Los "realitys" comenzaron hace muchísimos años. Sin embargo, algo me llamó la atención de uno en particular. "Supervivencia en la selva: Extreme", sobrevivir a pesar de todo en un panorama totalmente inigualable junto con 10 personas, a las cuales las separan a una cierta distancia y luego pueden encontrarse o seguir su rumbo. Dos meses de programa, dos meses donde se pierde toda noción del tiempo y el espacio. Dos meses donde me internaba a observarlos casi día y noche. El programa había iniciado cinco o seis años atrás de la última vez que salió al aire. Jamás me había perdido un capítulo, ni siquiera luego de terminar el secundario y comenzar con las obligatoriedades de la mayoría de edad. Si no podía verlo por cuestiones de tiempo, lo observaba por "internet" sin dudarlo. Era casi un fanático. Digo "Casi" porque no era el único. Las redes sociales se inundaban de aventureros que en algún momento de sus vidas habrían realizado algún tipo de aventura. Digo "Habrían" porque en las redes todo es para dudar.
Lo cierto es que yo jamás acampe ni siquiera por obligación, pero algo me llamaba la atención. La última temporada, me encontró con veinte años. En esa época tenía el pelo largo, inclusive más que hasta hace poco, estaba bastante más gordo y fuera de estado, a tal punto que si corría el colectivo tardaba varios segundos hasta recuperarme. No importaba, yo me sentaba todos los días a verlo.
¿Cómo olvidarlo? El 17 de diciembre anunciaron la nueva convocatoria promocionando que sería más extrema, con mejores premios y mayores desafíos. Ese día recuerdo mi cara de asombro. Primero sonreí por la noticia y después hice una mueca de frustración porque todo indicaba que lo hacían por perder el "raiting". Esto último lo sabía porque estudiaba producción de televisión y mi pasión era tal que la lleve como una tesis para ese fin de año, la cuál el profesor Castro, si mal no recuerdo, me ayudó a finalizar. Si, ya sé, eso pasa en las facultades privadas. Ese mismo martes, luego de la noticia me tiré en la cama con mi celular.
- Sander, ya salió la convocatoria para SSE...- Le escribí a mi mejor amigo que no tardó en contestar.
- Anotemosnos... -
- Estas loco...-
- Claro. - Escribió al instante generando una risa en mí.
Dejé el celular aún lado. Cuando Sander empezaba con esas locuras nadie se las sacaba. Sander, era como ese amigo que siempre podías contar con él pero jamás podías ver. No sólo nos separaba la distancia, sino que nos habíamos conocido en una "fan page de Supervivencia en la Selva: Extrema". No es que nunca nos vimos, claro que sí. Ocurrió una vez que transmitieron en un teatro, una final apasionante entre dos afroamericanos que tenían habilidades extraordinarias. Ese año mi gran favorito perdió. Ese año entendí muchas cosas. Hilper, así se llamaba artísticamente mi favorito, no tenía idea de como cortar un pescado. Creo, que ni siquiera distinguía un pez de un pescado. Sin embargo, ese hijo de su gloriosa madre mantenía un fuego en su interior que lo hizo llegar hasta las semifinales y quedó eliminado por una deshidratación aguda, que casi lo deja inconsciente. Por suerte, no ocurrió nada más. UN tiempo después Hilper se unió a otros programas demostrando su experiencia adquirida, pero ya no era el mismo. De hecho, yo tampoco lo era.
El 17 de diciembre de 2018, mi vida cambió por completo. Tirado en la cama, revoleando una pelota al aire, con el celular que vibraba anunciándome que Sander me hablaba, por mi cabeza se cruzó la eternidad, la gloria, Hilper, la selva y una sensación de sudor frío que me recorría el cuerpo y me decía que esa era mi oportunidad, o eso creía.
- Ya lo hice - Le escribí a Sander
- ¿Qué cosa? -
- Me anoté en SSE -
- !¿Qué?! ¿Y el loco era yo? - Contestó mientras intentaba responderle pero él no dejaba de escribir. - ¿No leíste que iban a realizarlo más extremo llevando a los participantes a lugares más inhóspitos? -
- !Bah! Son tonterías. Jamás arriesgarían a un participante a que le ocurriese algo. Además, lo investigué con mi profesor. Están perdiendo audiencia y seguramente armen algo mucho más ficticio. Al margen, no entiendo porque vos... - No me dejó terminar de responder.
- Yo también me anoté. - Contestó enviándome un audio con su risa satánica.
- ¿Y luego el desquiciado era yo? -
- Sí, pero yo no dije que a mi se me había pasado la locura. -
Otra vez dejé el celular. Esa noche me costó dormir. Crucé mensajes con Sander, Victor y Niki un grupo que teníamos de Whatsapp. Había tenido momentos de gloría y llegamos a tener más de treinta participantes, todos de distintos lugares. Sin embargo, nosotros también perdimos convocatoria y sólo quedábamos Sander, Victor que era un fanático de los vídeo-juegos y creo que sólo le gustaba SSE por las mujeres que mostraban desnudas y Niki, que... Bueno, Niki era la mujer que todo hombre deseaba tener pero que nadie tenía porque claro, no es la propiedad de nadie y eso es lo que corresponde, que ella decida con quien estar y si no esta con nadie me parece bien. Claro, que si no esta con Sander porque es amigo mio, tampoco corresponda que este conmigo porque soy amigo de Sander, más allá de que con él me separen más kilómetros que con ella. En fin, sí. Sander y yo estamos enamorados de Niki. No es nuestra culpa. Ella es realmente perfecta. Tiene sus ojos muy grandes con delicados rasgos asiáticos y una sonrisa que cada vez que se le dibuja hace que su mirada se pierda y su dentadura blancuzca ilumine mi camino. En ese momento, me pierdo. Me pierdo imaginándola porque tampoco la veo. Estamos lejos. Además, con Sander teníamos el código bien claro; nada de verla sin la presencia del otro. Parecíamos adolescentes, o más bien nenes pero era lo único que nos mantenía unidos.
Sin más vueltas, esa noche casi justo cuando me dormía sonó mi celular.