Santiago Ferrara

Capítulo 4

—Salimos del restaurante, para regresar a la empresa, la verdad me siento contenta porque el negocio se pudo cerrar. 

 

 


—Subimos al auto  para iniciar el trayecto de vuelta— ¿A que hora, mando a Lucas a recogerla señorita?. Pregunta Santiago —Señor en verdad, yo no creo que pueda ir esta noche— ¡Que pereza!,  así que usted es de esas mujeres a las que les gusta hacerse las de rogar, para pasar de interesantes. Es trabajo, no se confunda que no es una salida de placer, no tiene que hacer el show—Un gesto de asombro, se forma en mi cara. Dios Santo este hombre no filtra nada, las palabras salen de su boca como pepitas de guaba. Mire señor, no estoy haciéndole ningún show y claro que se que esto no es placer sino trabajo, pero resulta señor  que mi madre esta enferma y no la puedo dejar sola, por esa razón mi hermano se queda con ella mientras yo trabajo, y yo la cuido en las noches mientras el va a la universidad. No me  estoy haciendo la de rogar, ni mucho menos pareciendo interesante, es solo que todos no tenemos una vida tan perfecta como la suya. Esa fue la razón por la qurme iba a negar desde un principio, pero a usted se le ocurrió la genial idea de responder por mí — Yo no tenía idea— Claro que no, usted cree que todos vivimos en el mismo país de las  maravillas, en el que vive usted. Decido cerrar mi boca, porque no quiero seguir faltándole el respeto, no sea que bote y entonces si torció la puerca el rabo. 

 


—Miro hacía al frente y me topo con la mirada de reproche de Lucas en el retrovisor. Prefiero no decir mas nada,  el resto del viaje.  Parece que la embarre, con Dania. 

 


—Apenas el auto se detiene frente a la entrada de la naviera, me bajo inmediatamente no sin antes darle las gracias a Lucas— Subo hasta el piso donde trabajo, me dirijo a mi cubículo y dejo caer mi cabeza en el escritorio. No puedo evitarlo, siento que me desgasto cada vez que tengo un conflicto con el Señor Santiago, a veces puede ser tan pedante que es verdaderamente irritable, no se con que clase de mujeres suele tratar, pero va a tener que entender que no todas actuamos igual. Lástima que un hombre tan guapo e inteligente sea tan imbécil. Porque al César lo que es del César, el hombre esta como recetado por especialista, pero cuando abre la boca, toda la belleza se esfuma. 

 


—Parece que no se lleva bien con la preciosura, jefe — Parece que no, Lucas — Se ve que ella es una chica humilde y de familia. No es como las mujeres que usted esta acostumbrado a frecuentar — Sí, a veces sus actitudes me desconciertan —¿Por qué, lo dice? — Porque  actúa de forma opuesta al resto de las mújeres que conozco— Por ejemplo, señor — Es hermosa e inteligente, pero no es coqueta ni se me insinúa, es directa no se anda con rodeos, no reclama,  ni juega a hacerse la interesante, como acabas de ver, no reacciona ante mi presencia, ni mucho menos la inquieta mi mirada  —Perdone jefe, pero ¿A usted le gusta esa chica? — Por supuesto que no, nisiquiera es mi tipo. 

 


—Es solo que  un hombre como yo,  no esta acostumbrado que  una mujer lo trate de manera indiferente —Sí, entiendo jefe. Pues que bueno que no le guste, porque cuando estan juntos parecen dos trenes de carga, chocando a alta velocidad. Solo trate de no hacerla sentir mal, se ve que es una buena chica — Por lo que veo, le ves muchas virtudes a la señorita Rinaldi, Lucas — Me parece una mujer sumamente hermosa e interesante, Señor. Tal vez me anime un día de estos a invitarla a salir, me contesta Lucas con una radiante sonrisa — No se porque razón, pero su respuesta, me hace sentir cierta incomodidad y molestia. 

 


—Salgo del auto, rumbo a mi oficina. Repentinamente, mi humor cambio para mal. Llego al piso de presidencia y me encuentro con Natasha— ¿Cómo les fue? — Bien, contesto de manera tosca— Uyyyy, que humorcito cuñado, ¿Almorzaste limón agrio? — Pensé que tu asistente, ya te había puesto al tanto — No, no la he visto. Pero mejor le pregunto a ella, no sea que me muerdas y me de rabia. Digo dejándolo de pie  en medio del pasillo. 

 


—Buenas tardes Señor Ferrara, saluda Michell al verme llegar— Paso de largo y no respondo su saludo. Llego  mi oficina y camino hasta el mini bar, para servirme un Wiskhy, que me bebo de un solo trago.  ¿Qué rayos, es lo que te esta  pasando Santiago Ferrara?.  

 


—Hola Dania, saludo al llegar hasta su cubículo — Hola, señora — ¿Estabas llorando?. Me vas diciendo ya mismo, que demonios paso en esa reunión, porque Santiago llego hecho un ogro y ahora vengo aquí y te encuentro llorando,  Dania. Que te hizo ese idiota, habla ya mismo — Existir señora, eso me hizo su cuñado — ¿No entendí? — Es un idiota, patán, engreído, desconsiderado, arrogante, energúmeno, idiota e imbécil de primera línea – Ehhh, pue ya se que nació defectuoso, incluso hasta creo que debe habérsele caído de cabeza a mi suegra cuando era bebé, solo así se justificaría tanta estupidez en un solo cuerpo.  Pero aún no me dices ¿Que te hizo el zopenco ese? — Me comprometió, sin consultarme a ir a celebrar esta noche,  con los americanos y cuando intente decirle la razón por la que no podía ir, me dijo que dejara de estar haciéndome la de rogar y de hacerme la interesante. Así que explote y le dije que era porque, debía cuidar a mi madre y otro poco de cosas que la verdad ya  ni me acuerdo. Me sentí tan indignada, señora. En serio ese hombre piensa que la vida de todos es tan vana y superficial como la suya — Que va, definitivamente que mi cuñado no tiene remedio. Hay imbéciles y luego esta el — Lo peor es que ya me comprometió  y no quiero quedarle mal a los nuevos clientes, pero ¿Que hago?  si mi  mamá no puede quedarse tanto tiempo sola, ni mi hermano estar faltando a la universidad sin una razón de peso. Eso sin contarle que no temgo un trapo decente que ponerme irán a un lugar llamado “La Dimora”, si el solo nombre suena a lujo y esplendor, no quiero ni imaginarme el lugar. Digo aún con los ojos vidriosos.  



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En el texto hay: mafia, amor, amistad

Editado: 10.07.2022

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