Sang dans le roses noires.

Capitulo Tres

Él viajaba con rumbo fijo en busca de aquello que había perdido, con sangre y oscuridad como esencia del camino.

La buscaba con ansias y necesitaba urgente de ella… y la encontraría así le costara adelantar el frio para tenerla.

 

Dorset, Inglaterra 1725

A pesar de un sol majestuoso que se alzaba para toda Inglaterra la oscuridad que bañaba al imponente castillo que se encontraba cerca del mar era digno misterio que rodeaba a quienes vivían dentro de él, y con ello las historias que estaban detrás de él.

Para los ingleses la fortaleza de aquel lugar era otro derroche de la monarquía inglesa, la cual se regodeaba por el poder obtenido en los últimos tiempos a partir de su poder obtenido a lo largo de los años y junto con el imperio que poco a poco crecía en la ciudad.

Gracias a los acontecimientos de los últimos años Inglaterra se había hecho de poder al obtener colonias en el continente americano, colonias que le habían otorgado un gran poder y buena economía para ser considerada un buen imperio en el tiempo en el que se estaba.

Claro que ese poder tenía grandes secretos para mantenerse así desde hace bastante tiempo.

Sangre y Muerte.

Claro que con ello ellos habían formado una pequeña alianza… en la cual el poder, la vida y la sangre estaban en juego, y no era para menos… Inglaterra había tenido varias batallas que había ganado tanto fuera como dentro de su territorio, el cual fue creciendo.

Sin embargo detrás de ello había algo de sangre y oscuridad.

Algo más poderoso que extraía sangre.

Tanto la corona humana como la vampira había firmado un acuerdo para ganar o como para perder dependiendo la diplomacia y la calidad de cada parte.

Poder y riqueza para Inglaterra a cambio de vida y sangre para vampiros.

Era algo tan natural para los vampiros habitantes entre las sombras de aquel imperio, después de todo ese territorio era perteneciente a la corona vampira desde su existencia en el mundo.

Así lo veía el joven de melena clara con ojos de rubí, el cual se encontraba leyendo en un pequeño mueble de la inmensa biblioteca en la que se encontraba. James era el nombre de aquel sujeto el cual disfrutaba de un buen vino mientras leía uno de los libros sobre historia.

A diferencia de los de su especie sentía cierto distanciamiento de hacia los humanos, no los odiaba; eso sería darle importancia a algo pequeño como lo era la raza humana; Aunque jamás negaría que gracias a ellos él podía disfrutar de una buena cosecha. La sangre humana era propicio para sentirse vivo a pesar de ser un muerto con esperanza de vida y esta era extremadamente deliciosa para cualquiera de su especie.

Lastimosamente esta era una raza era muy destructiva para su gusta, destruía por placer, mataba por goce y dañina por astucia, claro que la suya no era para ser comparara de buena manera, la suya podía hacer eso y aumentarlo así se deseara y eso pasaba ahora.

La corona a la cual pertenecía derrochaba a diestra y siniestra sin tentarse el corazón, eso lo había podido captar desde tiempo atrás con las cosas maquiavélicas de los de su especia. Más no deseaba ser un humano, adoraba ser lo que era claro que no con todas las cosas que sucedían a su alrededor.

— ¿Otra vez te ocultas o viniste para terminar de leer?

— ¿Te mando a buscarme verdad?

—Solo por ver tu cara de fastidio diría que sí más no fue él quien me mando a buscarte —Contestó el joven—. Mia está aquí.

James cerró el libro con fuerza, había pensado que su jaqueca estaba al otro lado del océano sin perturbar su paz.

— ¿Supongo que si no voy ira a llorarle a mi padre verdad Oliver?

—Querido esa chica es hermosa no lo niego pero sabes que soy franco si me lo propongo… es un dolor para cualquiera.

—Vamos, no quiero que por ella pagues tú.

Siendo así que los dos jóvenes salieron de aquella biblioteca hacia el sufrimiento que les esperaba abajo.

— ¿Mi padre dónde está?

—Esta abajo junto con lady Mia.

Los escalones fueron pocos luego de un tiempo hasta que llegaron hacia una sala que estaba iluminada por varios candelabros y con las ventanas mostrando el exterior que rodeaba el lugar.

— ¡Mi amor! —Chilló una voz fina del lugar.

—Mia por favor, no exageres —Expresó James cuando sintió dos brazos sofocándolo con un abrazo.

—Hemos pasado casi dos años separados y así recibes a tu prometida.

—Dulce Mia perdona a mi hijo, tiene un carácter algo especial —Comentó una voz saliendo del lugar.

De quien lo abre sacado padre —Explicó James a través del lazo que tenía con su padre. Siendo merecedor de una mirada de advertencia por su falta de comportamiento.

—Lo se Arthur, y en verdad trato de entenderlo.

—Descuida cariño tu eres ideal para él —Expresó el padre del joven—, como sea. Debo terminar varios asuntos y James debe ayudarme querida así que te lo robare por la tarde pero descuida te lo devolveré en la noche.




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