Sangre de guerrera

Cap 7

Estaba feliz durmiendo pero me despierto al sentirme observada, cuando abro los ojos veo a Marukh parado a lado de mi cama con una cubeta.

—Para que no digas que no te despierto —dice volteando la cubeta en la cual había agua.

Cierro los ojos al sentir el agua fría y Marukh empieza a reír a carcajadas.
Me pasó la mano por la cara y me levanto enojada.

—¡MARUKH! —gritó enojada.

—¿Que? —preguntó riendo aún más fuerte.

—¿¡ESTAS LOCO!? ¡TE MATARÉ IMBÉCIL! —grité enojada.

Marukh dejo de reír y si cara cambio a una de miedo. En cuánto me empecé a acercar a el corrio hacia la puerta, lo tomo de la parte de atrás de la playera y lo tiró.
El me jala del pie haciendo que caiga encima suyo, lo empiezo a golpear al igual que el a mi, después me patea en el estómago haciendo que caiga de espaldas, enreda sus piernas en mi cuello, le golpeo en las piernas mientras le pateó la cara y el toma mis pies intentando que deje de patearlo.

—¡Ey!, ¡separencé! —nos dice uno de los amigos de Marukh.

Los amigos de Marukh nos separan , uno castaño de ojos grises azularos y el otro de cabello negro agarran a Marukh mientras que el castaño de ojos marrones y el rubio me agarran a mi.

—¡Sueltenme! —exijo.

—No, cálmate —dice el rubio.

—¡He dicho que me suelten! —dije pisando el pie del rubio y jalando del brazo sobre mi hombro al castaño.

—¿Cómo es que siendo tan enano eres tan fuerte? —se queja el castaño.

—Ya dejen de pelear, si los ve el coronel los va a castigar —dice el de pelo negro.

—Bien, está bien —dice Marukh soltándose.— que conste que yo solo quise despertarte para que no llegarás tarde —dice sonríendo inocentemente para después irse riendo a carcajadas.

—¡MARUKH, IDIOTA, TE MATARÉ! —grité enojada.

—Ya cálmate —me dice el rubio.

—Y tu ya mejor cállate Marukh —le grita el pelinegro.

—El es así, no le prestes atención —me dice el castaño ojos grises.— Hola, soy Matías Greco.

—Yo soy Enriko Santoro —dice el rubio.

—Yo Guido Vitale —dice el pelinegro

—Y yo Mateo Bianco —dice el castaño ojos marrones.

—Hola, yo soy Franco Leone —digo sonriendo.

Regreso a la habitación y me cambio la ropa. Después de cambiarme corro hasta el campo de entrenamiento para no llegar tarde y por suerte logro llegar a tiempo.
Después del entrenamiento nos dirigimos al comedor, Marukh, sus amigos y yo nos sentamos en una mesa y minutos después se nos unen Flavio y Mauricio quien es de cabello negro corto, ojos marrones y tiene pecas.
Estuvimos comiendo aunque la mayor parte del tiempo me la pasé peleando con Marukh.

Estaba en el baño lavandolos ya que a Marukh y a mi nos había tocado lavarlos pero el idiota no se apareció, esto apestaba horrible pero no me quedaba de otra más que aguantarme. Apenas llevaba tres semanas aquí y todas las veces que nos tocó limpiar el idiota de Marukh no a ayudado y ya me harté de el, definitivamente no se co los chicos pueden ser sus amigos cuando ellos son agradables y Marukh es un completo imbécil.
Estaba por la mitad cuando Angelo y otro chico entran.

«Maldición, justo ahora les tenían que entrar ganas de hacer del baño. No, si definitivamente la suerte no está de mi lado»

—¿¡Se podrían apurar!? —digo mirando hacia las regaderas.

—No te estorbamos además no tardaremos —dice Angelo.

Eres tan extraño —dice el otro.

«¡Odio esto!»

Tiró al piso el trapo y salgo corriendo del baño.

«Estoy acabada, así no duraré mucho tiempo.»

—Idiota —digo enojada entrando a mi habitación.

Marukh estaba acostado en su cama durmiendo de lo más feliz así que me hacerco a el y me aviento encima suyo haciendo que suelte un grito de dolor.

—¿¡Qué te pasa idiota!? —dice enojado haciendo una mueca de dolor.

—He estado limpiando yo solo el baño idiota, eres un inútil que no sirve ni para limpiar unos estúpidos baños —le digo enojada.

Marukh se acerca a mi enojado, tiene el ceño fruncido y la mandíbula tensa, parece que está a punto de decirme algo pero se calla y pasa a lado mío. Sale del cuarto y lo sigo hasta el cuarto de las cosas de limpieza, saca una manguera y la lleva hasta la ventana lateral del baño.

—Mira y aprende —dice conectando la manguera a la llave.

Agua empieza a salir por la manguera y con esta empieza a rociar todo el baño.

—Ey, te falta allá —digo riendo. Tomo la manguera y la dirijo hacia donde están las regaderas.

Estábamos riendo pero entonces la puerta de una de las regaderas se abre y de esta sale uno de los sargentos empapado.

—¿Cómo no lo viste? Las paredes de las regaderas no son tan altas como para no verlo —murmuro Marukh molesto.

El sargento nos había puesto a hacer 70 barras y terminando a cargar un tronco entre los dos.
Los brazos me duelen y a duras penas puré terminar las barras, estás nunca las he hecho y me cuestan demasiado.

—¿Y tú? ¿Cómo es que tampoco lo viste? —le digo enojada.

—Bueno yo...

—¡Callense! —nos grita el sargento.

Dejamos de hablar y nos limitamos a matarnos con la mirada.

«Idiota, pero esto me pasa por seguirle el juego»

—Maldita sea —digo al entrar al comedor y ver qué ya no había comida.

Habíamos terminado con nuestro castigó y ya era muy tarde por lo que de nuevo no alcancé nada de comida.
Salgo del comedor y me dirijo a los dormitorios, antes de llegar a mi habitación me encuentro con Enriko en las escaleras.

—Hola Franco —me saluda con una sonrisa.

—Hola Enriko —le digo sonriendo de lado.

—¿No alcanzaste comida? —me pregunta y niego con la cabeza— dame un momento.

Enriko sube las escaleras y lo sigo, lo veo entrar a su habitación la cual está tres habitaciones después de la mia y minutos después sale.

—Toma, me las dio mi hermana, cometelas no es bueno estar sin comer tanto tiempo —me dice entregándome unas galletas.



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En el texto hay: princesa, corona, romance juveni

Editado: 16.07.2022

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