Sarah Y Su Amor De Invierno

Capítulo 8. Culpables

Culpables
 

Lo había intentado, realmente quería hacerlo pero ninguno me dejó pasar.

Los padres de mafer no me querían dejar pasar ni si quiera a la sala de espera.

Ellos pensaban que había sido mi culpa que ella tuviera ese accidente.

Lo cual era una verdadera mierda.

Todo lo que sabía era que posiblemente perdiera su ojo izquierdo ya que el vidrio de su ventana sé había roto en muchos pedazos y le habían saltado hacia toda la cara.

Tenía una contusión en la cabeza y un pedazo de la puerta le había atravesado el estómago. Todavía estaba siendo operada para que le pudieran quitar eso y estaba entre la vida y la muerte.

Pude escuchar que el doctor le decía a la mamá de mafer que era muy posible que entrara en Estado de coma y ella empezó a llorar así que su esposo dejó de retenerme para ir a abrazar a su esposa.

— ¡Solo lárgate de aquí, has venido tú y solo nos han dicho más malas noticias! — La mamá de mafer me grito y a mi sé me llenaron los ojos de lágrimas.

— Lo siento yo...

Mateo me tomó de la mano y negó. — No, no lo sientas. Ustedes le están echando la culpa a alguien que al no saber dónde estaba su hija fue a buscarla ¿y qué hiso su hija señores? Hiso que está chica que está aquí devastada por lo que le ha pasado a su amiga. — El me señalo, estaba enojado con ellos. — Lo que hizo su hija fue causar problemas e irse y fue ella quien tuvo que pasar casi toda la madrugada en una comisaría por culpa de lo que había hecho su hija ¿y sabe? Después de todo lo que le hizo y le dijo, ella está aquí preocupada por saber si ella va a vivir. Ella está aquí luego de haberse enfrentado a sus padres quienes han pesado mal de ella por estar en la cárcel, imagínese usted que la llamen un 25 de diciembre y le digan que su hija está en la cárcel, ¿qué va a pensar usted? Y lo peor de todo es que Sarah nunca hizo nada. Si quiere buscar un culpable pues mírese a usted que solo se quedó en su casa en lugar de salir a buscar a su hija tal y como lo ha hecho Sarah.

La señora de había puesto pálida y aunque estaba agradecida de que Mateo me defendiera no creo que era buen momento para decir estas cosas.

— Así que no dejaré que ella se quede aquí tratando de entrar pidiéndoles perdón por algo de lo cual no tiene ninguna culpa y que ustedes solo contribuyan a que ella se castigue más pensando que si ha sido culpa suya. Esperamos que mafer se mejore y si sucede algo no duden en avisar a Sarah.

El me jalo de ahí y me saco del Hospital.

No sabía si iba a poder estar ahí más tiempo en realidad, me sentía tan mal ahí dentro. Que cuando Mateo me saco y pude respirar de nuevo en la calle me di cuenta que ni siquiera estaba respirando bien.

Él se paró frente a mí, me atrajo hacia él y me abrazo. — Ya verás que mafer saldrá de esto, nunca la conocí bien pero confío en qué será alguien capaz de superar esto.

Yo asentí desviando la mirada, esperaba lo mismo que el sin embargo yo no era tan optimista.

— ¿Qué te parece si te quedas esta noche conmigo? — El me vio esperando una respuesta. No lo decía de manera pícara ni nada, suponía que el intuía que yo no quería quedarme en casa.

— Me parece bien, estar con los demás solo hará que no pueda dejar de preocuparme por mafer. — Dije. — Pero creo que necesito ir a casa por un poco de ropa. Me estoy helando. — Dije a pesar de que me había puesto mi gorro y mi bufanda de nuevo, y que seguía con la chaqueta puesta.

Él me sonrió. — Eres una friolenta, en mi auto tengo un par de abrigos que seguro y te mantendrán calientita. Y claro que podemos ir a tu casa.

Él puso su mano en mi espalda para instarme a caminar.

Ya en su auto me puse su sudadera negra porque nunca traía nada que no fuera de ese color. Y en realidad me encartaba traerla puesta, era muy cómoda y poco me importaba que me quedará más grande pero tener algo con el aroma de él realmente me reconfortaba a pesar de que lo tenía conduciendo a mi lado.

Al llegar al edificio ambos subimos hacia el apartamento y cuando abrí la puerta me encontré a Lilian sobándose la cabeza mientras estaba sentada en el sofá individual y vi a mi hermana tirada en el sofá con su cabeza recostada en las piernas de mi hermano.

Lilian fue la primera en alzar la mirada y por primera vez en la vida diría que vi alivio en sus ojos.

— ¡Hasta que por fin apareces! ¿Estás bien?

Yo le sostuve la mirada y me mordí la mejilla. — Sí, estoy bien, lamento haberme ido sin decirles a donde iba.

— Nos mantuvimos muy preocupados por ti. — Mi hermana se sentó mientras me hablaba con voz de regaño.

— Así es, fue la primera vez que vi a Lilian preocupada por algo en la vida. — Dijo mi hermano Lucas.

Yo vi perpleja a Lilian. — ¿Te preocupaste por mí?

Ella apretó los labios y me miro un tanto nerviosa. — Pu-pues claro que me voy a preocupar por ti ¿qué me crees una insensible sin corazón?

Ella habló sin verme a los ojos.

Y a pesar de todo lo que estaba pasándome, me salió una gran sonrisa y cuando menos me di cuenta yo ya me estaba tirando hacia ella para abrazarla.



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En el texto hay: humor, problemas, romance

Editado: 13.02.2022

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