capitulo 19

En el departamento

Andrés de la Vega

Sabía que estaba enojada, pero en realidad me importaba poco

-¡Por fin despertaste! pretendía que vinieras hacerme tuya no ha dormir

-Te dije que estaba cansado, estuve a punto de matarme, no pase la noche recostado bajo las estrellas. Pedí el taxi, tengo que irme.- bese su frente y salí del departamento, a lo lejos escuche su voz.-¡Que te crees! Que puedes tirarme como muñeca vieja, ¡estás loco!

Antes de tomar el ascensor bufe.-podemos separarnos y cada uno tomar su camino, dejemos de discutir.

Me marche a casa buscando entre mis archivos mentales la sonrisa de Alejandra “ojala haya llegado a casa”

Así pasaron los días y el mes estaba por concluir.

El celular no dejaba de sonar con mensajes que enviaba Roberto al parecer estaba cayendo dentro de la misma telaraña que había tejido intentaba robar cada minuto que pudiese para estar junto a ella  

Esa noche Roberto llevaría Alejandra a conocer un antro de manera que llegamos a casa esta se esmeró locamente en su arreglo se veía emocionada.

Roberto había prometido que no bebería seria el conductor designado y la traería a las dos de la mañana ni un minuto antes ni un segundo después.

Alejandra Valverde

La noche era hermosa las estrellas eran un manto de luces

-Bien seremos dos abstemios, espero te diviertas

-Estar a tu lado es garantía de una noche maravillosa.

Me divertía a lo grande al ver las luces, todos bailaban y reían al compás de la música   

-¿Que pasa porque te detienes? No soy buen maestro de baile

-Sí, el mejor maestro, pero me siento algo cansada es mejor retirarnos son las dos de la mañana, nos matara Andrés

-Ese cretino, olvido a qué horas comienza la noche.-sonrió sutil.- vamos antes que el padrastro nos espere con un látigo en la mano  

-Solo permíteme.- le susurre al oído para ser escuchada.- voy al tocador

-Te parece que te espere en la entrada

Roberto

Mi cabeza no dejaba de pensar en ella no necesitaba sexo, el roce de sus manos era suficiente, que carajo me pasaba me recrimine me estaba comportando como un adolescente de secundaria. ¿Realmente estaba enamorándome, donde quedaría mi venganza? El me había robado a Eleny yo debía robarme Alejandra. ¿Debía continuar o detenerme?

Salí cruzando un pequeño jardín, sentándome en una de las bancas que adornaban la salida del antro, saco un cigarrillo lo encendió aspirando la colilla con fuerza

-Creí que habías dejado de fumar

-¿Qué haces aquí.- preguntó con soberbia la razón de mi odio Andrés.- busque con mi cabeza al ladino, tramposo -¿Estas  con Andrés?

 -Estoy sola – sentándose a mi lado.- ese amargado últimamente no desea salir creo que se está volviendo viejo.

Sonreí, mientras tiraba la colilla de cigarro.-¡Vamos no porque tu hombre sea un santurrón para la fumada los demás tenemos que hacer lo mismo, se quedó adentro.

-De verdad estoy sola, ese idiota.- se acercó sensualmente- mejor recordemos viejos tiempos.- giro su cabeza para plantarme tremendo beso que su lengua alcanzo a tocar mis anginas

Deslice ambas manos por su espalda mi instinto actuó bajando las puntas de mis dedos por su espalda pero algo me hizo detenerme no sentía nada entonces descubrí que era un capricho, un deseo o el orgullo de   ganarle a mi ex amigo, pero aun así deseaba vengarme, quizá nunca se me volvería a presentar esta oportunidad.  

Él hubiera no existe solo el hoy, este no era un momento para mostrarse débil ante ella, de manera que saco el odio refugiado y el orgullo herido para vociferar contra todo.

  “si la vanidad y el orgullo te hacen hablar estas frito” estaba consiente que mi venganza se estaba yendo al carajo y no estaba nada dispuesto a obviarla de tan dañado como me sentía.

 Alejandra me estaba desarmado, doblegándome, solo era una chica que acaba de conocer, pero me hacía sonreír y sentirme bien, me gano el ego de modo que  mentir fue la más estúpida idea que tuve

Alejandra Valverde

Estaba llenísimo el baño de modo que corrí a la entrada, seguro Roberto estaría desesperado