Si hubiese usado otras Palabras
Era 24 de diciembre y toda la casa era un completo alboroto, mis padres estarían llegando al aeropuerto y todos estábamos en casa limpiando todo como locos, mi hermana y Lilian estaban cocinando.
Por alguna razón yo quería que todo estuviera perfecto, no por el hecho del ambiente navideño y todo eso, sino porque necesitaba que papá viera que todo era estupendo aquí y que todo iba bien.
Quizá y eso lo impresionaba lo suficiente como para hablarme por lo menos.
Mi sobrina estaba como loca preguntando si ya podía abrir sus regalos y mi hermana le respondía que no hasta que fuera media noche.
Mis padres se quedarían a dormir con nosotros así que como el sofá estaba ocupado por mi hermano me ha tocado que quedarme a dormir con Lilian, ha estado un poco enfadada por ello pero ya se le ha pasado, para ser honesta me da un poco de miedo eso, no sé qué tan seguro sea dormir a su lado.
Una hora más tarde con todos arreglándose mis padres han llegado.
— ¡Abuelo! ¡Abuela!
Mi sobrina está dando saltitos sin saber a quién de los dos tirársele encima primero.
Parece ser que papá es quien decide cárgala antes de que ella se le tire.
— ¿Cómo está mi princesa favorita? — Él le dio un gran abrazo y un beso en la frente mientras ella lo miraba con una gran sonrisa.
Ellos se hablaban muy seguido, según lo que me contaba Esther cada domingo mamá y papá llamaban para hablar con ella.
Y ellas habían ido a visitarlos un par de veces este año.
De mi parte había decidido mejor no hacerlo, si papá decidía mantenerse al margen conmigo ya haría yo lo mismo con ellos y creía que ir a visitarlos no era lo mejor en estos momentos.
— Hola mi pequeña. ¿Cómo has estado? Has crecido mucho desde la última vez que te vimos. — Mi mamá la vio con una gran sonrisa como la que tenía mi sobrina y la niña se le tiro a ella quien la tomó en brazos mientras la sacudía.
— Buenas tardes. — Mi papá me vio de pies a cabeza y yo me aclare la garganta tratando de que su tono de voz frío no me hiriese tanto.
— Hola.
— Hola cielo ¿Cómo estás?
A mamá pareció no importarle la forma en la que me habló papá y se apresuró a abrazarme mientras aún tenía a Amanda en brazos.
Yo acepte su abrazo mientras molestábamos a Amanda con que la íbamos a apachar.
— Que no, que voy a quedar muy flaca y ya no me va a quedar mi ropa. — Amanda habló mientras nos abrazábamos y ambas empezamos a reír ante el comentario de la niña.
— Estoy muy bien ¿tú como estas?
— He Estado muy bien, los he echado mucho de menos a ti y a Lucas, ninguno se ha dignado a visitarme en todo este año.
— Lo siento he estado muy ocupada pero yo también te he echado de menos. — Le di un beso en la frente.
— Me alegro de ver que estas bien ¿estas comiendo bien?
— Claro que sí, Esther no me deja comer comida basura.
— Claro que no, luego Amanda no querrá comer nada más que eso. — Mi hermana salió de la habitación.
Mi hermano se estaba bañando en el baño del pasillo y tenía la música tan alta que parecía que ahí dentro había una discoteca y no un baño, así que posiblemente aun no los había escuchado y sabía que Lilian estaría en su habitación el mayor tiempo posible.
— ¿Como estas, hija? — Mi papá la fue a abrazar mientras mamá y yo nos quedamos viendo, sabía que ella me pedía disculpas en su lugar pero sus disculpas no arreglaban nada.
— ¿Y qué tal todo? ¿Has conocido a nuevas personas? — Mi mamá me tomó a mí para irnos a la cocina y así no prestarle atención a papá.
— Si, de hecho tengo unos amigos geniales. — Le dije sonriendo.
— ¿Y mafer? ¿Aún siguen siendo amigas? — Ella acomodo sus lentes mientras se sentaba en un pequeño banco que teníamos ahí.
Yo tome una respiración profunda antes de hablar.
Hacia una semana que me había enterado del beso de ella y Mateo. Sin embargo ni siquiera había podido hablar con ella. Lo mismo con mateo, me habían evitado toda la semana y por más extraño que fuera cuando había ido a casa de Nadia con Anne, luego había salido con Miguel, habíamos ido a comer también todos juntos junto a Levi y los demás, realmente habían habido salido varias veces con los chicos y ni una vez me había topado con Mateo por lo que suponía que ambos me estaban evitando y yo quería saber el por qué.
Sabía que el beso había influido en ello pero necesitaba que ambos me explicaran sus razones para evitarme.
Y a pesar de que Mateo me estaba evitando y eso me ponía algo triste yo solo quería saber si mafer estaba bien.
En los videos no se la veía muy bien y yo solo quería entender qué había pasado.
— Si, aún seguimos siendo amigas. — Trate de darle mi mejor sonrisa. — Aunque ahora también tengo dos buenas amigas nuevas. Se llaman Nadia y Anne.
Mi mamá me dio una gran sonrisa. — Me alegro, es bueno que estés haciendo tu vida aquí.
— Ahora también tengo un mejor amigo. — Sonreí, esta vez de verdad.
— ¿Así y como se llama?
Mi mamá sabía que toda la vida había querido tener un mejor amigo, por alguna razón nuca había logrado encontrar a un chico con el cual tener mucha confianza sin que las cosas se malinterpretaran.
— Se llama Miguel. — Sonreí. — Es un gran chico. Realmente he hecho muchos amigos nuevos, seguro y te encantaría conocerlos.
Y a ella le brillaron los ojos de la emoción.
— Si tú quieres que los conozca con gusto lo haría. — Ella me dio una sonrisa sincera.
— Supongo que sí, quizá un día puedan venir a casa. — Le di media sonrisa.
Mi hermano ya había salido de ducharse y estaba hablando felizmente con papá.
— Lamento mucho que él se comporte así. — Le dio una mirada a papá, la cocina tenía una ventana que daba hacia la Sala así podía ver lo que los demás estaban haciendo mientras cocinaba.