Iván se paró de su asiento y caminó hacia mí, Valentino como un impulso inmediato se puso frente mío y lo miró con el rostro más frío que le había visto nunca.
Automáticamente Iván levantó sus brazos y dijo tranquilo:
—Oye, cálmate. No voy a hacerle nada. Sólo quiero saludarla. Soy un viejo amigo de Clara.
—No sé si ella quiera saludarte. Voy a preguntarle.—él realmente no quería que Iván se me acerque. Asique me apartó y muy serio me preguntó:
—Clari si no quieres enfrentarlo, nos vamos ya mismo de aquí. ¿Qué vas a hacer?
—Tranquilo amor, él no es como su hermano. Ahora que me ha visto, necesito quedarme tranquila de que no dirá nada. Debo hablar con él.—miramos para la barra, Vera tenía cara de espanto, no entendía nada, Iván estaba cruzado de brazos esperando una respuesta. Me acerqué a él.
—Hablemos.—le dije al momento que le señalaba una mesa cerca de la ventana y cerca de Valentino por las dudas. Nos sentamos enfrentados. Me costaba verlo a los ojos, pero debía dejar las cosas claras.
—Linda ciudad, el cambio fue muy positivo. Y puedo ver que estás muy bien protegida.
—La ciudad y la gente son increíbles y Valentino es todo lo opuesto a lo que alguna vez conocí. Me protege, me respeta y me ama, sentimientos que nunca viví antes.
—¿Cómo te encuentras Clara? Cuéntame.
—Aquí soy libre. Tengo un buen trabajo, amigos sinceros y encontré el amor sin buscarlo, te aseguro que todo ésto está ayudándome a sanar y olvidar. Te confieso que verte...
—Estoy feliz de escucharte, tú sabes bien que no soy como él, de hecho lo que pasó me sorprendió y me asustó demasiado, no conocía ese lado salvaje que tiene. Sigue en la cárcel y sin ningún tipo de posibilidad de salir.
—Iván, yo confío en tí, traté de irme a un sitio alejado para poder seguir viviendo, lo estoy consiguiendo, te ruego que no le digas a nadie que me has visto. Necesito tranquilidad, necesito ésto.—me empecé a inquietar, realmente no quería que dijera mi paradero, ni mis padres lo saben.
—Puedes respirar y estar tranquila conmigo. Es una total coincidencia que yo esté aquí. Vine a dar una cátedra y fotografiar el paisaje, que es descomunal. Jamás te delataría Clari, yo siempre te quise bien, quiero lo mejor para tí. Sufrí mucho lo sucedido...—tomó mis manos entre las suyas, Valentino se incorporó de inmediato para venir hasta nuestra mesa, le hice un gesto de que estaba todo bien. Volvió a la barra.
—Quiero confesarte algo. Estoy enferma, tengo cáncer. Estoy esperando los resultados de los estudios que me acaban de hacer y comienzo las sesiones de quimioterapia...—decir ésto a alguien más fue irreal. Era como hablar sobre otra persona, no sobre mí. El rostro de Iván se transformó, se puso serio, apretó fuerte mis manos, sus ojos se humedecieron. Noté sinceridad en su reacción.
—Clari, por favor. Lo siento tanto. ¿Puedo hacer algo por tí? ¿Necesitas ayuda?
—Gracias por tus palabras. Voy a estar bien. Tengo a Valentino a mi lado y él no permite que me pase nada malo. Está junto a mí en todas las circunstancias. Me acompaña y me apoya, es lo mejor que me ha pasado en la vida. Es amor de verdad.
—Agradezco que tengas a Valentino, parece un buen chico y noto que está pendiente de ti.
—Realmente lo es. Y me está ayudando incondicionalmente. Pero por favor Iván, por lo que más quieras, te lo ruego y si hace falta me arrodillo, no le digas a absolutamente nadie que estoy aquí, que me viste. Por favor, por favor...—comencé a desesperarme y llorar como una niña, Val corrió a abrazarme y consolarme, Iván se paró de su asiento y mirándome a los ojos me juró:
—Clari tienes mi palabra. Termino mi trabajo, me iré de la ciudad y me olvidaré que te he visto. Quédate tranquila, no se lo diré a nadie.—sonó sincero. Lo miró a Valentino. —Oye, siento mucho todo lo que le está pasando. Tú conocés su historia y ella sabe bien que no soy como mi hermano, por favor Valentino déjame estar al tanto de su salud, quiero que sepas que estaré pendiente, si necesitan algo, lo que sea, cuentan conmigo.
—Te agradezco tus palabras. Pero todo lo que Clara necesita es tu silencio.
Iván es fotógrafo profesional, ha viajado por el mundo, se ha capacitado y es excelente en su trabajo. Profesor universitario y muy hábil en lo suyo.
Cuando sucedió todo no estaba en el país, se encontraba en Estados Unidos dando una cátedra. Me llamó incontables veces, pero nunca le respondí. Sé que es sincero y una muy buena persona. Realmente no se parece en nada a su hermano. Es bondadoso, generoso y honesto.
Me pasaron dos cosas al verlo acá, primero sentí asombro y luego alivio, porque al irme de manera tan repentina, no tuve oportunidad de despedirme de él y decirle que lo aprecio, que mis sentimientos son genuinos. Por eso aproveché ésta fortuita oportunidad para hacérselo saber.
Cuando me calmé, lo miré fijamente, temblaba, no podía controlarme, me acerqué a él con Valentino a mi lado, no sabía si iba a volver a verlo, pero tenía que dejar las cosas claras con él.
—Quiero decirte lo siento, sé que cuando sucedió todo me llamaste incontables veces, no era yo misma en ese momento, de hecho me habían quitado el celular. Sé que siempre me apoyaste y estuviste de mi lado...—me emocioné y mi voz se quebró, Val me abrazó y besó mi cabello, sabía que era difícil abrirme así con él, simplemente lo sabía. Iván me observaba con compasión.—Te agradezco por lo bueno que has sido conmigo, habla muy bien de ti como persona, sabés bien que una parte mía murió esa noche, ahora que decidí ser fuerte, seguir adelante, cambiar mi vida... Encontré en Valentino el verdadero amor, ese que te empuja a querer respirar y levantarte por las mañanas para simplemente vivir la vida... Perdón... Es difícil... Pero justamente ahora que tengo motivos para ser feliz, estoy enfrentando el cáncer y no quiero, ¡simplemente no quiero!—tapé mi rostro con mis manos y lloré desconsolada. Val me abrazó y me consoló, pero se separó de mí y sentí otro abrazo, diferente pero muy apretado. Me dijo algo al oído y se marchó.