Ya hace más de dos semanas desde la última vez que nos reunimos en el cementerio. Lo único que conseguimos fue que Jonathan se enojara con nosotras y nos dejara de hablar. Pero es que este tipo se enfadaba por cualquier cosa.
Aun así, sin haber podido encontrar a la bestia hemos decidido seguir frecuentando el cementerio o de caminar por la isla, eso sí siempre y cuando no se dieran cuenta de nuestras salidas nocturnas, claro.
Una noche descubrimos las ruinas de lo que parecía ser un antiguo pueblo, se encontraba cerca del cementerio, y nos empezamos a cuestionar muchas cosas. Pero por encima de todo, empezamos a dudar sobre el Instituto y sus intenciones para con nosotros. Lo más extraño de todo aquello era, que mientras más tiempo pasáramos en esas ruinas, más conectadas nos sentíamos como si una fuente de energía invisible se formara a través de nosotras.
Por desgracia, uno de los profesores de defensa nos descubrió y nos advirtió que no siguiéramos asistiendo a aquel lugar, pero no nos dijo el motivo por el cual no podíamos ir, así que decidimos desobedecerlo.
— ¿Por qué creen que nos advirtió que no viniéramos aquí? —le pregunté a Elizabeth.
—No lo sé.
—Oye Stella ¿tú qué opinas? —Quise saber, pero ella se había puesto de pie—. ¿Qué ocurre? ¿Stella?
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Editado: 17.07.2022