Sangre

Capítulo 12: Persiguiendo a Alucard

La pregunta de papá nos tomó a todos por sorpresa. En mi mano, las marcas del pacto de sangre eran casi imperceptibles.

 —Respóndeme, Alucard, si ese es tu verdadero nombre, ¿alguna vez has mordido a mi hija?

 Alucard miraba a mi padre a los ojos con una expresión de ya no querer mentir más.

 —Yo nunca le haría daño a Rosario.

Quería que algo grande sucediera e interrumpiera esta conversación. Pero siempre hay que tener cuidado con lo que se desea. El timbre sonó y mamá fue a abrir la puerta. En cuestión de segundos un grupo de hombres armados, de traje negro y máscaras antigás irrumpió en la casa. En sus ropas, el logo de Bazinger Labs. Uno de ellos llamó por radio.

 —Señor, encontramos al vampiro.

 —¿Qué está sucediendo? ¿Quiénes son ustedes?—les preguntaba mi padre sin recibir respuestas.

 —Papá, Alucard es un vampiro. No como nosotros, es uno de verdad. Del siglo XVIII.

 Mi padre no podía creer lo que le decía. Mientras, mamá trataba de ayudar a Alucard a escapar por la puerta trasera pero la casa estaba totalmente rodeada.

 —Por una ventana, no importa que sea pequeña—sugirió Alucard.

 Papá había instalado una pequeña ventana en el techo de mi habitación para que viera las estrellas en la noche. Aunque no abría del todo.

Los soldados avanzaron para seguir a Alucard, tomé al que estaba al frente del grupo, lo alcé sobre mi cabeza y lo lancé sobre los demás. Cayeron al suelo como pinos de boliche y vi atrás de ellos, en la puerta de entrada, a un hombre vestido de bata blanca, como un científico. Me observaba con cierta curiosidad. Corrí hacia mi habitación y entré en el momento en que el cuerpo de Alucard parecía desintegrarse en pequeños fragmentos a los cuales les crecían alas. Se transformó en una nube de murciélagos y escapó por la pequeña ventana.

Fue sorprendente. Afuera, se dio la orden de seguir a los murciélagos. Adentro, el hombre de bata blanca pidió refuerzos. Luego, se dirigió a mis padres:

 —Esta persona a quien ayudaron a escapar es un paciente de Bazinger Labs., portador de una enfermedad contagiosa y creemos que su hija se ha contagiado.

 Mis padres igual no dejarían que me llevaran así de fácil. Y yo tampoco.  Ellos tenían, cada uno, el doble de fuerza de un adulto normal y yo además, tenía la de Alucard. Sin embargo, ellos eran muchos y estaban armados.

Sentí como si una abeja me picara en el brazo. Un dardo. Todo comenzó a dar vueltas. Pude ver cómo mis padres eran golpeados y caían inconscientes al suelo.



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En el texto hay: vampiros, juvenil, romantica

Editado: 29.06.2020

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