Cap 15

Marukh

Estoy caminado por el patio de la academia pensando en lo sucedido con la extraña, estoy enojado porque no me haya dicho la verdad pero no puedo odiarla y tampoco puedo delatarla, no me atrevo y por alguna extraña razón no quiero hacerlo, quiero seguir estando a su lado, seguir viendola. Me he vuelto loco, no se que es lo que me pasa.
Estaba apunto de irme a la habitación cuando escucho risas, volteó y veo a la extraña junto al coronel Ianello tambaleandose y riendo. Están borrachos.

—Maldición ¿Por qué tomaste si sabes que no lo aguantas? —pregunto molesto.

—Ey, Marukh que bueno que apareces, llévalo a la habitación —dice el coronel arrastrando las palabras.

No sé quién de los dos está más borracho pero justo para mí suerte llega un soldado quien se encarga de llevar al coronel a su cuarto.
Lllevo a Franco... Quiero decir a la extraña, a la habitación.

—Sientate —le digo mientras tomo un trapo y me dirijo al baño para mojarlo.

Regreso y la veo desabrochandose la camisa.

—¡Ey! ¡Nonono! ¿Qué haces? —me apresuró a detenerla y a abrocharle los dos botones que alcanzo a desabrochar.

—Hace calor —se queja.

—Lo se —digo.

Me acerco a ella y le pasó el trapo húmedo por la cara y por el cuello, está maldita extraña, ¿Por qué toma si sabe que no lo tolera? Ni siquiera debería estar ayudándola después de que me mintió.

—Eres un idiota —me dice y la miro indignado.

—¿Yo? ¿Si te das cuenta que te estoy ayudando? —le preguntó serio.

—No es cierto, no me estás ayudando, tu quieres contarles a todos que soy mujer, no me dejas cumplir mi sueño, eres igual a mi madre —dice molesta arrastrando las palabras.

—No pensaba delatarte con nadie, se que te matarán si te descubren así que lo que planeaba era hacer que tú misma abandonaras la academia —le digo— además, perdón que te lo diga pero tú sueño solo es eso, un sueño tonto que no vas a poder cumplir porque aunque se que eres excelente soldado no podrás ocultar tu identidad para siempre y te matarán en cuanto te descubran, por eso deberías renunciar a ese sueño tonto tuyo.

—Eso es una idiotez —me dice molesta— Se que piensas que estoy fingiendo ser una persona que no soy pero no es así, Franco Leones es quien soy realmente, tal vez no es mi nombre verdadero y tampoco soy hombre pero a través del nombre de Franco puedo ser yo misma, expresar como me siento, hacer lo que realmente me gusta.

—Pero ¿Por qué complicarte la vida? Ser soldado no es lo que piensas, corres muchos peligros, tu familia corre peligro, ya ves lo que le pasó a la hija del coronel Ianello. Extraña, creeme, lo mejor que puedes hacer es regresar con tu familia y seguir viviendo la vida perfecta que tienes y con tu familia perfecta que tanto te ama —le digo haciéndola enojar aún más.

—¿Vida perfecta? ¿Familia perfecta? Estás tan equivocado, amo a mi familia pero no estamos ni cerca de ser una familia perfecta, mis padres me aman, no lo dudo ni por un segundo pero también se que a mi madre le importa más el que dirán que yo, mi padre me adora, soy la luz de sus ojos, su niña pero nunca me defenderá de mi madre aún sabiendo que ella es la que está equivocada, mi segundo primo y tío me odian, ellos lo que quieren es deshacerse de mi.

—Eso no es cierto, estoy seguro que también te quieren —la interrumpo y ella sonríe amargamente.

—No es cierto, a ellos lo único que les importa es el dinero y el poder con decirte que mi primo incluso intento abusar de mi solo por tener todo lo que por derecho me pertenece —dice.

«¿Su primo intento hacer qué...?»

Siento como me hierve la sangre, aprieto los puños a los costados y aprieto la mandíbula.

«Juro que cuando encuentre al idiota que se atrevió a ponerle una mano encima lo mataré.»

—Se que piensas que mi sueño es tonto y que nunca lo cumpliré —sigue hablando— pero no necesito que me lo recuerdes, yo mejor que nadie se que nunca podré cumplir mi sueño, de hecho, no planeaba quedarme mucho tiempo en la academia, solo iba a quedarme unos meses y después desaparecer. Solo quería vivir mi sueño aunque sea por solo unos meses antes de renunciar a el y a mi libertad, a mi yo verdadera para convertirme en la persona que mis padres quieren que sea, en la persona que debo ser ante los ojos de mis padres y de todos.

Me deja sin palabras, no me había imaginado que fuera tan importante para ella ni que tuviera que fingir ser alguien que no es solo porque a sus padres no les gusta que sea ella misma. ¿En serio su sueño es tan importante como para poner su vida en peligro?

Analee

Me despierto con dolor de cabeza, genial, pero si no tome tanto.
Me levanto de la cama, me cambio y me dirijo al comedor. Llegó y veo a los chicos comiendo, me siento junto a Flavio y escondo la cabeza entre mis brazos.

—¿Qué te pasa? —me pregunta Flavio.

—Me duele la cabeza, siento que me va a explotar —digo. Lo peor es que no puedo recordar que pasó ayer.

—Deberias ir al doctor —me dice Mauricio.

—No, es la cruda —digo.

—¿Fuiste a beber sin nosotros? —pregunta Guido indignado.

—No preguntes —le digo.

—Eso te pasa por no invitarnos —dice Matías.

—Ya déjenlo —dice Enriko.

Los chicos siguen comiendo pero soy incapaz de comer nada, Enriko me pasa el caldo y unos cubiertos.

—Cometelo, te hará bien —dice.

Voy camino al patio donde va a ser el entrenamiento cuando me encuentro con Enriko.

—Ey Franco, toma —me entrega unas pastillas—. Son pastillas para la cruda.

—Gracias —le sonrió.

Al terminar el entrenamiento ya es de noche, de verdad que no se como aguanto pasar tantas horas sin comer. Me voy a mi cuarto y me dejó caer sobre la cama.
Minutos después entra Marukh, cuelga su chaqueta en el perchero y me mira.

—¿Quieres algo del comedor? —me pregunta.

Niego con la cabeza, todavía estoy enojada con el. El asiente y esta a punto de salir pero se detiene.