Sangre

Capítulo 6: La verdad oculta detrás de la historia. Parte II

 

─El día que nos conocimos, sí, ese día, cumplía una semana de haber escapado de un laboratorio. Bueno, todo esto comenzó realmente hace unos doscientos veinte años. Los vampiros éramos temidos y respetados pero un día comenzaron a cazarnos como a animales. Fui capturado y me encerraron en unas catatumbas, en una celda bañada en agua bendita. Sin sangre, comencé a debilitarme hasta caer en un estado de sueño profundo. Desperté hace setenta años en un lugar desconocido para mí, atado a una camilla y unos sujetos de bata blanca hacían pruebas conmigo. Ellos me habían encontrado y planeaban usar mis células para darle la inmortalidad a la humanidad pero no lograron aislar los otros componentes que nos hacen vampiros. Luego todo se salió de control y lo llamaron “epidemia”

─Los disturbios de hace sesenta años en Ciudad Capital.

─Exacto.  Decidieron sacar ventaja de ello y convertirlo en negocio utilizando mis células para crear medicamentos pero nunca buscaron realmente una cura. Y un día cualquiera, en sus múltiples experimentos me suministraron un poco de sangre, suficiente para reunir energía y escapar del lugar. No fue fácil, pero lo logré. Hui y me oculté en diversos lugares, evitando atacar a alguien para no dejarles un rastro que seguir. Me ocultaba bajo un puente cuando los vi acercarse. Decidí arriesgarme a quemarme con el sol y corrí hasta llegar a este parque, vi las casitas y me oculté en una de ellas. Y entonces tú llegaste a mí.

Yo lo miraba fijamente tratando de digerir toda la información.

─Pero, ¿qué pasó contigo en estos días? Hace casi un mes que no te veía.

─Ese último día que nos vimos, luego de irte, fui a limpiar la casa del árbol y vi algo en las bolsas de pseudosangre que no había notado: el logo de Bazinger Laboratories. Era el logo del laboratorio del cual yo había escapado. Comencé a recordar muchas cosas y quise regresar para investigar pero me capturaron y me llevaron con el líder del grupo de investigación. El mismo que me sacara de las catacumbas: Doctor Cornelius Aeneid.

─Sé sobre él─interrumpí─. Es el líder de la investigación sobre el SHFP desde la aparición del primer brote.

─Es el culpable de la enfermedad. Ya que estuve ante él lo interrogué hasta que me reveló la información. También me dijo que ellos realmente no buscan una cura para el Síndrome de Hematofagia Porfírica, sólo desean crear una nueva enfermedad para seguir enriqueciéndose. Me encerraron en una celda con luces ultravioletas para tratar de debilitarme pero gracias a la pseudosangre que me diste no me afectaron. En cuanto bajaron la guardia, escapé. Aunque me hirieron. Decidí cambiar mi apariencia para mezclarme mejor con los demás. Luego de varios días, conseguí una bolsa de pseudosangre con una amable señora pero no me ayudaba a regenerarme. Necesitaba sangre humana y sabía que si atacaba a alguien ellos me encontrarían. De día me ocultaba y de noche me movía, aunque difícilmente podía avanzar. Hasta que llegué aquí, hace dos noches. Y te esperé. Quería verte. La única sangre humana que quería era la tuya, no sólo porque sabía que no me delatarías sino también porque cuando creí que no te volvería a ver pensé que me habría gustado probar tu sangre aunque fuera un poco.

No estaba segura si era un halago o no. Me tomó el rostro con su mano y me besó. Fue un beso largo y apasionado. Sus labios sobre los míos hacían saltar mi corazón de emoción. Luego nos miramos a los ojos un momento. Creo que ninguno sabía qué decir. Al fin se me ocurrió algo.

─Entonces… mi enfermedad se hizo con tu sangre.

─Así es. Tal vez me equivoqué y realmente sí seas vampiro. Una vampiresa.

─¡Vaya! Todo esto que me dijiste… siempre se ha especulado que Bazinger Labs tiene algo que ver con todo esto pues son los únicos que se encargan de los medicamentos y las investigaciones sobre el vampirismo. Pero nunca se han encontrado pruebas hasta ahora. Alucard, tú eres la prueba.

Unos amigos del grupo de autoayuda fueron a buscarme.

─Rosario, date prisa, tu papá llegará pronto─ dijo Lucy.

─Tu amigo puede venir con nosotros─ invitó Luciano, el líder del grupo quien también fue a buscarme.

Ya que Alucard lucía como todos los demás, lo llevé con el grupo. Por el camino al salón de reuniones, Luciano le preguntó que si éramos novios a lo que Alucard contestó que ‘me estaba insistiendo pero que yo me negaba’. Antes de poder defenderme vi a mi padre en la entrada del salón. Luciano le explicó que hacíamos una pequeña caminata. Mi padre se despidió amablemente y fijó su atención en Alucard antes de subir al auto. Yo me despedí de todos por igual y también subí. Creí que me preguntaría algo sobre él pero se limitó a interrogarme sobre la caminata y comentarme asuntos de su negocio.

Y comentó también que hacía mucho no me veía usar la blusa blanca con cuello de tortuga.



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En el texto hay: vampiros, juvenil, romantica

Editado: 29.06.2020

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