Capítulo 32: ¡La villana Layla Nessro!
Kijiro no perdió mucho tiempo y velozmente salió atrás de la niña que se marchaba a toda velocidad al baño de mujeres.
Layla Nessro tenía la mente confusa y la vista nublada por la ira al saber que esa tipa tiene el corazón de Kijiro.
Vio la entrada al baño de mujeres y entró sin decir nada al niño que la sigue atrás.
Kijiro se detuvo en la puerta del baño de mujeres y gritó —¡Layla! ¿Layla, está todo bien? —dijo angustiado por la repentina rabieta de la niña.
Layla se sentó en la tasa del baño y lloró mucho, liberó todas las emociones que tenía en su interior y no sabía cómo obtener el amor de su amado Kijiro.
Escuchó la voz de dicho niño y se enojó aún más, llorando en silencio con fuerza y los labios temblando por la ira que siente.
Kijiro se esperó unos momentos y no escuchó sonidos de respuesta; esta situación le preocupó bastante y se imaginó que tal vez se había encontrado con alguna heroína de la novela y esta comenzó a intimidarla. Sin perder tiempo entró al baño de mujeres con la cara seria y preocupada por la seguridad de su señorita.
Layla escuchó silencio y se imaginó que tal vez el niño se fue, pero nunca había imaginado que la voz del niño estuviera afuera del baño, llamándole "Layla, voy a entrar". Decía la voz emocionada de Kijiro.
Layla Nessro se sonrojó de la vergüenza y exclamó en respuesta: —¡Espera! ¡Estoy bien! —dijo con urgencia en la voz y no quería que Kijiro la viera llorando en este momento de debilidad.
Kijiro escuchó la voz temblorosa de Layla y la preocupación fue aún más y exclamó: —¡Porque lloras! ¡Layla, entraré! —dijo asustado y pensando en que talvez está siendo amenazada.
Layla gritó: "¡Estoy en el baño!" dijo avergonzada.
Kijiro escuchó la voz de la niña y respondió: "Está bien. ¿Por qué no escucho sonidos?", preguntó con cuidado y esperando la respuesta de Layla, pero no espero el fuerte grito de la niña: "¡¿Qué quieres escuchar? ¡Eres un pervertido! ¡Pervertido degenerado!" gritaba llorando de lágrimas de vergüenza por la respuesta del niño socialmente torpe.
Kijiro salió del baño corriendo al escuchar los gritos de la niña y se imaginó que tal vez lloraba por falta de fibra en la comida y sudó frío.
Al salir corriendo sin prestar atención por donde se dirige, golpeó repentinamente con una silueta alta y hermosa. Ambos cayeron al suelo con un fuerte golpe y la otra parte esparció todos los libros que tenía en sus manos.
Kijiro se recuperó rápido y se agachó para ofrecerle la mano a la niña en el suelo que no aceptó la mano del niño más pequeño con una vergüenza y miedo evidente. Kijiro sintió que la niña tenía mucha falta de confianza o miedo a las personas desconocidas y habló con voz suave: —Señorita, me disculpo por mi repentina aparición y golpearla. No fue mi intención hacerlo; acepte mi mano para ayudarla —hablo con suavidad y calidez.
La niña que aún se encontraba en el suelo y la cabeza gacha temblando se relajó bastante al no escuchar malicia en la voz del niño que la tiró por accidente y aceptó con gusto la mano extendida.
Al levantarla Kijiro se quedó con la boca abierta y habló sin pensar: —¡Eres absolutamente hermosa! ¡Un ángel! —exclamó repentinamente, sorprendiendo a la niña que levantó la cabeza y vio al niño que la elogia; entonces Kijiro vio la carita sonrojada de la niña que utiliza lentes de montura y volvió a exclamar "¡Sofía!", decía con la voz sorprendida al ver a la niña que le gusta.
La mencionada Sofía se enfocó en el niño que le llamó por su nombre y al reconocerlo se abalanzó sobre los pequeños brazos del niño que la sostuvo y abrazó.
Sofía habló: "Kijiro, Kijiro, te extrañaba mucho. Desde que llegue me intimidan esos nobles y quieren sobrepasarse; los maestros me ignoran siempre y nunca puedo defenderme", decía llorando y con la voz muy emocionada al liberarse.
Kijiro escuchó las revelaciones de Sofía y sintió un fuerte nudo en su corazón al saber lo que sufrió esta niña que ama. La apretó un poco más fuerte en sus brazos.
Sofía después de unos momentos se relajó y vio la cara del niño, que regresó igualmente la mirada y ambos se sonrieron con evidente calidez y amor.
La niña tosió un poco: "Tos, tos". Parece que volvimos a vernos; esto es el destino y me alegro mucho de volver a verte", dijo con calidez y dulzura en la voz suave por naturaleza. Kijiro sintió una calidez proveniente de su pecho y sonrió con dulzura; entonces recordó que hay libros en el suelo y rápidamente se adelantó para levantarlos del suelo.
Al estar levantando los libros preguntó: —¿Qué son estos libros? —dijo con voz curiosa por estos libros extraños.
Sofía escuchó la pregunta del niño y dejó de levantar los libros para responder: —Estos libros son mis tareas de cada maestro, en realidad la más importante es la que se encuentra en esa parte (señaló un libro grueso algo lejos). Ese libro es de mi clase de combate y debo de entregarlo para que me evalúen —dijo con preocupación.
Kijiro se levantó y le entregó los libros que levantó y vio que únicamente faltaba ese libro importante; caminando rápido estaba por levantarlo, pero el libro fue pisoteado y pateado. Lastimosamente, varias páginas salieron volando con diferentes raspaduras y hechas basuras al aire.
Sofía gritó —¡No! ¡Noooo! ¡Mi trabajo! —decía con voz llena de miedo y horror al ver destruido en unos instantes lo que con mucho trabajo y esfuerzo hizo.
Kijiro levantó la vista y sintió coraje por la persona que había hecho esto, pero al hacerlo vio un rostro familiar sonriente y la sonrisa arrogante.
Kijiro exclamó —¡Layla! ¡¿Por qué hiciste esto?! —gritó enojado al ver la sonrisa arrogante de la niña que protegía.
Layla aún con la sonrisa arrogante habló: —Basura, solamente basura en el suelo de una mera plebeya humilde. Soy la noble señorita Nessro —dijo con aires de superioridad y arrogancia, mirando con una mirada de odio a la destruida Sofía.
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Editado: 04.09.2024