Salva a la villana

Capítulo 23: ¡¡Sofía se va al imperio de la luna naciente!!

Capítulo 23: ¡¡Sofía se va al imperio de la Luna Naciente!!

Layla vio la mirada soñadora de Kijiro y sintió celos; según sus habilidades de futura esposa la estaba engañando y rápidamente habló: —Kijiro, piensas en más damas en la presencia de esta señorita, voy a castigarte —dijo con arrogancia y algo enojada al pensar que estaba siendo engañada.

Kijiro salió de sus pensamientos y escuchó claramente las extrañas acusaciones de Layla y sintió que se le enfriaba la espalda al saber que Layla actuaba muy arrogante. Ya no es la dulce niña tímida que se sonroja al verlo. Él, un tipo reencarnado, no perdió tiempo y preguntó —¿Crees que somos pareja? ¿Perdiste la memoria? —. Layla, al escuchar estas dos preguntas, contestó como lo más normal del mundo: —Claro que somos pareja, entonces porque más me bañas y hasta me ayudas al baño No perdí la memoria, al contrario, recuerdo muchas cosas más —dijo con arrogancia y superioridad, mirando directamente los ojos negros del niño pequeño confundido de todas estas cosas extrañas.

*Recuerda que hace unos momentos esta niña arrogante estaba actuando muy extraña y llena de tristeza, no digas sobre la Layla del futuro, pero ahora actuaba con un aire arrogante y lleno de superioridad con esa aura de una noble que lo es. Claro, ella comenzó a actuar como en la novela.

Salió de sus pensamientos problemáticos porque la vista fue bloqueada por un par de ojos hermosos como dos estrellas y al enfocarse observó qué es la carita tierna de Layla…

Layla Nessro se sintió tímida al estar muy cerca del rostro de Kijiro y habló: —Oye, sabes, gracias por estar cuidándome… Kijiro, tengo recuerdos extraños y solamente sé que te amo. —Dijo muy feliz con una sonrisa de dientes amable.

Kijiro caminó unos pasos atrás para dejar distancia entre la cara extasiada de Layla y habló. —Layla, también te amo y hoy tengo que salir aún mandado —dijo con la mirada calmada.

Layla escuchó esto y rápidamente preguntó: —¿Qué mandado? —dijo con sospecha al ver la cara calmada del niño reencarnado; ella al estar tanto tiempo con Kijiro sabía los significados de las diferentes expresiones y este rostro calmado significaba que oculta algo muy importante.

Kijiro sudó frío al escuchar la sospecha en la voz de Layla y pensó que estos niños son muy feroces como unos adultos pequeños; además, esos recuerdos extraños que tiene Layla son, de hecho, los recuerdos futuros de la adulta Layla.

Sin perder demasiado el tiempo, respondió: —Te lo voy a decir sinceramente, sabes, soy amigo de Sofía y ella hoy se va al imperio de la luna naciente para inscribirse en la academia imperial de la luz, entonces no creo que la vuelva a ver dentro de poco y quiero hablar con ella. —Dijo simplemente revelando toda la información y no quería ocultar algo como esto que está muy seguro que Layla sabrá tarde o temprano. Es mucho mejor decirle ahora mismo y no tener problemas futuros con una mini-adulta enojada.

Layla escuchó con calma y tardó unos segundos en responder: —Kijiro, ve entonces, no vayas a tardar mucho. Hoy voy a reclamar mi parte de la herencia de mi difunto padre para correr de mi casa a la fea verruga de una madrastra —dijo con repulsión al mencionar a la madrastra y Kijiro se sobresaltó al escuchar estas palabras llenas de seriedad y también no se perdió lo de "Mi casa". Algo extraño le sucedió a Layla, pero parece que fue para bien y no algo malo. Sin perder más tiempo asintió tontamente para salir del cuarto de la niña…

Antes de salir escucho la pequeña voz de la niña diciéndole: —Kijiro, no vayas a besar a Sofía o te voy a cortar. Puedes irte —dijo al ver la espalda rígida de un Kijiro.

Kijiro no perdió tiempo y salió con paso veloz de esa señorita hermosa, pero peligrosa, y después de unos minutos logró llegar a la casa de Sofía donde observó que se encontraban las dos mujeres afuera de la casa y ambas cargando una caja de cartón que contiene las cosas que van a llevar al imperio.

Sofía vestía un hermoso vestido azul cristalino con unos tacones rojos; tenía un anillo mágico puesto que fue un regalo de Kijiro; además, se sintió muy atraído por esta extraña belleza de una dama y se quedó observandola muy detenidamente que al tener un cabello largo y lacio color lavanda parecía una hermosa hada salida de algún cuento y no digas esas hermosas fracciones con los hermosos ojos llenos de amabilidad. —Uff, Dios mío, gracias por reencarnarme aquí, gracias, señor —pensamientos de un reencarnado.

Sofía vio la expresión congelada y tonta de Kijiro que tenía la boca abierta con los ojos desorbitados viéndola y ella se sonrojó por la sorpresa. Ella nunca fue una para atraer miradas y siempre fue vista como una mujer muy fea, pero desde que conoció a este hermoso niño que la salvó, su héroe cambió para bien. En este momento está por marcharse a cumplir su más hanelado sueño que no podía cumplir por ser pobre y enferma, pero ahora se está por hacer realidad. Sofía tenía la cara roja como un jitomate maduro, pero también veía con un poco de intensidad la mirada de Kijiro.

Maya, al observar a los dos pajaritos enamorados viéndose tontamente con la cara sonrojada, se cansó de esto y habló con voz pícara: —El amor joven, hace años que recuerdo a mi difunto marido. Si sigues así, es muy seguro que tendré nietos muy pronto —dijo con una voz alta.

Los dos niños sonrojados al escuchar estas palabras dichas de Maya se sobresaltaron y salieron de su estupor.

Kijiro fue el primero en recuperarse y habló. —Sofía, estás hermosa como la luna y brillas como las estrellas, tus hermosos ojos me cautivan —dijo con calma y vio las piernas de la niña temblando con algo de fuerza y la carita muy roja y los ojos abiertos.

Sofía habló —Y yo —yo —No digas mentiras, gracias —dijo con una sonrisa sincera y avergonzada.

Maya, al ver esto, habló de repente: —¡Vuelvo enseguida! ¡Voy y vuelvo! —exclamó y se marchó a la vuelta de la casa con una cara pícara.




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