—SlatytherPOV—
Aun saboreaba el delicioso beso que me había dado Amara. Dios, sí que besaba bien.
Hasta que escuché...
—Soy Gay—dijo Adela, tranquilaza.
Después dicen que somos los hombres...
— ¡¿Qué?!— dijeron al unísono Amara, Matías y Blaz.
— ¡Excelente!— gritó emocionado Dante— ¡Como amo Alemania!—rio.
— ¿En serio?—enarqué una ceja— Mientes, lo sé.
— ¿Por qué mentiría sobre algo tan serio?—me miró curiosa.
—No lo sé—me encogí de hombros.
—Interesante— dijo Matías— ¿cuándo lo supiste?
— ¿Estás dudando, grandulón?— dijo Dante.
—Hace tres años, estaba molesta con mi madre. Siempre ha sido muy religiosa y sobreprotectora, demasiado. No me dejó ir a la fiesta así que me escape. Bebí con una amiga, fumamos y tomamos éxtasis. Desperté al lado de una chica que no conocía.
—Pero pudo ser los efectos del éxtasis, y el alcohol—dijo Amara mordiendo su labio.
—Eso creía—explicó— hasta que lo volví a hacer, sobria...Con la novia de mi mejor amigo— dijo arrepentida.
— ¡Puedo jurar que tengo una erección!—dijo Dante señalando su entrepierna.
Adela rió.
El silencio lleno la habitación.
—Amara~POV—
Miré de reojo a Sáfiro que había estado callada todo el tiempo. Su vista estaba perdida en sus pies, Matías le susurraba solo asentía algunas veces; Estaba segura que no lo estaba escuchando realmente.
Tenía curiosidad sobre Adela.
— ¿Cómo lo tomaron tus padres?— pregunté rompiendo el silencio en la habitación.
—Mal— dijo encogiéndose de hombros— mi padre a penas me mira, mi madre me habla como si fuera una extraña—jugueteó con sus manos—mi hermana, mi hermanita es la única que me apoya— suspiro nostálgica.
—Ser Gay no es una enfermedad—Slayther la miró fijamente
—Explícaselo tú.
Un silencio creció en la habitación, solo se escuchaban nuestras respiraciones, Diego seguía durmiendo. Estábamos sentados en círculo a mi lado se encontraba Adela, y Blaz. Sáfiro y Matías estaban de frente, agarrados de manos. Dante y Slayther estaban sentados diagonal.
—Mi madre...—habló Matías con la voz entrecortada.
—Amor...— acarició su brazo.
—Sufre de una enfermedad Coronaria.
Mierda.
—Necesita un trasplante de corazón.
El silencio incómodo vuelve a arropar la habitación.
— ¿No está en lista de espera?—preguntó Blaz, interesado.
—Sí, solo...— agacha su cabeza, derrotado.
—Lo que nos preocupa es el tiempo.
— Lo peor...—sollozó— no sé cuándo la volveré a ver—rompió en lágrimas.
Es aquí señora y señores en que puedes ver un hombre ¡Realmente! Destruido.
Editado: 29.08.2018