Cuando el pueblo de Israel entre en la tierra prometida, el Señor eliminará a las naciones que allí habitan. Les advierte que no hagan alianzas con ellos ni se casen con ellos, ya que esto podría llevarlos a adorar a otros dioses. Dios los ha elegido como un pueblo especial y los ha rescatado de la esclavitud de Egipto por su amor incondicional. Les insta a obedecer sus mandamientos para disfrutar de bendiciones abundantes, incluyendo una buena cosecha, protección contra enfermedades y victoria sobre sus enemigos. Aunque enfrentarán naciones poderosas, no deben temer, porque el Señor estará con ellos y los ayudará a vencer. Dios eliminará gradualmente a estas naciones y los protegerá de sus dioses y de la codicia por sus riquezas, advirtiéndoles que eviten todo lo que pueda contaminar su relación con él.