Tyra
Escucho la tortuosa alarma por tercera vez, maldigo mentalmente a quien creo las alarmas, no sé si existirá alguien que le gusten las alarmas, las odio, en serio las odio. Y aunque le ponga mis canciones favoritas, igual no puedo llegar a amarlas, me levanto y apago la alarma, la cual ahorita está sonando con <<Solo dance>>. Tengo mucho sueño, no he dormido nada, me quede toda la madrugada leyendo y cuando me di cuenta, eran las 4:47 am, si las 4:47 am y aunque quise seguir leyendo, me vi en la obligación de salir de la aplicación e irme a dormir, ya que en una hora y media sonaría mi alarma. Me estiro, para quitarme, aunque sea un poco de pereza, me levanto y me dirijo al baño, tengo 20 minutos para bañarme, vestirme, comer e irme.
Al entrar al baño y verme en el espejo, veo que tengo las mismas ojeras de todos los días y mi cabello igual de alborotado que siempre, no sé por qué Disney vende la imagen que las chicas amanecemos con el cabello intacto, eso es una completa mentira y si existe alguien así, la envidio completamente.
—Ujummm deberías dejar de leer en la madrugada y dormir más— le digo a mi reflejo, que parece más un zombi— no, mejor no, sigue leyendo, tienes muchos libros que leer aún— me rio por lo estúpida que me veré hablando conmigo misma.
Me baño y cepillo mis dientes en tiempo récord, al salir voy directamente a mi armario para ver que ponerme. Elijo un jean negro, una blusa sencilla blanca, una cazadora negra y unos zapatos blancos. No es que tenga demasiado ánimo para vestirme mejor. Me coloco un poco de maquillaje para tapar las ojeras, no pongo mucho maquillaje, solo lo esencial, porque no lo necesito. Me doy una ojeada en el espejo para ver como me queda y como lo suponía, me veo muy bien, mi cuerpo tiene las proporciones perfectas, gracias a mi madre, no debo de hacer ejercicio para poder verme bien, mis piernas están bien pronunciadas, mi cintura está perfecta, mi abdomen es plano, mi busto del tamaño correcto, mi cara es delgada, mi nariz es pequeña y respingada, mis ojos grises y mi cabello es largo, un poco ondulado y de color castaño. Veo el reloj que esta a lado del espejo y veo que son las 6:55, mierda, voy tarde, ya mi mamá debe de estar esperándome.
Sin más, agarro mi mochila y corro escalera abajo, antes de llegar al último escalón veo como mi mamá está esperándome con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
Oh, oh, creo que alguien ya se ganó la primera regañada del día
Cállate, no me ayudas en nada. Antes de que mi mamá diga algo, me abalanzo a ella y le doy un casto beso en la mejilla.
—Buenos días a la mujer más maravillosa del planeta— la abrazo aún más y con una sonrisa angelical me alejo de ella muy despacio.
—Sabes que vamos tarde no, hasta que hora te quedaste leyendo anoche— me dice aún con el ceño fruncido, no me gusta que me mire así.
¿Hasta qué hora te quedaste? Ah, cierto hasta las 4:47, dile eso a ver que te responde.
¿Y si mejor te callas de una vez?
—Ayer me quede hasta las 12 mamá, no más.
Tu capacidad de mentir y que no se note es magnífica, años de práctica te resultaron
Lo sé, lo sé.
—Bueno está bien, vamos que se te hace tarde— dicho eso, se dirige al Chevrolet Captiva color rojo, el favorito de mi mamá – apúrate Ty, vas a llegar tarde.
Me apresuro antes de que me regañe, me subo en el copiloto, abro la aplicación de Wattpad en mi celular y me sumerjo en mi lectura. Estoy releyendo la trilogía meses, Dios es que no puede haber hombre más perfecto que Jack, lo tiene todo. Lástima que no existan en la vida real, cuanto daría por tener de novio a mi propio personaje literario, pero, ¿Cuál elegiría? A ver, pensemos, Jack Ross, es guapo, tiene dinero, es atento y me puede hacer tortillas cuando me enoje con él; Christopher Morgan, él lo tiene todo, vaya que lo tiene todo; Ya sé a Magnus Lacrontte, sería una reina.
Deberías dejar de pensar cosas absurdas, eso nunca te pasará.
No te metas, nada cuesta soñar. Al ver por la ventana, me di cuenta de que ya habíamos llegado.
—Mamá, cierto me había olvidado, ¿Puedes ir a ver a Mike al veterinario? Sé que iría yo, pero el profesor Adams, dijo que nos debíamos de quedar dos horas después de clases, por favor.
—Está bien, pero que sea la última vez, tu Mike tu responsabilidad— sonreí con satisfacción— bueno ya vete que vas tarde, suerte hoy
—Gracias mamá eres la mejor— le di un beso en la frente como despedida y me dirigí a la entrada del instituto.
El West High School era una edificación grande, cuenta con dos canchas de fútbol, una de vóley, una de softball, una de baloncesto, una enorme piscina - a la cual vamos todos los viernes—, un teatro, dos cafeterías, una sala de audiovisuales, tres laboratorios de química, un gran salón en donde se realizan los bailes y mi parte favorita, una enorme biblioteca. En serio, era mi lugar preferido, pasaba allí la mayor parte del tiempo.
Cuando estaba por llegar a mi casillero y los vi, hay estaban los cuatro, como todos los días: Steve Doherty, capitán del equipo de Fútbol; Laura Thompson, capitana del equipo de Voleibol; Malcom Jones, delantero del equipo de Fútbol y Eve Lee, la mejor jugadora del equipo de Voleibol, ella era una parte esencial del equipo, es la colocadora, según Eve Lee, hace los puntos para que el equipo gane, ella esta muy orgullosa, ya que gracias a ella y a Laura, el equipo de Voleibol del West es el mejor de toda Arizona, ellos son mis únicos amigos, no es que nadie quiera, solo que no soy muy social con los demás, el dejar entrar muchas personas a tu circulo social, te juega en contra siempre, y así estoy bien, en ellos confío ciegamente.
—Pero, miren quien viene, la diosa de la impuntualidad— al decir eso Malcom, todos comenzaron a reírse— que paso diosa, te terminaste una saga en la madrugada.