la vieja es la peor alimaña que puedes conocer en tu vida.
Le muestro una sonrisa victoriosa y lo único que hace es mostrarme la lengua, un gesto infantil. Han pasado solo 10 minutos desde que inició la clase y lo único que he hecho es mirar a los al rededores, es más interesante la ardilla que cruza por el muro fuera del salón que la explicación sobre pretéritos imperfectos; mirando fijamente la ardilla mis ojos topan con un suéter color celeste, ah, solo es Matthew, uno de mis compañeros de clase.
Matthew es un chico tranquilo, siempre saca buenas notas aunque tiende a llegar tarde y con cara de aburrimiento, es un chico agradable, lo conozco desde que estábamos en segundo año de secundaria, aunque no hemos hablado mucho, es más cercano a Dereck y Alan, siempre los oigo conversar sobre tácticas de juegos y tareas.
-¿Crees que es hora de llegar, Matthew?
-Lo siento, profesora Rachel , me ha dejado el transporte y...
-Sí, sí, no me importa, solo siéntate- Matthew toma asiento dos pupitres adelante de Alan y mira fijo a la profesora, claro, ella y sus increíbles modales.
(..)
-Bueno, chicos, eso ha sido todo por hoy, no olviden traer la tarea la siguiente lección.
No me doy cuenta cuando acaba la clase hasta que Sharon, una de mis amigas, la cual su cabello es castaño y su piel es tan pálida como la nieve, toca mi hombro para decirme que tenemos que irnos.
-Jos, has estado muy distraída ¿en qué piensas?- ambas vamos camino hacia la siguiente clase, psicología, es aún más aburrida que la de español.
-En nada en especial, sabes que la profe Rachel es uno de los seres más aburridos que existen en la faz del planeta, sus clases hacen que me den sueño, hasta una historia inventada en mi cabeza es más interesante.
-Bueno, en eso tienes razón, aunque a mí se me hace amigable, puedo contarle sobre el nuevo chico que me gusta cuando tú te pegues viajes a Narnia.
-Sharon, mi vida, no es por ser metida ni nada, pero no creo que debas decirle nada a la profe Rachel otros estudiantes han terminado por ser delatados con sus crush porque no sabe sellar su boca- ella solo me mira y hace un mohín.
-Bueno, dejemos de hablar de mí y cuéntame ¿cómo vas con ese chico del que me habías hablado?- tomamos asiento cuando entramos al aula, y se gira sobre su asiento
-Mmmm, Ethan es un chico muy...especial, a veces es muy cariñoso y atento, otras veces es muy burlesco, aparte, no es la primera vez que intento algo con este chico, sabes que tiende a irse con otras y luego vuelve rogando diciendo que no teníamos nada serio, es su excusa para estar con otras.