Tenía 25 años de edad y como hombre nunca me he atrevido a hablar mal de una mujer ni mucho menos menospreciarla.
Lamentablemente vivimos en un mundo donde se las discrimina, se habla mal de ellas y se las tiene como menos a la hora de hacer ciertas cosas. Sin embargo, yo me siento muy contento cuando veo una dama empoderada, que supera todos sus límites y expectativas, dejando sin palabras a los que no creyeron en ella. Me pone muy feliz saber que se superan y que rompen barreras.
Sin embargo, hay muchas que no reciben respeto y hombres que no saben valorar a un ser tan hermoso, que es dador de vida y luz.
Ese fue el caso de Violet. Se entregó a un hombre muy joven, uno que acabó con su reputación y la hizo sufrir marcándola de por vida.
Se ha hablado tanto sobre lo que se debe y no hacer cuando estamos en una relación, específicamente en la adolescencia; se les explica a las jóvenes de cuidar su cuerpo y no enviar fotos desnudas a cualquier patán, pero claro, cuando uno cree estar enamorado simplemente no piensa.
Y eso fue lo que sucedió con ella.
Yo quería contarles otra historia, pero es que como hombre quiero hacerles saber, como fue que sané a Violet. Quiero que como mujer si te pasó algo parecido al caso de la protagonista de esta historia…entonces: "¡no pierdas el ánimo, tu vales mucho, preciosa!"
Antes déjame presentarme. Me llamo Alejandro Collado, soy de un pequeño pueblo de República Dominicana, específicamente de Constanza y la vida me había premiado con una familia adinerada de la cual heredé su fortuna, convirtiéndome en millonario. A pesar de que estudié psicología invierto en la agricultura y ganadería en mi pueblo.
Violet es hija de una mujer humilde que la ha sacado adelante como ha podido, después de la muerte de su esposo. Sin embargo, le daba una muy buena educación. Una que se dice en el pueblo que ésta tiró al piso el día que le envió fotos de su cuerpo desnudo a un joven enamorado, que tenía en el mismo instituto donde estudiaba.
Lo que se rumora es que ella estaba muy enamorada, que se encontraba el chico muy guapo y que este le dijo que para poder ser su novia debía de enviarle fotos de su cuerpo completamente desnuda; a lo que ella accedió y el tipo terminó burlándose, pasándole las imágenes a sus amigos, cosa que muy rápido se supo en todo el pueblo.
Como hombre solo puedo decir que aborrezco a esos otros que nos hacen quedar mal en la sociedad, entonces luego quieren generalizar la frase “Los hombres no sirven”
Y es que mujer, cuando te sientas atraída por un hombre primero conócelo, compartan un poco entre sí, observa si es aquel que te merece, si te trata cómo la princesa que TÚ eres.
De todas formas, no hay razón para que un hombre divulgue lo que ha hecho con una mujer, ni mucho menos para que se burle de ella de tal forma, cosa que llevó a la depresión a mi querida Violet.
Se hizo a un lado cuando todos empezaron a señalarla, dejo de salir cuando en cada esquina se escuchaba un murmullo sobre lo sucedido respecto a ella. Los otros chicos de su edad y mismo círculo, comenzaban a reírse en su cara y aquellas a quienes consideró amigas y debieron de apoyarla fueron las primeras que se alejaron, porque decían que ella era mala juntiña.
Y su madre, qué decir del dolor y la vergüenza que sentía cada vez que tenía que ir al mercado a hacer las compras, cuando tenía que ir a la farmacia, cuando salía a botar la basura; todos también la señalaron como una mala mamá porque según la sociedad no educó a su hija ni la asesoró como debía.
¿Y el chico? A ese joven no le ocurrió nada. A él todos lo siguen viendo normal, porque el machismo que radica en nuestra sociedad es demasiado fuerte. El hombre puede hacer lo que quiera, pero la mujer no.
Este seguía teniendo novias y enamoradas, mientras que a Violet ya no le hacían ojitos ni siquiera los pajaritos en su ventana.
La habían juzgado y humillado de muy mala manera, por eso me empeñé en cambiar su vida.
Aquella chica era muy bonita, poseía cabello castaño y ojos de color azul. De una piel blanca con pecas en sus mejillas, estatura baja y una sonrisa divina.
Parecía una de las flores de mi huerto, así que hice por ella lo que nadie en ese pueblo se imaginó, simplemente con el deseo de callar bocas y hacerles ver que el daño ya estaba hecho, pero que no había acabado ahí su vida, si no que apenas comenzaba.
Violet que tenía 19 años de edad se convirtió en mi florecita, esa a la que yo regaba todos los días, a la que le daba calor en tiempo de invierno, a la que le hablaba con amor para que creciera y se levantara.
Yo sería el hombre que les enseñaría a respetar a los demás, yo sería ese que les daría una lección a otros de cómo se trata una dama. Yo sería el millonario del que se hablaría en el pueblo aún más, pero lo disfrutaría con el alma al saber que estoy cambiando la sociedad en la que vivimos haciendo la diferencia.
La reputación que ese patán arruinó yo fui quien la elevó haciéndoles ver a todos que nunca perdió su valor, yo fui quien secó cada una de sus lágrimas, curé cada llaga y sobre todo la amó.
¿Pero saben qué? Primero tienen que saber cómo lo hice, conozcan la historia de mi hermosa flor, esa que un día quiso morir y que con mis cuidados reviví.
Ese día que la vi en mi consultorio, me convencí de que debía sanarla, ese día le coloqué a esta historia el nombre de “Sanando a Violet” porque fue una promesa que me hice como hombre.
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Editado: 09.10.2022