Camino con dificultad a través de los pasillos del hospital donde ha sido ingresada Angely. Ya han pasado tres semanas desde lo ocurrido y cada vez que puedo procuro venir a visitarla, esta vez Nia no ha podido venir conmigo ya que su semana de exámenes en la universidad ha empezado recientemente.
― ¡Hola!, he venido de nuevo. ― Digo cuando finalmente he llegado a su habitación. ― ¿Qué tal te encuentras? ― Pregunto moviendo mis manos de una forma peculiar con la esperanza de que me responda de alguna u otra forma, pero igual que las otras veces su respuesta es la misma.
Nada.
Se encuentra recostada sobre la camilla con los brazos colocados a los extremos de esta. Desde que llegó no ha hecho ninguna muestra de entendimiento, siempre en la mismo posición; con su cuerpo inerte ante todo lo que pasa a su alrededor.
Los médicos han dicho que ella se encuentra realmente bien de salud y que en el accidente fue la que menos recibió daños. Ellos deducen que puede que el momento le haya causado un trauma o que posiblemente también perdió la audición. Sin embargo según los exámenes que le han hecho todo está bien en ella así que la tendrán en observación todo el tiempo que sea posible.
Perdiendo la esperanza de que me conteste prosigo a sacar un libro de mi bolso; una comedia romántica de las que tanto le gustan, me he dedicado a leerle un capítulo o dos por cada vez que vengo para luego contarle anécdotas del instituto y sucesos de lo que ha pasado en el mundo estos días.
Quiero creer que ella realmente me escucha a pesar de lo que digan los médicos.
— Te amo, Madison. ¿Te es tan difícil comprender eso? — Leí entretenidamente introduciéndome cada vez más a la lectura — Jake acercó su rostro al de la chica hasta el punto de unos pequeños roces entre sus narices, pero al final fue ella quién se atrevió a unir sus labios.— Finalicé el capítulo para cerrando el libro — Tendremos que esperar hasta mañana para saber que pasa — Hablé con emoción y soltando pequeñas risas, aunque no es mi género favorito la historia a logrado atraparme.
Pasamos el tiempo contándole lo que he hecho hoy en el instituto hasta que llega la hora de irme, me acerco a Angy y me siento su lado, me despido de ella dejando un beso en su frente para luego pedirle que por favor se mejore pronto y que siempre estaré para ella a pesar de todo. Me quedo unos segundos viendo sus ojos esperando alguna reacción por parte suya pero no recibo nada a cambio. Su mirada está llena de tristeza y dolor lo cual me hace pensar que hay posibilidad de que ella realmente perdió el sentido del oír.
Sujeto su mano sintiendo algunas marcas en su muñeca debido a los sueros que le han dado diariamente. Me duele verla así. A pesar de lo poco que hemos convivido estos últimos años, somos muy cercanas y no dudaría en hacer lo que fuera para que ella pueda estar a salvo.
Finalmente me levanto de la camilla y me dirijo a la puerta no sin antes darle un último vistazo a mi amiga, antes de cruzar por la puerta levanto mi mano a la altura de mis labios y le lanzo un beso. Camino lentamente por los pasillos del hospital hacia una de las salidas, me fijo en cada sala y me asombra saber que últimamente ha estado repleto de pacientes que han llegado de urgencia por ataques de algo o alguien, vivimos en una ciudad segura por lo que es muy raro ver casos de este tipo.
Justo cuando me acerco a la salida veo a un grupo de enfermeros entrar a toda velocidad con una camilla y alguien sobre esta. Al pasar a mi lado puedo sentir como alguien se aferra a la manga de mi blusa.
― ¡Por favor, ayúdenme! ― Grita con desesperación un hombre de mediana edad.
Una de las enfermeras toma su brazo y le inyecta sin cuidado alguno lo que yo creo que es anestesia general. Este acto me producen ganas de ir y reportar a esta chica. Una de sus compañeras de trabajo de acerca a mi al notar que sigo pendiente de la escena.
― No te preocupes, sólo es un poco de anestesia. ― Me dice al notar mi mirada expectante. ― Ese tipo ha sufrido de esquizofrenia durante muchos años pero no ha sido medicado, por lo cual nuestras medidas deben ser más duras. ― El tono de su voz cambia constantemente como si tratase de parecer amigable todo el tiempo. Sin tomarse mucha confianza a sus palabras paso finalmente por la salida pensando en el bienestar de ese hombre.
Angely.
Han pasado al rededor de veinte días desde que estoy aquí, aunque para mi se han sentido como años. Puedo observar el reloj frente a mi y así poder saber cuando finaliza un día y cuando inicia otro.
Creí que esto había terminado y que finalmente sería libre. Eso pensé hasta que lo ví a él nuevamente, como pasajero del autobús en el que me trasladaba.
Cuando creí que finalmente podría dejar mi mutismo selectivo el cual todos creen que afasia pero no es así.
Él no me permite hablar.
Desde hace un tiempo en aquel accidente él no se alejó de mí hasta que después de unos meses simplemente desapareció, luego de eso decidí comunicarme con las chicas para saber si asistirían al concierto de uno de nuestros artistas favoritos y así poder relajarme un poco y olvidarme de todo. Deduje que todo lo relacionado con él simplemente fueron alucinaciones provocadas por lo ocurrido.
Editado: 23.11.2021