Sābisuman "Akirameru"

CAPÍTULO 16

El colmo. Pero ¿qué le importa a él? No puedo creer su atrevimiento y no pienso responderle, por supuesto que no. ¿Acaso le pregunto yo cómo se lo tira su marido?

📱Mensaje de Jimin a Jin. A las 7.32.

Me voy a la ducha, luego hablamos.📱

Dejo el iPhone y me encamino al baño. Me apoyo en la puerta y contemplo a Jungkook. Está agachado, llenando la bañera. Ha puesto sales y pétalos de rosa... Oh, sí. Mi romántico no reconocido.

—Ya estoy aquí. —Mueve el agua con la mano para hacer más burbujas y asiente—. Me encanta.

—Todo para ti. Dime, ¿quién era?

—Jin. Preguntando cosas absurdas.

—¿Como cuáles?

Me tiende la mano y yo camino hacia él.

—¿No me lo dirás, bebé?

—No... Es una estupidez.

—Cuéntamelo —insiste.

—Intimidades nuestras, cosas que no vienen a cuento.

Resopla sin disimulo. Está tan confuso como yo al intentar entender por qué le interesa el tema.

—El baño tiene una pinta estupenda.

—Entra, precioso —dice, quitándome el camisón—. Eres exquisito y sensual. Aunque estás más delgado y eso me preocupa.

—No me he alimentado bien —me burlo coqueto—. Tus dosis diarias eran mi vitamina, tendremos que ponernos de nuevo a ello.

—Siempre que quieras. —Me masajea los hombros y carraspea—. Diego me llamó hace dos días y me dijo que rechazaste el proyecto de la colección de verano.

Asiento con la cabeza, inseguro.

—Creía que habías dicho que no por mí y me preguntó qué podría hacer para llegar a un acuerdo.

—¿Y?

—Le dije que eso no estaba en mis manos, que era tu decisión. —Roza mi cuerpo y yo gimo caliente, caliente, como el agua en la que me meto—. ¿Cómo es que rechazaste la oferta?

Me relajo y disfruto del delicioso baño que me ha preparado. Me frota la espalda, el pecho y, sin pudor, aterriza entre mis muslos. Veo la incitación en su mirar y en su cara al repetir la acción.

—Estos días he estado muy cansado y con el periódico y todo... —contesto finalmente—. En este caso no podía compaginar las dos cosas.

Me acaricia los pezones... gimo.

—Báñate conmigo. —Le hago un hueco detrás de mí—. Te echo de menos.

Se quita el bóxer y se coloca en el lugar que le cedo. Me echo hacia atrás, apoyándome en su pecho, y me susurra al oído:

—Te amo, te amo. Quítame esta hambre que tengo de ti, este deseo que no me ha abandonado desde el día en que entraste en mi despacho.

Oh... cómo me pone.

Me coloca recto y acaricia mi cuerpo. Me eleva con su toque, mientras los pétalos danzan a nuestro alrededor y la espuma nos envuelve. Me tiene al límite como no es capaz de imaginar.

—Bebé, dime algo, o voy a pensar que no quieres que te enjabone.

—No pares.

—¿De qué? —me provoca—.Pídemelo.

Me vuelvo hacia él salpicando agua y, sin esconderme, digo:

—Métemela, Jeon.

Arruga la frente y, en minutos, hemos alcanzado ambos el clímax. El tórrido arrebato ha sido rápido, pero no por ello menos intenso... Sumerjo la cabeza y me lavo el pelo, sintiéndome como un muñeco de trapo; sólo tengo ganas de llorar.

—¿Jimin?

—¡¿Qué!? —grito sin querer—.

—¿Te he hecho daño?

—No.

—Bebé, ¿qué te pasa?

—Nada. —Me encojo de hombros—. Estoy tonto.

—Pero ¿por qué lloras? ¿He sido demasiado bruto? Háblame y no llores más, por favor.

—No es por ti, ha sido increíble.

Después me ayuda a vestirme e incluso me seca el pelo. Sé que está preocupado, pero yo no sé qué es lo que me tiene así.

Luego me acompaña hasta el periódico, aunque no está muy conforme con que trabaje ahí... Es un cambio para ambos y no le hace mucha gracia, pero me apoya.

No paso muy buena mañana, vomito dos veces, pero luego me reincorporo al trabajo como si no me sucediera nada. Jungkook me llama y, a escondidas, le mando un escueto mensaje:

📲Estoy bien, comemos juntos.

A las dos de la tarde, y tras trabajar cuatro horas, me reúno con él. Apenas como, la comida me da náuseas, pero lo engaño con la artimaña del estrés. Él insiste en que hable con Raquel y me tome la tarde libre, pero yo lo convenzo y vuelvo a las cuatro. A las siete ya no puedo más; no obstante, aguanto la hora que me queda.

A las nueve menos cuarto Jungkook y yo llegamos a casa y, tras comernos un sándwich de pollo, me propone ver una película. Llevo una camisa suya, uno de mis caprichos, y, abrazados, nos sentamos frente a la pantalla.

Oh, qué romántico es el protagonista.

Jungkook me cuchichea al oído:

—Te amo tanto que no sé cómo explicarlo.

—Voy por kleenex —me excuso y él me detiene sujetándome del brazo. Su cara es un poema—. Eh... me ha entrado algo en el ojo.

—No es verdad. ¿Qué te pasa? —Me cuesta hasta respirar de tanto como estoy llorando. Jungkook se asusta y me lleva fuera, donde el aire me calma un poco, despejándome—. Jimin, ¿qué tienes? ¿Por qué demonios lloras así?

Me callo, harto de mí mismo.

—¿Es por la película? —insiste.

—Supongo...

Se pone en jarras y mira al cielo, que está oscureciendo.

—Estás muy delicado y sensible. Has llorado comiendo, en el cuarto de baño, en la cama, ahora. ¿Por qué estás así?

—¡No lo sé! —Hipo—. ¡Me estoy volviendo loco!

—Ven aquí, quizá son tantos cambios. Tranquilo, no pasa nada, cariño. Desahógate.

Una hora más tarde estamos igual. Yo acurrucado contra su pecho y él calmándome sin conseguirlo. Y al ver lo desazonado que está, me río histérico. Jungkook no da crédito.

—¿Me cuentas lo que te pasa? —casi implora—. Me tienes al borde del infarto.

—Me siento imbécil. Lloro y no sé por qué. Río y tampoco lo entiendo. —Un nuevo sollozo escapa de mis labios y él se ríe—. Jungkook... Quiero a Tomy. Echo de menos a nuestro perrito... por favor, quiero verlo.

—Está en Madrid, bebé —me recuerda atónito—. Pero de acuerdo, llamaré a Silvia y se lo comento, ¿te parece?

Me siento tan mal... mareado y cansado y me retrepo.



#7322 en Fanfic

En el texto hay: kookmin, bts

Editado: 18.10.2019

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