Saga King's

CAPITULO 22

SUEÑOS IMPOSIBLES...

La música salia de los parlantes, el solo de guitarra inundó el lugar, algunos gritos desde el público lo motivaron para continuar; Dallas movió la cabeza al ritmo mientras sus manos volaban por las cuerdas y se hundía en las notas hasta que se dejó llevar hasta que el climax de la canción humedeció su cuerpo bañándolo de sudor. El estallido de aplausos llenó el lugar entre silbidos y gritos de entusiasmo.

Miró hacia el público deslumbrándose por los reflectores, los rostros estaban borrosos a su vista y el sudor picaba sus ojos. El concierto había sido un éxito, esperaba que cuando terminara el pequeño concierto pudiera al fin darle un giro a su vida.

Pasó una mano por su cabello rubio y sonrió levantando ambas manos hacia el público agradeciendo su entusiasmo antes de salir del pequeño escenario en el club. Sabía muy bien que eso era el paso que tenia que dar para lograr su propósito. No quería que nadie de su familia hiciera nada por él, todo lo que deseaba tenia que hacerlo él mismo. Esa noche estaba más que emocionado, ya que terminando el pequeño descanso tenía una sorpresa, pero antes quería verificar que todo estuviera listo.

Dallas asintió a sus compañeros del grupo y apoyando las manos sobre sus hombros y sonriendo emocionado cuando algunos de ellos le hacían notar lo lleno que estaba el lugar y la manera en que el público había reaccionado al último éxito que inundaba las redes sociales.

- Te estas volviendo todo un maestro de la guitarra - dijo una voz profunda tras él.

Dallas se volvió demasiado rápido, las manos grandes lo sostuvieron cuando estuvo a punto de caer. Miró los ojos azules de su hermano y le sonrió alegre, con un dejo de esperanza. Algo allá arriba le había dado la sensación de que todo iba tal y como el plan que había trazado.

Panther le mostró sus dientes blancos y lo sostuvo de ambos hombros.

- ¿Todo fue bien?

- Si - asintió buscando tranquilizarlo -, apenas nos perdimos la primera canción. Hemos estado cerca de la barra la mayor parte del tiempo.

- Perfecto - su sonrisa se hizo más amplia y acomodó su camisa a cuadros rojos con negro y blanco -, ¿Te has encargado de lo demás?

- Si, Luis me aseguró que apenas le des la señal lo hará.

- Bien, voy a prepararme - se apartó de su hermano mucho más tranquilo -. Quiero que esto sea un éxito.

- Lo será eres muy bueno en lo que haces.

- Gracias hermano - lo abrazó con fuerza antes de casi correr hasta el pequeño cuarto que usaban como camerino los chicos y él.

*

- ¿Estas bien?

Lena miró a su amiga algo mareada por las luces de color que brillaban ante sus ojos. Intentó mirar el bello rostro de su amiga y asintió con una sonrisa que buscaba tranquilizarla.

- Hay demasiada gente, pero creo que puedo con esto.

- Por favor amiga - Tatiana la miró a los ojos con preocupación -, si te sientes mal dímelo, no quiero que sólo por haberme complacido al venir hasta acá no digas nada si estas incómoda.

- No -, negó con la cabeza enseguida - esto es nuevo para mí, quiero empezar a descubrir más cosas. Ya no quiero volver a encerrarme más, necesitó entender que mi vida no es estar encerrada en mi departamento o en el trabajo, claro, cuando lo tenia.

- Puedes volver a tenerlo si quieres.

La voz varonil las interrumpió. Tatiana de inmediato se puso a la defensiva colocando su cuerpo delante de Lena.

- ¿Qué demonios quiere?

Ryder movió el vaso de vodka en un gesto de indiferencia ante la acción de la hermosa rubia. Sonrió de lado y sus ojos azul y violeta se posaron sobre su antigua empleada.

- Lo mismo que todos los que estamos aquí - respondió apartando su mirada levantando una rubia ceja hacia Tatiana -, disfrutar de un extraordinario espectáculo. Dallas y su grupo son las estrellas de la noche, estoy aquí para recordarme porque estoy tan orgulloso de mi pequeño hermano.

- Bueno, entonces porque no circula por ahí y disfruta del espectáculo en otra parte del bar - replicó la rubia mirándolo con esos ojos de gata salvaje.

- La barra está aquí - señaló tras ellas con una leve arrogancia -, seria un poco raro tener que gritar para pedir una bebida.

Tatiana no dijo nada pero se mantuvo en su lugar sin dejar de proteger a su amiga. ¡Maldito demonio King! ¿Qué tenia que hacer para mantener alejado a ese hombre de su amiga?

- Ya tiene su bebida porque no va a...

- Por favor Tatiana, no tienes que hacer esto - replicó Lena tras ella sintiéndose un poco molesta - el señor King...

- Ryder - la interrumpió ignorando a la rubia guardiana -, mi nombre es Ryder, el señor King es mi padre.

- No quiero una escena aquí Tatiana - ignoró al atractivo rubio -. Me has invitado para pasar un buen rato.

- ¿Estas pasando un buen rato Lena?

Lena levantó la barbilla sintiéndose acalorada ante su mirada.

- Por supuesto - asintió dejando que un leve acento se escapara en su respuesta.

- Mi hermano es estupendo - le dio un trago a su bebida acomodándose junto a ella -. Ser una figura de la música en ascenso es definitivamente el futuro de él. Nunca he conocido a un chico como él que haya peleado de esa manera por lo que desde siempre ha querido.

- Lo comprendo - Lena bajó la mirada sintiéndose de pronto muy tímida ante él -, sé lo que es trabajar para lograr ser siempre mejor.

- ¿Fue duro? - Preguntó Ryder de pronto.

Tanto Tatiana y ella se pusieron tensas, parecía que la pregunta no había sido la mejor. Volvió a notar que la rubia se ponía a la defensiva y a Lena un poco más nerviosa y alerta.

- La...

- Esto no va a resultar - interrumpió Tatiana tomando a su amiga del brazo -. Será mejor que nos vayamos ahora.

Casi la arrastró entre la gente apartándola del gigante rubio. Lena la siguió casi tropezándose, ¿Qué estaba pasando con Tatiana? Sabia muy bien que por mucho tiempo se escudó detrás de su amiga, pero en ese tiempo estaba muy mal, el mundo por el que había trabajado toda su corta vida se estaba cayendo como un castillo de naipes y el único hombre que en ese momento podía evitarlo había muerto mientras la miraba bailar en aquel teatro repleto. Miró el mar de gente a su alrededor, algunos charlaban, reían, coqueteaban despreocupados por el mañana, incluso por el instante; en ese momento fue consciente de cuanto había perdido por sus inseguridades, por haberse metido en sí misma levantando una muralla que impedía a los demás entrar y conocerla. Fue deteniendo sus pasos, suspiró y tomó fuerzas parando a su arrebatada amiga.




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