Aún no era la época pero al recorrer el camino de regreso a su hogar, él podía imaginar los árboles florecidos ,casi como si las etéreas flores de cerezo le dieran la bienvenida.
A medida que avanzaba sentía que su corazón se aligeraba, el paisaje familiar lo llenaba de recuerdos y poco a poco, sin darse cuenta, iba acelerando el trote de su caballo.
Regresaba a su casa, y ansiaba ver la aldea, el castillo y mucho más aún a la gente que lo habitaba. Amaba las aventuras y recorrer tierras lejanas, pero sólo había un lugar en el mundo al que él pertenecía completamente y ahora podía sentir con intensidad la llamada de aquel lugar.
Cruzó el poblado cabalgando deprisa, atravesó las puertas exteriores del Castillo mientras los guardias lo saludaban y dio los últimos pasos con sus ojos verdes brillando de alegría.
Apenas atravesó el umbral , una menuda mujer rubia se lanzó sobre él para abrazarlo y llenarlo de besos
-¡Mamá! ...- protestó Blaze que a sus veintitrés años no aceptaba muy fácilmente tantas demostraciones de cariño. Aunque su protesta no era muy real porque amaba a su madre tanto como ella a él.
- ¡Oh cariño ! , es que te extrañé mucho – respondió Fair y enlazó por la cintura a su alto hijo.- Vamos cuéntame todo.
-Fair , dale un respiro, el muchacho acaba de volver – resonó la voz de Caleb Blackdalion mientras se acercaba a su esposa e hijo . Sin embargo, al llegar hasta ellos, envolvió a su hijo en un apretado abrazo .
Desde el día que habían sabido que Fair estaba embarazada , Caleb le había prometido que a su primer hijo y a todos los que llegaran después , jamás les faltaría amor, ni demostraciones de cariño que les hicieran saber cuan amados eran. Y así había sido. Cada día Fair trataba de compensar la falta de cariño de su infancia y juventud y Caleb Blackdalion , que seguía siendo serio e incluso un poco frío con los demás , era muy demostrativo con su familia.Ambos habían decidido que sus hijos siempre se sintieran queridos y así se sentían los cinco vástagos de la pareja.
Blaze sonrió a sus padres, había disfrutado su viaje pero estaba contento de volver a casa. La sed de aventura corría por su espíritu sin embargo si pasaba demasiado tiempo lejos, lamentaba no ver crecer a sus hermanos menores y temía que las travesuras de las gemelas terminaran mal si él no estaba presente para cuidarlas. Además de temer por lo que podían hacer los mellizos Likaios sin supervisión, aunque Lysander estaba bastante controlado desde su matrimonio con Alina.
-¿Los abuelos? – preguntó Blaze recordando a los pilares de la extensa la familia
-Bien, esperando tu regreso – contestó Caleb
-¿Y las gemelas?- Casi ni se animaba a hacer aquella pregunta.
-Rechazando pretendientes como siempre...y por suerte no han hecho nada más – contestó Fair con un gesto de cansancio – También tus tíos y primos están bien, antes de que preguntes. Y tus hermanos menores están en Levany de visita, vuelven mañana.
-Y los mellizos siguen vivos – aclaró Caleb haciendo referencia a los jóvenes Likaios. – y no han destruido nada en unos meses. Tal vez finalmente hayan madurado.
Blaze río, era bueno estar en casa.
-Muy bien si hay algo de comer, les contaré las novedades.- dijo a sus padres y en ese momento las dos únicas mujeres que superaban a Fair en demostraciones de cariño se lanzaron contra él agitando sus rizos oscuros.
Blaze había pasado cerca de un mes visitando a su prima Kristana en las lejanas tierras de Ildrake.
Lo había pasado muy bien allí ya que adoraba a Krista y al bebé y , aunque odiara reconocerlo , también le agradaba Sayen. De hecho lo consideraba un buen amigo , pero prefería seguir molestándolo , después de todo no era bueno que el Señor de Ildrake se relajara demasiado.
-¿Cómo están?- preguntó Elady ansiosa.
-Muy bien abuela, de hecho Kristana ha hecho milagros allí. Ya saben que usó las aguamarinas del botín de la búsqueda del tesoro para ayudar a mejorar la economía de Ildrake, bueno, todo marcha bien ahora. Además tío Connor ayudó con los cultivos y Sayen se ha esforzado mucho por sacar adelante a su gente. También él ha cambiado, creo que ese dragón ya no asusta a nadie...-dijo con una sonrisa.
En verdad el cambio que se había operado en Sayen era sorprendente, pero a Blaze no le extrañaba, después de todo Krista era capaz de hacer ese milagro y mucho más. No había lugar donde Kristana no pudiera llevar luz.
-¿Lo molestaste bastante?- preguntó Ari a su hermano.
-Sí, comí mucho hasta hacerlo temer por sus despensas, acaparé a Krista y al niño ..y lo incomodé todo lo que pude....Hice mi mejor esfuerzo hermanita y me inspiré en ustedes.-respondió guiñándole un ojo a Ariadne.
-¿Cuándo van a dejarlo en paz?- censuró Fair a su hijo
-Dentro de unos años...de hecho la semana próxima Sean va a ir a visitarlos.-contestó él divertido.
-¿Es que acaso se turnan para atormentarlo? – preguntó Kyrios.
-Sí- confesó él sonriendo. El día del casamiento de Kristana le habían prometido a Sayen que ellos lo atormentarían, y parecían decididos a cumplirlo.
-¿Y el bebé? – preguntó Bri , refiriéndose al hijo de un año y medio de la pareja
-Ha crecido mucho y es precioso. Sonríe todo el tiempo y tiene a su padre en sus manos, como si Krista no fuera suficiente para domesticarlo.
-Me gustaría verlo, ha de haber cambiado desde que lo vi – exclamó Fair y Blaze sonrió
-Tus deseos son órdenes madre – dijo y le alcanzó los dibujos que había hecho durante su estadía en Ildrake. El joven había heredado el talento de su padre para el dibujo, por lo que los bocetos eran hermosos reflejos de la alegría hogareña que vivían los jóvenes Señores de Ildrake y su pequeño hijo.
-¡Oh son hermosos!- exclamó Fair mientras pasaba los dibujos al resto de la familia.
-Tenía más, pero Sayen me los robó...- dijo con una mueca que dejaba en claro que él mismo se los había regalado.
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Editado: 30.08.2020