Salvando A Mi Ángel

Capítulo 10

–¿Quién era ese hombre? –pregunta la madre de Ester.

La ignoro manteniendo mi mirada en los documentos que tengo, ella no debe saberlo. Ya es suficiente con lo que ha descubierto, si descubre quien es Oscar. Seguro se entrometerá y eso es algo que no debe entrar en mis planes.

–No dirás nada –la miro un instante su mirada está centrada en mí.

–Es mi socio –suelto sin importancia.

–¿Socio? –repite.

–Soy accionista en su empresa –firmo un documento y lo dejo a un lado.

Ella se reclina sobre la silla –no es de tu agrado ¿cierto? Lo digo por como lo mirabas.

–Tampoco soy de su agrado. Y es mejor así señora. ¿Alguna otra cuestión? –pregunto.

–No, solo que ayer te mostraste diferente a como sueles ser –dice la madre de Ester.

–Es bueno –respondo.

La puerta se abre ingresando Alice con una charola –permiso joven Logan. Traje algo de chocolate caliente para este frio –deja la charola en la mesa.

–Gracias Alice –digo.

Ella empieza a servir y tomo la taza bebiendo un poco, esta delicioso como siempre es una fortuna tener a Alice aquí conmigo.

–Nunca dejas de impresionarme –dice la madre de Ester. Y Alice sonríe.

–Alice, enviaste a los empleados a sus casas –pregunto. No quiero que ninguno de ellos se gane una enfermedad por trabajar bajo la lluvia.

–Ya deben estar volviendo a la hacienda –dice.

–Muy bien, y…

La puerta se abre de forma brusca ingresando Steven junto a Mario están completamente empapados, escurriendo el agua sobre el piso.

–Joven Logan tenemos un problema –dice Mario.

–Aparte de haber mojado el piso. ¿Qué puede ser? –cuestiono.

–El ganado rompió el cercada y está yendo en dirección al rio –informa Mario.

Me levanto de forma brusca haciendo caerla silla –rápido, prepara los caballos. Salimos en este momento.

Ellos asienten y salgo con ellos en la salida me encuentro con Ester bajando sujetando un libro en sus manos –Logan –nos mira –¿sucede algo?

–El ganado se escapó y pueden caer al rio –informa su madre.

–¡Que! –dice Ester –déjame ayudarte.

–Quédate aquí Ester. Vamos rápido –salgo junto a Steven y Mario.

Llegamos al establo donde ya están varios vaqueros ensillando a los caballos para ir a buscar el ganado.

–Todos estamos listos –dice Steven.

–Muy ustedes tres –señalo a Fabricio, Arturo y Samuel –lleven las herramientas para reparar el cercado. –asiente –en marcha.

Agitamos los caballos que relinchan y salimos a toda prisa hasta el lugar. La fuerte lluvia nos está empapando por completo, por suerte los pochos está repeliendo el agua, pero no quita el frio que nos está envolviendo. Se empieza a escuchar los truenos y esto es mala señal las reses se pueden alterar, hay que recuperarlas lo más rápido posible. Pasamos el cercado destruido.

–Ahí están –dice Mario.

–Muy bien rodéenlas y llévenlas de regreso –ordeno.

Lo hacemos por suerte no han llegado al rio y eso es una suerte, no obstante, los truenos no colaboran alterando al ganado haciendo que unas reses se dispersen.

–No dejen que se separen –suelto –dos de ustedes vayan al rio y verifique que ninguna res este en el sector.

–Enseguida –contesta Carlos –Juan acompáñame.

Ellos salen soplados en dirección al rio. Mientras nosotros seguimos juntando al ganado, algunos de los muchachos traen a los que se dispersaron lejos y logramos juntarlas. Rodeándolas las guiamos de regreso hasta el corral ya cerca llega Juan.

–Joven en el rio hay tres reses. Logramos atraparlas, pero la corriente es muy fuerte –informa.

–John acompáñanos –digo salimos a toda prisa.

Llegamos justo a tiempo Carlos está luchando para sacarlos del rio, logramos sujetar las sogas.

–Jalen con fuerza –digo.

Entre los cuatro con una fuerza sobre humana y el apoyo de los caballos logramos sacar las reses del agua, pero estamos tan agotados creo que no soy el único al cual los brazos le tiemblan y las manos le arden.

–Estoy muerto –dice John.

–Hay que llevarlos de regreso –habla Carlos

Asentimos, recuperados el aliento llevándonos de regreso a las reses. Logramos divisar al resto de los muchachos ingresando al ganado dentro del cercado. Ingresamos a las que cayeron en el rio, dentro todas las reses cerramos el cercado. Listo aquello damos una vuelta completa por toda la hacienda, para verificar que no haya ninguna otra anomalía.

Terminado regresamos a la hacienda dejando al ganado en el establo y en eso llega Alice junto a Ester y su madre sosteniendo una gran olla humeante y charolas con sanduches.




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