De vuelta a la escuela.
Jamás pense que diría esto, me alegro de que así sea y mucho más después de lo que pasado el verano, algo que prefiero olvidar.
Estoy desayunando cuando golpean la puerta.
Me levanto y voy a abrir.
Una nota.
Solo eso hay.
Ni siquiera hay alguien afuera esperando para darme la.
La carta está pegada con cinta a la puerta.
La agarro.
¿De parte de quién será?
Observo el sobre pero no dice en ningún lado quien la envío.
Cierro la puerta y sin más preámbulo la abro.
“Se lo que hiciste el verano pasado.”
Cómo puede alguien saber lo que pasó, que yo sepa no había nadie en ese lugar.
Pero ahora se cuan equivocada estaba.
Tal vez es una broma y está sea la única vez que reciba una carta.
Si eso debe ser.
Ahí también estuve tan equivocada.
(...)
Al regresar de la escuela siento como si alguien me siguiera pero cada vez que volteo no veo a nadie.
Ya me estoy poniendo paranoica.
Esa carta hizo que me sintiera todo el día perseguída, sentía que alguien me miraba desde lejos pero cuando volteaba para ver quién era no había nadie mirandome solo los mismos compañeros de clase de siempre exepto por un alumno nuevo de intercambio.
Freno.
Escucho unos pasos que luego se detienen.
Me quedo quieta en el lugar a ver si se vuelven a escuchar los pasos.
Nada.
Retomo el camino y otra vez escucho los pasos.
Me volteo.
No hay nadie.
Con miedo aceleró el paso y a los pocos minutos llegó a la casa.
Entro y cierro con seguro.
Me siento en el sofá y trato de tranquilizarme.
A los pocos segundos tocan el timbre.
Con temor me acerco a ella y la abro despacio.
Me encuentro con otra carta en el mismo lugar que la anterior.
La agarro.
Luego de cerrar la puerta vuelvo al sofá.
La abro.
“Yo se tu secreto y si no haces lo que quiero todos pronto lo sabrán, ahora otra carta está por llegar donde dice que tenés que hacer.”
Esto ya me esta asustando.
Cómo en la carta decía a los segundos la puerta volvió a sonar.
Me levanté y fui a abrir.
Otra vez solo se hayaba la carta.
Me asome para afuera en busca de alguien pero las calles estaban vacías.
Cierro y me pongo a leer la carta.
No podía creer lo que estaba leyendo.
Lo que esa persona quería que hiciera era una locura.
Pero si no quiero que nadie se entere tengo que hacerlo.
(...)
Enchufe en alargue y lo lleve hasta el borde de la piscina de la escuela.
Lo tenía sostenido de la mano.
Estoy haciendo exacto lo que en la carta decía.
Hay alguien adentro nadando que aún no se percato de mi.
Es ella.
La persona que decia en la carta que iba a estar.
Uno...
Dos...
Tres...
Suelto el alargue al agua provocando que la persona de la piscina se electrocute.
Veo el cuerpo flotar por el agua.
Sin llamar la atención salgo de ahí y voy a mi casa.
Ese fue el comienzo de todo, lo malo fue que no se detuvo ahí, siguió pidiendo cosas.
Y hasta hoy la persona detrás de las cartas no deja de atormentarme.