Sálvame y te salvaré

2. Los tres primeros días

Día 1

-Te parecerá loco-su voz, calmada y serena, sonó después de tres golpes en la puerta y eso puso alerta a Grace. Aunque la chica estaba en la sala de estar, seguía escuchándolo perfectamente. Él sin saber muy bien por dónde empezar, siguió hablando-, pero no he dejado de pensar en ti desde ayer. Siento haberte visto... desnuda. Esa no era mi intención.

Aiden, que así se llamaba el chico, intento excusarse como pudo. La verdad es que lo último que él esperaba ver la mañana de ayer era a una chica desnuda y muy muy desnutrida, pero eso no pensaba decirlo en voz alta. 

Silencio fue lo que el chico oyó de parte de ella. El corazón de Grace iba a mil por hora y su piel se había puesto de gallina, no tenía frío, estaba considerablemente nerviosa. 

Él no quiso parar ahí y siguió hablando justo después de desabrocharse un poco la chaqueta. Estaban en pleno invierno pero aun así el tenía bastante calor en ese momento. 

-No sé si me escuchas pero creo que debo ayudarte. Yo..., yo te vi... 

Más silencio de parte de la adolescente. Ella podía entender su conmoción, no todos los días ves un cuerpo así. Grace arrastró sus pies hasta la puerta y se sentó al suelo, apoyándose en ella. Quería seguir escuchando su voz, era algo que empezó a apreciar desde ese día. 

Por su parte, Aiden también se sentó pero no supo qué decir o qué hacer. Él no era nadie para obligarla a hablar, pero estaba seguro de que no pensaba dejarla ahí tirada, le ayudaría en todo lo que pudiese. 

24 horas antes

Aiden salió corriendo de su casa como cada mañana. Tuvo la leve sospecha de que la lentitud la había adquirido de su madre ya que la mujer estaba corriendo por toda la casa, con el chaquetón puesto y con la mochila a cuestas mientras buscaba las llaves del coche. Él negó entre risas y cerró la puerta. Después de colocar bien su mochila sobre el hombro izquierdo empezó a caminar hacia la derecha, en busca de Alexandra. Pero no fue cinco minutos después cuando recordó que ella no iría al instituto esa mañana y, después de maldecirse interna y externamente, dio media vuelta para dirijirse a la escuela, la cual estaba en dirección contraria a la casa de Alex. 

Después de quince minutos de paso rápido, llego al colegio. Siete minutos tarde, por supuesto. Aunque eso ya no suponía ningún problema ni para él ni para los profesores ya que con la excusa del asma, aunque ya casi no tenía, llegaba tarde todos los días del curso. Hasta el primero. 

Entró sin hacer ruido, esa era la única condición por parte del profesorado, y se sentó en su silla. Las horas pasaban cada vez más lentas. ¿Quién en su sano juicio pondría dos horas seguidas de historia? Estaba claro que él no.

Cuando, por fin, la tercera hora acabo, como Alex decidió ponerse enferma y abandonarle, Aiden prefirió utilizar los cuarenta minutos de descanso para volver a su casa y comer, ya que se había dejado el dinero con las prisas, como cada mañana. 

Caminó por los pasillos tranquilo y le pareció raro no encontrarse a Michael, ese chico que llevaba unos días molestándolo, pero que era incapaz de encararse con él ya que era bastante débil y le faltaban ganas. Simplemente le parecía una pérdida de tiempo. Con esa pensamiento en mente y quince minutos después, llegó a su casa. Lo que no se esperaba era encontrarse a un chica desnuda y medio desnutrida, quizás desnutrida total, al otro lado de la ventana de la casa que estaba situada a la izquierda de la suya. Aiden giró rápidamente su cuerpo, dándole la espalda a ella, principalmente para que la chica no piense que él era un mirón medio pervertido, quizas pervertido total. Unos segundos después volvió a girarse hacia la ventana pero se encontró con la cortina corrida. Respiró hondo. 

¿Quién era esa chica y qué le había pasado? 

Día 2

Eran las dos del mediodía cuando el timbre volvió a sonar en casa de Grace. Ella estaba sentada al lado de la puerta de entrada y comía la manzana del día anterior. Su cuerpo se relajó y una sonrisa suave y débil decoró su cara al escuchar de nuevo esa voz. 

Aiden estaba más nervioso que ayer y no sabía exactamente por qué. Ni siquiera había planeado venir a esta hora pero al pasar por delante de la casa, después de salir del instituto, no puedo evitarlo y sus piernas le llevaron directamente a la puerta así como sus manos se encargaron de tocar el timbre. 

-No sé si es que no comes porque no tienes comida... 

Él se calló al instante al darse cuenta de lo que había dicho y ella pego la oreja a la puerta en cuanto Aiden dejo la frase en el aire. 

-Maldita sea Aiden-se echó la bronca a si mismo-, no puedes empezar diciendo eso. 

Las manos le sudaban e intentó quitar lo pegajoso retregandose las palmas contra el pantalón, pero dejó de hacerlo en cuanto oyó una risa al otro lado de puerta. Entonces de la euforia intentó levantarse, pisando así su chaqueta y cayendo en el intento, aunque un grito de alegría igual salió de su boca por el hecho de haber escuchado algo de ella. 



#12015 en Joven Adulto

En el texto hay: amor, liberacion

Editado: 22.05.2019

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