"La curiosidad no mató al gato, solo evitó que lo mataran"
Nuevo día, nuevos problemas…
Llegamos aquel lugar, que, si antes no me llamaba mucho la atención ir, en estos últimos días las pocas ganas que tenía se esfumaron. Y para empezar mi hermoso día tenía a primera hora con la profesora que más amaba, tanto que era la última en entrar en su clase y la primera en irme. Hoy tenía menos ganas que nunca de entrar a esa clase, mi cabeza solo estaba para mi celular, esperando cualquier señal de mis padres, la que fuera.
Después de despedirme de Lis continúe llenando de mensajes a mis padres esperando que, aunque fuera por obstinación me respondieran, aunque ni siquiera le llegaban, pero como dicen, la esperanza es lo último que se pierde, ¿no? Concentrada en lo mío, choqué con un grupo de personas, lo que me hizo tirar mi teléfono al suelo.
—Lo siento no estaba… —me disculpé hasta que vi con quien había chocado.
—Cambia esa cara, parece que viste un fantasma —dijo aquel chico riendo junto a los otros dos, la chica por otro lado me hacía señas con los ojos, pero no entendí… se veía asustada.
—Si… eso… ¿Puedo pasar? No tengo ganas de hablar con ustedes, ni nada… por favor… —susurré cansada, el no dormir y la preocupación hacía que me olvidara por completo que estaba hablando con un asesino.
—¡Hey! ¡Hey! ¿Qué pasa? Estamos en el mismo bando chica… solo quería decirte que cuentas con nosotros para lo que sea —Intentó "calmarme" fingiendo preocupación por mí.
—¿Mismo bando? No sé de qué rayos hablan. Yo no quiero tener nada que ver con ustedes, ni nada por el estilo. Déjenme en paz. Como mismo se lo fui a decir a ella ayer, no tomé ninguna decisión, ni me interesa ser parte del jueguito que tienen entre ustedes o lo que sea. Ya déjenme en paz, ya tengo demasiados problemas de qué preocuparme para tener que agregar otro. Si todo esto es por lo que vi aquella noche estén tranquilos que no pienso decir nada —dije con fastidio y cansancio.
De verdad solo quería pasar y dormir hasta que la adorable de mi profesora llegara, pero ellos no parecían querer ceder.
—¿Todo bien por aquí? —preguntó mi salvador, alegre— ¿Te están molestando? —Esta vez su tono era bastante serio, casi amenazante, como el que usó con Nad.
—Si, solo que no me dejan entrar a la clase —Sonreí en forma de saludo para Cris y luego mirando con molestia a los chicos frente a mí.
Pude ver cómo la chica dejaba de hacerme señas para bajar la cabeza negando. ¿Fue mi idea o la cara que puso fue de total decepción? La volví a mirar directamente, muy curiosa, algo decididamente no estaba bien con esa chica. Luego volvió a mirarme con los ojos bien abiertos para quedar mirando a Cris con miedo y a la vez en alerta.
Creo que me equivoqué y en vez de entrar a la escuela entré al manicomio…
"Haber entrado al manicomio del pueblo hubiera sido genial, comparado a lo que realmente había entrado"
—A ti nadie te llamó Tran… Esto es entre la chica y nosotros —respondió el chico, ¿enojado?
Lo que faltaba, ahora con dos palabras todos se enojaban.
—Cuidado cómo me hablas, que no estás en tu territorio, estás en el mío y cualquier movimiento en falso podría costarte mucho —amenazó Cristian entre dientes.
—¿Cris? ¿De qué rayos hablas? Cálmate ¿sí? Solo son un par de niños que quieren molestar —susurré nerviosa, sabía de lo que ellos eran capaces y tenía mucho miedo de que le hicieran algo.
—Tranquila pequeña ellos saben lo que les conviene —Su tranquilidad y hasta cierta superioridad me aterraron en ese momento, fue cómo si él realmente supiera absolutamente todo lo que estaba pasando.
Vi cómo llegaron varios chicos del equipo de fútbol, sus novias y demás, solo faltaba que se pusieran a cantar y bailar. ¿Por qué rayos media escuela estaba ahí parada? Solo eran un grupo de chicos molestos que no me dejaban pasar a la clase.
Vi como la chica me hacía señas para que saliera de en medio de todos ellos, cosa que está vez sí acepté y como todos estaban concentrados en cada movimiento que hacían los otros, ni se enteraron cuando me alejé.
—¿Se puede saber a qué rayos juegas? Un día estás con uno y al otro día con el otro. ¿De verdad disfrutas ver sufrir y morir a los demás? ¿Es eso? —Me enfrentó la chica enojada una vez nos alejamos de todos los demás.
—¿Qué? Obvio que no. No tengo ni la más mínima idea de que estas hablando, ni de qué habla Cristian o Nadeem o ese otro que anda contigo. Ninguno dice nada, solo palabras sin sentido y cuando pido explicaciones se niegan. ¿Podrías dejar de acusarme de cosas de las que no tengo ni la más mínima idea? O me explicas o dejas de acosarme con argumentos estúpidos —Me defendí, igual de enojada que ella.
Ya me estaba cansando de todo ese lío sin sentido, no entendía cómo una pelea que traían desde niños podría estar conectada con los asesinos esos, pero algo tenía que ver o eso me daban a entender.
—¿Estúpidos? ¡Por tu maldita culpa mi hermano fue asesinado! ¡Por tu maldita existencia muchos sufrimos horrores! Estoy harta de que todo gire alrededor tuyo. Eres cómo un virus, estas en todos lados, todos hablan de ti y solo traes desgracia para los que nos da igual tu existencia. ¡Eres un fastidio! ¡Acaba de escoger a uno de los dos para que esta estúpida guerra termine de una vez! —Explotó soltando más cosas sin sentido para mí, dejándome aún más confundida que antes y en shock.
¿Había escuchado bien? ¿Alguien había muerto por mi culpa? ¿Asesinado? ¿O…otro más?
Quedé estática con lágrimas corriendo por mis mejillas. Asustada. Llena de preguntas. Con ganas de saber todo. No quería saber nada. Quería gritar. Callar. Huir. Enfrentarlo todo. Mi corazón estaba acelerado. Sentí cómo mi corazón se paró.