Capítulo 1: a la sombra de un "Salvador"

-No puedes hacerme esto!- le gritó

-¿Como sabes que no puedo?, ¿sabes cuánto tiempo llevo aguantando tus engaños y tus puños?- ella le contestó, pero el simplemente desvió la mirada hacá otro lado, él sabía perfectamente que la había engañado con aquella mujer de nariz grande, él sabía que infinidad de veces la había golpeado y el simplemente el desvió su mirada, ella no encontraba las palabras ni el valor para irse de ahí, pues anque ella no quería era la persona que la había salvado de vivir en la calle.

Años atrás su padre había fallecido en un accidente, y su madre solo quería el dinero que el había dejado, así que ella no era importante, y le estorbaba para su herencia, y la echo a la calle; pero él la habia encontrado en la calle desmayada de hambre, indefensa del mundo exterior, pues ella apenas y tenía 14 años, no sabía nada de este mundo en realidad.

Cuándo ella al fin despertó, no sabía donde estaba, pero estaba limpia, sin hambre ni sed, no sabía quien la había rescato de su final fatal, se levantó de la cama y caminó fuera de la habitación, pero la casa donde estaba no había nadie, -Hola? hay alguien aquí?, donde estoy?-, alguien en el fondo le grito. era una anciana, le dijo: 

-Hija, no sabes al peligro que estas entrando, vuelve a casa-, a lo que la chica le respondió.

-Pero en casa mi madre no me quiere, ¿qué puedo yo hacer?-, la anciana la miró fijamente pero no contesto y desapareció de la misma forma.

Ella estaba desconcertada, y muy triste, pero la estaba observando un muchacho, no más alto que ella, cuando ella dió la vuelta para regresar a la habitación de donde provenía chocó con él.

Saltó muy asustada, pero con una voz muy dulce le dijo: -no temas niña, dime como te llamas y que edad tienes-, pero ella no sabía que decir, puesto que era la primera vez que le veía, pero al final le contesto:

-Tengo 14...años y mi nombre es...Makoto-, le dijó con mucha inseguridad

-Que bonito nombre, que sincera... eso significa tu nombre no?, sinceridad...- le dijo con un tono de seguridad

-Si... pero aun no me dices tu nombre-, ella sabía que algo andaba mal

-Jaja-, el rió - mi nombre es Akemi- y sonrió.