TOMA DE CONCIENCIA
Ryder se soltó de u hermano cuando llegaron a la planta baja. Se volvió a él enfrentándose.
- ¿Qué jodidos pasa? - Demandó furioso -, ¿Por qué estas actuando conmigo de esta manera?
- ¿Qué le hiciste a Lena para que renunciara? - Demandó Panther a su vez también furioso -, ella esta destrozada. Nadie se comporta de esa manera sin que nada haya pasado Ryder.
- ¡No es de tu incumbencia! - levantó la voz -, esto es entre Lena y yo.
- No lo creó Ryder - la voz de Panther se calmó un poco y cruzó los brazos sobre su pecho -, las consecuencias de lo que hiciste pueden tener graves repercusiones. Creó que de alguna manera tú lo sabes.
- No... - se aclaró la garganta y pasó una mano por su cabello alborotándolo aún más -, yo... ¡Mierda Panther! ¡Sólo la besé! No fue algo que quisiera, simplemente paso y...
- ¿Por qué?
- ¿Por que? - miró a su hermano con una rubia ceja levantada con ironía -, ¡No lo sé! Quizá me quedé con ganas desde el día en que nos interrumpiste, soy un hombre que se guía por sus instintos. Sólo reaccioné a una necesidad, ella no protestó.... .
- ¡Eres un cabrón! - Los brazos de Panther se fueron a cada lado de su cuerpo cerrando las manos en puños ante las ganas de golpear por primera vez a su hermano -, de verdad eres...
Panther salió del edificio llevando la moto con él.¡Maldición! Nunca había imaginado que su hermano se comportara así. A pesar de que sabia como era Ryder no lo habría creído capaz de tratar a una mujer de esa manera, mucho menos a alguien como Lena Kuztnikova. Había sido su secretaria por dos años, ¡Maldita sea, la mujer ni siquiera había llegado a salir con el resto de los empleados a tomar una cerveza! Mucho menos solía socializar con los demás. Había sido un ejemplo de empleada, llegaba a tiempo y desde que ella trabajaba en Dirección las cosas iban mucho mejor que cuando su padre y su ya jubilada secretaria trabajaban en esa misma oficina.
A él siempre le había parecido algo extraño que Lena trabajara a la manera antigua, usaba aún los viejos archiveros. Siempre tenia la manera de tener todo en orden. Ryder era un hombre muy afortunado en tenerla, pero después de aquella noche de la función para recolectar fondos de la fundación su hermano había cambiado su actitud para con ella.
¡Demonios! Inclinó la cabeza, habría que encontrar la manera de hacerlo centrarse en la realidad de sus actos. Había lastimado a una mujer que no merecía la mierda que Ryder dejaba caer en ella. Si, su hermano la había cagado y de una manera gigante. ¡Era un maldito hijo de perra!
- Tenemos que hablar - dijo Panther subiendo a la moto -, lo haremos en tu casa.
Se colocó el casco y encendió el motor de la brillante moto negra.
Movió el manubrio acelerando mientras sostenía el freno, vio a Ryder ir hasta la camioneta caminando con la arrogancia típica de un hombre orgulloso y cabezota. Frunció el ceño y esperó hasta que lo vio subir y dar marcha hacia el norte. Panther lo siguió. Estaba tenso, sabia que no iba a ser nada fácil hablar con él, no, si seguía con la misma actitud.
Tenia una muy leve esperanza. Su visita a el departamento de Lena le decía que no estaba ahí sólo para ufanarse de lo que hizo en la oficina para que su muy eficiente secretaria renunciara.
*
Lena posó la palma de su mano sobre la superficie de madera de la puerta cerrada de su habitación. Había escuchado todo. No estaba muy contenta por lo que había hecho Tatiana, ventilar su pasado ante dos casi desconocidos no era algo que ella aprobara; sin embargo, mientras estaba escuchando pudo notar lo patética que fue su vida por todo ese tiempo. Incluso ahora. Siempre dejó que los demás manejaran su vida, primero su padre, después su representante Hugo Bernard, cuando la encerró en ese "retiro", de donde apenas logró recomponerse. Empero, ¿Quién no lo hubiera hecho después de verla quebrada? ¿Después de qué ella misma se encerrara en el piso de su padre sin salir por semanas? Negándose a hacerlo completamente histérica, mirando al mundo de una nueva manera, de una forma que no le gustaba.
Ya no tenía a su padre para que la empujara hasta más allá de sus fuerzas. Tenia apenas veinte años y se sintió una niña desamparada, una niña que su propia madre había repudiado para irse lejos con su amante; y ahora su padre ya no estaba. El mundo cayó derrumbándose como piezas de domino, capa por capa y ella estaba desnuda frente al mundo.
No quería que nadie la viera. No quería que notaran lo vulnerable que era ante los demás, su padre había sido un pilar de donde sostenerse, fue todo lo que le quedaba y se había ido.
Recargó la frente en la fresca madera. Cerró los ojos moviendo la cabeza, ¡Dios, tenia que dejar al pasado en su lugar! Estaba demasiado cansada, a veces sentía que su vida estaba tan vacía, tan árida. No había nada en ella que despertara el interés por verla de manera diferente, no hasta esa tarde.
Lamió sus labios llenándose de los recuerdos de ese beso. El tacto de sus labios en los suyos, el temblor y los escalofríos que sintió al verse atrapada en sensaciones que jamás había experimentado. La primera vez que un hombre la besaba y no de la forma en que imaginó seria su primer beso, no suave, ni delicado, no había sido intenso, pasional, perverso.
Tocó su boca con los dedos, cerró los ojos llegando a ella el momento en que los ojos diferentes de Ryder King brillaron acentuando sus colores, brillando peligrosos mientras se inclinaba acercándose a ella hasta atraparla. Lena sabía que fue por consecuencia de toda aquella semana tan pesada, quizá o simplemente su jefe buscaba de alguna manera de castigarla por no decirle quien era en realidad.
Empero el beso fue demasiado para su recién equilibrada cordura. Una pizca del miedo que todavía latía en su interior salió llevándola a irse. Era lo mejor, tal vez era lo que estaba necesitando. No necesitaba el dinero de su sueldo, tenia suficiente para vivir sin trabajar el resto de su vida; ese trabajo era su terapia ocupacional como lo fue en su momento ir a la universidad y relacionarse con gente de su edad, aunque no pudo hacerlo, más bien fue la misma chica solitaria mirando el mundo como espectadora en lugar de unirse a él.