Después de la muerte de Moisés, Dios encomienda a Josué liderar a los israelitas hacia la tierra prometida, asegurándole que estará con él como estuvo con Moisés. Dios instruye a Josué a ser valiente y obediente, recordándole que prosperará si sigue sus mandamientos. Josué, a su vez, instruye a los israelitas a prepararse para cruzar el río Jordán y tomar posesión de la tierra prometida. Josué organiza a ciertas tribus para que ayuden en la conquista de la tierra mientras otras permanecen en el lado oriental del río Jordán. Los guerreros prometen obedecer a Josué y seguir sus órdenes, bajo la amenaza de ser ejecutados si se rebelan.