Capítulo 16: Nuevas Sombras

El claro se llenó de un resplandor brillante mientras la última sombra de Malek se desvanecía en el aire. Luna y Adriel permanecieron abrazados, sintiendo el peso de la victoria y el alivio que los envolvía. Pero a medida que el resplandor se desvanecía, una sensación inquietante se instaló en sus corazones.

—Lo logramos... —susurró Luna, todavía con una mezcla de incredulidad y euforia.

Adriel la miró, su expresión seria. —Sí, pero no podemos bajar la guardia. Malek fue solo una parte de algo más grande.

El anciano se acercó a ellos, con la sabiduría de siglos en su mirada. —Lo que han hecho es monumental, pero la oscuridad siempre encontrará una forma de volver. Malek no era el único que anhelaba el poder.

—¿A qué te refieres? —preguntó Luna, el temor comenzando a enraizarse en su pecho.

—Hay otras criaturas que habitan en las sombras, otros que también buscan la luz. Puede que Malek haya caído, pero su legado no terminará aquí —respondió el anciano, su voz profunda resonando con la gravedad de sus palabras.

—¿Qué debemos hacer? —inquirió Adriel, su voz firme.

—Debemos prepararnos. Juntos, debemos unir fuerzas con aquellos que también luchan contra la oscuridad. —El anciano miró hacia el horizonte, donde la luna llena brillaba intensamente. —La próxima luna será crucial. Deben buscar a la familia de vampiros que se opone a la oscuridad, los Illumina. Ellos tienen un antiguo conocimiento que puede ayudarlos.

Luna frunció el ceño, su mente procesando la nueva información. —¿Dónde podemos encontrar a los Illumina?

—Sus territorios están más allá del bosque, en las tierras de los antiguos. Tienen un fuerte vínculo con la luz y la magia, pero también con las sombras. No será fácil acercarse a ellos —advirtió el anciano.

—Lo haremos —dijo Adriel, mirando a Luna con determinación. —Si hay más amenazas por venir, necesitamos su ayuda.

La noche avanzó, y mientras se preparaban para partir al día siguiente, Luna sintió una inquietante mezcla de esperanza y preocupación. La victoria sobre Malek había sido importante, pero el futuro seguía siendo incierto.

La mañana llegó con un aire fresco y revitalizante. Equipados con provisiones y la guía del anciano, Luna y Adriel se despidieron de los Guardianes, prometiendo regresar con los Illumina.

El camino hacia las tierras de los antiguos se extendía frente a ellos como un laberinto de posibilidades. Mientras caminaban, los árboles susurraban secretos, y la brisa traía consigo ecos del pasado.

—¿Te imaginas cómo serán? —preguntó Luna, mirando a su compañero.

—No lo sé, pero estoy seguro de que serán fascinantes. Y espero que entiendan que no venimos a pelear, sino a buscar aliados —respondió Adriel, tomando su mano.

El viaje les llevó a través de paisajes cambiantes: valles cubiertos de flores silvestres, ríos brillantes que serpenteaban como cintas de plata y colinas que se alzaban como guardianes antiguos. Pero a medida que se acercaban a la tierra de los Illumina, una sensación de inquietud comenzó a apoderarse de Luna.

—Adriel, algo no se siente bien —dijo Luna, deteniéndose en seco. —Siento que nos están observando.

Adriel se detuvo a su lado, su mirada fija en el bosque que los rodeaba. —Tienes razón. Mantente alerta.

De repente, una figura emergió entre los árboles: un vampiro de aspecto etéreo, con una piel pálida y ojos dorados que brillaban con una luz interna.

—¿Quiénes se atreven a entrar en nuestras tierras? —preguntó, su voz suave pero firme.

—Venimos en paz —respondió Adriel, su tono serio. —Buscamos a los Illumina. Necesitamos su ayuda para enfrentar una nueva amenaza.

La figura lo estudió con atención. —He sentido la luz en ustedes, pero también hay algo más. ¿Qué saben de la oscuridad que se avecina?

Luna dio un paso adelante, sintiendo la urgencia en su voz. —Hemos enfrentado a Malek, pero sabemos que no es el final. Necesitamos aprender de ustedes y unir fuerzas.

El vampiro sonrió levemente. —Soy Aric, uno de los guardianes de esta tierra. Entremos, pero sepan que la confianza se gana. Tendrán que demostrar su valía ante el consejo de los Illumina.

Mientras seguían a Aric hacia el corazón de las tierras de los Illumina, Luna y Adriel sintieron una mezcla de nerviosismo y esperanza. Sabían que estaban ante un nuevo reto, y la idea de ganarse la confianza de un clan que había existido por siglos era abrumadora.

El camino los llevó a un vasto claro donde otros vampiros se congregaban, sus ojos brillando con curiosidad. El consejo de los Illumina se sentó en un altar elevado, rodeado de símbolos antiguos que destellaban con la luz de la luna.

Aric se dirigió al consejo. —Estos son Luna y Adriel. Buscan nuestra ayuda contra la oscuridad que acecha.

Uno de los miembros del consejo, una vampira de cabello plateado y mirada intensa, habló. —Hemos escuchado rumores de Malek, pero su caída no significa que la oscuridad haya sido derrotada. ¿Qué los hace dignos de nuestra confianza?

Luna sintió que el corazón le latía con fuerza. —Hemos enfrentado la oscuridad y hemos visto el dolor que causa. Lo que queremos es unir fuerzas, no solo por nosotros, sino por todos los que han sido afectados.

Adriel añadió: —La luz siempre encontrará su camino a través de la oscuridad. Estamos dispuestos a luchar junto a ustedes.

La vampira del consejo lo observó con detenimiento. —¿Dispuestos a sacrificarlo todo? Porque el camino que han elegido es peligroso y requiere más que valentía.

—Estamos listos para cualquier desafío —dijo Luna, su voz resonando con determinación.

Después de lo que pareció una eternidad, la vampira sonrió levemente. —Entonces bienvenidos, Luna y Adriel. Pero deben demostrar su valor en la prueba de la luz. Solo aquellos que puedan brillar en la oscuridad serán dignos de nuestro conocimiento y poder.

Luna sintió una mezcla de miedo y emoción. Sabía que el desafío que se avecinaba no sería fácil, pero también comprendió que esta era una oportunidad para fortalecer su vínculo con Adriel y su conexión con la luz.