Sacrificio

Primer Ofrenda: Bala perdida

22 de febrero de 1911, en el país Mayenwa, del continente Nwarvus, se reportó la aparición del primer Noxako: una criatura de pesadilla con apariencia semi antropomórfica que es inmune a todo ataque común, poseedora de una sed de sangre humana insaciable y que no descansa ni parece realmente estar viva como tal.

En la misma fecha, en el continente Vonrvus, en el país Helvon, una mujer de 25 años consiguió calentar el agua de una tina con tan sólo tocar dicho objeto. La misma aseguró que nunca había experimentado algo así y que no practicaba algún tipo de brujería o algo que la llevara a producir semejante cosa.

En aquellas fechas, había muchas guerrillas por territorios y poder en el país de Mayenwa, lo que provocó que muchísima gente fuera asesinada por el primer noxako en las propias narices de los lideres del continente de occidente, hasta que, de una manera que la historia olvidó, la guerra terminó, y no sólo se encontró la presencia de un noxako, sino de decenas de ellos.

Para ese entonces, alrededor de todo el mundo, varias personas habían ya desarrollado habilidades sorprendentes. No fue hasta 1920 que, por primera vez en la historia, un noxako fue eliminado, por el joven Fianne Gheran de trece años de edad. El chico tenía la habilidad de controlar el metal a conveniencia, y con ello, no sólo destruyó a la criatura que amenazaba su vida y de su familia, sino también formó el primer orbe nox.

En 1923, las personas con habilidades extraordinarias comenzaron a cazar a los noxakos, consiguiendo eliminar a grandes cantidades de estos y, por consecuente, por cada derrota, creaban un orbe nox que, en principio, simplemente se abandonaba o coleccionaba, pues destruirlos ocasionaba catástrofes de proporciones mayores.

En 1929, Mario Hago, científico de Hekvon, descubre que los orbes poseen una cantidad enorme de energía y que, posiblemente, podría ser utilizada de alguna manera si se aprende a controlar. Seis años más tarde, el científico muere en un accidente tras experimentar con un orbe nox.

En 1954, la unión de científicos de Nwarvus decide continuar con los experimentos del físico Mario Hago, hasta que, en 1968 consiguen medir por primera vez la energía del orbe, equivalente a billones de terajoules, suficientes para alumbrar una urbe entera por quince días. Dicho descubrimiento alentó a todas las naciones explorar los misterios del orbe.

1979 es la fecha donde, por primera vez, la energía del orbe es sustraída sin generar problemas, y con ello, se alumbró el país entero de Miranwa por casi todo un día. Esto dejó asombrados a los lideres del mundo, y la recolección de orbes, como su valor, empezó a subir de una manera drástica y ridícula.

Pronto, todos los países aprenderían a utilizar adecuadamente los orbes, y con ello, no sólo las personas con habilidades especiales eran rápidamente reclutadas para cazarlos, sino que todo giraba ya en torno a los objetos con energía que provenían de las pesadillescas criaturas, las cuales parecían nunca acabar.

Esto, lejos de ayudar, destrozó el balance económico de todo, creando muchísimos sectores de pobreza extrema, esclavitud por parte de aquellos que estaban muy cerca de la cima de la sociedad y creación constante de personas que eran enviadas a cazar noxakos, los cuales, lejos de ser criaturas débiles, son seres con mucha destreza que, tarde o temprano, terminan matando a los cazadores más diestros.

Hoy en día, año 2015, las personas ya se han acostumbrado a la cruda realidad. Si no posees poderes especiales, o alguien cercano como tu hijo o hermano no los tiene, posiblemente será tu fin. Te expulsarán a la larga de la ciudad al exterior de los grandes muros, donde los noxakos te asesinarán sin duda alguna.

En cuando a los cazadores, no todos obtienen dieciséis orbes y dejan el puesto, lo cual te garantiza una buena vida hasta los 70-75 años. Hay otros con ambiciones más especiales de las imaginables.

En Mayenwa, cerca de la capital, una cazadora de cabello rosado, botas, guantes y falda del mismo color, con medias blancas y blusa roja caminaba tranquilamente por las calles del barrio medio, llevando audífonos en sus oídos. Aquella bailaba apasionadamente mientras andaba, aparentemente coreografiando la canción que estaba escuchando, la cual parecía algún tipo de hip-hop en una lengua extranjera.

Los movimientos de la chica, así como su concentración, llamaban mucho la atención de los transeúntes, al mismo tiempo que los incomodaba un poco, pues no era una danza especialmente bella o estética a la vista, era más que nada brusca, aunque bien ejecutada y con movimientos sincronizados a la perfección a pesar de ella no ver el suelo y hacer saltos o piruetas que podrían verse comprometidas al andar.

—¡Ey! Horacio, mira a esa perra de allá —dijo un sujeto que estaba fumando junto a dos de sus compañeros, todos corpulentos y de estatura alta.

—¿Qué putas le pasa? ¿No tiene los brazos muy musculosos para ser una mujer? —contestó Horacio, mismo que observaba de pies a cabeza a la chica.

—Debe ser una lencha, con muy buenas piernas —concluyó el último de los sujetos, no dejando de ver cómo la chica continuaba avanzando al bailar cada vez de manera más extraña.

—¡Ey! ¡Tortillera! ¡Deja de bailar! ¡Me irritas! —gritó Horacio, ignorado por la mujer, misma que aparentemente no lo escuchaba.

—Tiene audífonos. Creo que le subió todo el volumen.

—¿Bromeas, Gustavo? ¡Hasta acá escucho la música basura que está reproduciéndose! ¡Es perra no tiene respeto! ¿Crees que deberíamos hacer algo al respecto, Horacio?

—Sí, enseñémosle a respetar nuestro barrio —dicho esto, los tres sujetos se acercaron a la chica, cosa que hizo que todos los transeúntes se alejaran, pues ellos ya tenían fama de ser personas problemáticas.

A su vez, la cazadora continuaba su baile sin molestar a nadie intencionalmente, hasta que, de la nada, abrió los ojos y notó que los tres tipos estaban delante de ella, mismos que la observaban molestos. Por ello, la chica se quitó un auricular y continuó bailando sin parar.




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