Saga King's

CAPITULO 36

SOBRE LAS SORPRESAS

 

Lena permaneció sin poder moverse mientras miraba con sorpresa a Ryder King frente a ella. Sus ojos violeta y azul no mostraban haberla reconocido y aquello le causó extrañeza, quizá porque su cambio no había sido muy drástico. Un poco de color en su cabello rejuveneciendo lo que había perdido de niña, subió también un poco de peso y el nuevo vestuario que era más moderno, aunque no tan moderno como las nuevas prendas de Tatiana.

- Vaya! - rió algo abochornado -, ¿Estoy siendo inoportuno? ¿Esperas a alguien?

Sus ojos parpadearon dejando los más livianos lentes de lectura en la mesa hasta que sus manos libres de el objeto buscaron la servilleta de algodón para estrujarla entre sus húmedas palmas.

- N-no...

- ¡Es un alivio! - se acomodó en la silla desplegando su viejo encanto -, estaba preocupado de estar metiéndome en propiedad de otro hombre.

Ella tomó su libro y lo sostuvo con fuerza en la orilla de la mesa mirándolo con precaución.

- ¿Estas asustada? - Inquirió al notar su gesto -, soy completamente indefenso, no quiero parecer un acosador. Fue un impulso, no es común encontrar a una mujer como tú sola, la mayoría de mujeres que lucen tan atractivas como tú siempre están con alguien. ¿Lo estas?

- ¿Perdón?

- ¿Estas con alguien?

- No...es de su incumbencia - respondió Lena soltando la servilleta de algodón -. Yo...tengo que...

- No, por favor, no te vayas - sostuvo su brazo cubierto por la manga de su chaqueta.

- Lo siento - musitó buscando apurada su cartera después de un rato apartando sus hermosos ojos oliva de él.

Ryder de inmediato bajó su mano sobre la de ella deteniéndola. Ella lo miró con una expresión algo severa. Él frunció el ceño bajando un poco su sonrisa de hombre conquistador recorrió nuevamente su rostro pálido, Lena estaba segura de que ahora si estaba centrando su atención en ella. De una manera brusca la soltó dejando salir un áspero suspiro.

- Lena Kuztnikova ...

- Señor King - inclinó la cabeza a modo de saludo.

Mantuvo una expresión tranquila evitando que notara lo impactada que se encontraba acerca de todo lo que estaba pasando. Nunca había imaginado que Ryder King se acercaría coqueteando con ella. Si hubiera sido en otras circunstancias...

- Estas diferente - reprochó como si la culpara por su confusión, entrecerrando sus impresionables ojos -. Nunca hubiera imaginado que un cambio de ropa y algo de color en tu cabello hicieran una diferencia.

- ¿Disculpe?

Lo miró interrogante sintiéndose tensa ante su escudriño y nerviosa además de molesta por la actitud de su ex jefe tomó con fuerza su cartera y libro dispuesta a levantarse y alejarse de ese hombre antes de que fuera blanco de su arrogancia.

Ryder sostuvo su muñeca impidiéndole marcharse.

- Definitivamente estas diferente, incluso hasta la manera en que te expresas - asintió con la cabeza con lentitud -. Te ha caído muy bien dejar de trabajar para mí.

Lena humedeció sus labios buscando mantener la misma actitud indiferente que tenia cuando trabajaba para él. Levantó la mirada hacia él sabiendo que se encontraría con esos ojos extraordinarios mirándola con burla y suficiencia. En lugar de eso él mantenía su mirada en sus labios algo húmedos con una expresión indescifrable.

- ¿Podría soltarme? - se soltó de la mano que él aún mantenía prisionera -, debo irme...

- Es muy pronto - replicó Ryder volviendo a atrapar su mano que temblaba un poco -. Todavía no nos ponemos al corriente en lo que hemos hecho en este tiempo de no vernos.

- No creo que sea necesario hacerlo - musitó manteniendo sus nervios calmados -, nosotros nunca hemos tenido una relación más allá de que yo fui su asistente y usted mi jefe...

- ¡Ah! - sonrió con algo de ironía -, sin embargo creo que dimos dos grandes pasos cuando permitiste que te... besara.

- ¡No...! Yo nunca permití que usted me besara - al terminar la frase fue bajando la voz calmándose de la sorpresa inicial por su osadía de hablar sobre las dos veces que él se atrevió a besarla en contra de su voluntad -. Yo...no...

Sus ojos la miraron con intensidad. El azul y el violeta brillaron como si fueran dos piedras preciosas y rápidamente sus mejillas pálidas se sonrojaron bajando la mirada hasta la mano masculina que se fue moviendo por su pálida mano suave y cálida. Recorrió sus dedos largos y delgados y tocó con la llena de su pulgar una uña pintada de un color neutro; dibujó la forma de esta notando el largo y la forma femenina perfecta de lo que esperaría cualquier hombre de una mujer. O al menos él. Odiaba las uñas largas como garras que cada vez que las sentía cerca le daba la sensación de ser atacado por una arpía.

- Eso querida no tiene importancia - le dijo con suavidad inclinándose un poco más hacia ella -. Lo que importa es que al final correspondiste a mis besos. Me dejaste que pensara que te había gustado que te besara, así que cuando te busque ta habías ido.

Lena se apartó lo más que le permitió la silla. Negó con la cabeza dejando que algunos mechones rubios se movieran con ella.

- No tengo porque darle explicaciones - intentó zafar su mano sosteniendo su libro y su cartera con la mano libre -, he dejado de trabajar para usted.

Ryder sonrió bajando por unos segundos sus ojos hasta su mano sosteniendo con firmeza la pequeña y pálida que buscaba la forma de liberarse.

- Fueron dos años Lena - bajó su voz hasta casi un susurro -. Podemos al menos charlar de lo que nos ha pasado en este tiempo que no nos hemos visto, como dos conocidos que trabajaron juntos y que compartieron un par de besos por accidente...

- Nada de lo que usted hace es un accidente - le dijo cortante evitando su mirada e insistiendo en recuperar su mano que no dejaba de sentir esas pequeñas corrientes eléctricas que subían por sus nervios hasta su pecho -. Así, que por favor déjeme ir. No tenemos nada que decir usted y yo.




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