Sangre Maldita. Más allá de la Muerte 1

Capítulo 17: En brazos de la muerte

Capítulo 17:

En brazos de la muerte

 

Danna 

Me asfixio, no puedo respirar, abro los ojos y veo los de Danny. Está sobre mí, sus manos frías en mi cuello apretando mi tráquea con fuerza. Aferro mis manos a las suyas e intento hacerla aflojar su agarre; ella sonríe mientras siento cómo se me desprende el alma. Lucho con las pocas fuerzas que me quedan, ella apenas si afloja sus manos sobre mi cuello y yo grito tan fuerte como mi cuerpo me lo permite. Ella presiona con tanta fuerza que estoy agonizando. Mis manos se dejan caer a cada lado de mi cuerpo, y ya no hay aire para respirar. 

👻👻👻

Escucho mi nombre, alguien está llorando y recibo como golpes en mi pecho, todo tan lejano a mí que parece un sueño. Siento que estoy flotando, entonces algo frío pasa por mi garganta, llenando mi cuerpo de algo suave. Y quiero más, necesito más. Me desespero por tener más de eso, necesito respirar. Pero no tengo fuerzas, entonces, eso, tan vital, vuelve a fluir por mi garganta y me aferro a ese diminuto aire que da vida a mi cuerpo.  

Tomo una bocanada de aire y estoy viva. Estoy despierta, pero desorientada; escucho la voz de Cristal preguntando qué pasa.

—Respira despacio —escucho la voz de Nick muy cerca de mí.  

Hago lo que me dice y siento que mis pulmones ardieran con cada respiro, pero sigo respirando de forma pausada. Ya puedo verlos, Cristal está en la puerta mirándome atónita sin comprender lo que pasa. Manuel está a mi lado asustado y llorando sosteniendo mi mano; le doy un apretón para que sepa que estoy bien y sonríe en medio del llanto. Nick está del otro lado con la respiración agitada y los ojos aterrorizados, y sé que fue él quien me dio respiración. 

Pasan largos minutos hasta que puedo respirar sin dificultad. Entre Nick y Cristal me levantan del suelo donde me encuentro, no tengo idea de cómo llegué aquí.  

Las piernas me tiemblan y me cuesta mantenerme en pie. 

—¡La atacó! —exclama Cristal sorprendida —pero si estamos aquí, no debería haber sucedido. 

No entiendo lo que quiere decir, ni tampoco le presto atención. Sólo me importa seguir respirando. 

—Me quedaré con ella —dice Nick. 

—Creo que deberíamos permanecer todos juntos, para evitar otro episodio similar—sugiere su hermana. 

—Sí, tienes razón —admite él. 

Nick me eleva en sus brazos y todo me da vueltas.  

Dejo caer mi cabeza sobre su hombro, cierro los ojos y luego los abro cuando siento que me recuesta de algo. Me doy cuenta de que estoy en el sofá, que Thomas y Alexis están despiertos y que Manuel intenta explicarles lo que pasó. Cristal aparece frente a mí con un vaso de agua; mi boca está reseca así que me la tomo de una, por lo poco que pude saborear es agua de azúcar. Le entrego el vaso con las manos temblorosas y Nick me acoge en sus brazos. Siento todas las miradas sobre mí, y lo están. No estoy en condiciones de hablar y supongo que se dan cuenta. 

Thomas y Alexis desaparecen en el pasillo de las habitaciones, luego vuelven con el colchón de la cama de Manuel y lo tienden en el centro de la sala entre los dos sofás; Cristal y Manuel lo ocupan. Él está asustado y ella trata de calmarlo, pero dudo mucho que vaya a dormir después de esto. 

Alexis prende el televisor y busca alguna caricatura en los canales. Lo deja donde están dando una película chistosa que parece agradarle a Manuel y se tumba en el sofá junto a Thomas. Vemos la televisión por largas horas hasta que me siento cansada, y dejo que la calma que siento en los brazos de Nick me proteja. 

👻👻👻

Al abrir los ojos, lo primero que veo son sus penetrantes ojos azules y sus carnosos labios acercarse a los míos. Al principio fue suave y delicado, un leve roce de nuestros labios; me siento algo cohibida ya que no me lo esperaba, por mi cabeza jamás pasó la idea de que pudiera gustarle a Nick, o que quisiera besarme. Pero, el tenerlo tan cerca hace que mi corazón quiera salirse de mi pecho y algo me recorra el cuerpo, es un sentimiento que no puedo explicar con palabras. Lo único que sé, es que me gusta lo que siento. 

El beso se hace más prolongado y devorador, su mano recorre mi espalda y provocándome un escalofrío. Se detiene en mi cintura y me presiona contra su cuerpo. Mis manos quedan atrapadas entre mi pecho y el suyo, mis dedos se mueven tímidos sobre su pecho enmarcando sus músculos. La respiración se me acelera con la intensidad del beso; sus labios siguen navegando en los míos como en un mar tempestuoso. Ambos estamos sin aliento pero no nos detenemos, queremos más de esas olas indomables. 

Lo aparto de golpe cuando siento que alguien viene, y me encuentro respirando como si hubiera corrido una maratón. Él está igual, sus labios están rojos y algo hinchados, y supongo que los míos también. Veo a Thomas salir de la cocina e ir directamente a la puerta. 

Ya estoy respirando con normalidad, y lo sorprendo dándole un beso Amaia que acaba de llegar. 

—Buenos días —dice sonriendo—. ¿Cómo pasaron la noche? 

Hace una mueca al darse cuenta de que nuestras miradas se juntan —Thomas, Nick y yo—, como recordando en secreto el horror que vivimos. 

—¿Qué ocurrió? —pregunta llevando su mirada sobre cada uno de nosotros. 




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