MAL YUYU

CAPITULO 11 

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Desde que iniciamos con todo esto de la organización de eventos con nuestro primer trabajo, uno lo bastante sencillo, pero a la vez enormemente gratificante, porque significaba que habías iniciado algo, no me había desesperado tanto con la realización de un presupuesto para una actividad social, desde la mañana estoy sentada frente al ordenado con el cerebro bloqueo para iniciar la búsqueda de algunos lugares a sugerir a la pareja, tampoco tengo la mínima idea de ¿cómo explicar que su petición de dos platos de comida es bastante extraño?, me llevo la botella de agua que tengo a mi lado izquierdo directo a los labios para beber del contenido. Mis ojos sin moverse de la pantalla viendo algunas de las cotizaciones que tenemos de lugares cercanos y un poco lejanos, hace que sienta una punzada de repulsión por ese evento y una pequeña parte quiere que ese evento no se encuentre bajo mi cargo, por alguna razón no dejo de pensar que es el más grande desastre que se asoma en mi vida.  

Escucho que la puerta es abierta, levanto ligeramente la vista con la intención de ver de quien se trata y veo entrar a dos señoritas vestidas de uniforme estudiantil, en el lugar que tenemos el local no se encuentra un colegio cercano, veo la hora y noto que es justo la hora de comida, escucho como son atendidas por Elena, cosa que me regresa a mis deberes, siempre comemos en el local, por lo general, traemos comida, cada una tiene un día para cocinar así que hoy le correspondia a Dulce, todas tenemos obligaciones que cumplir y si por alguna razón no podemos las cambiamos o pedimos ayuda, según sea mejor.  

Las dos señoritas piden sugerencia de que dar de regalo a un joven que no es su novio, un mejor amigo para su graduación que será en menos de dos días, con toda la intención del caso escucho como las atiende haciendo que yo salga por completo de mi preocupación y aversión al  proyecto que tengo en mis manos, por otro lado decido que es mejor poner atención un poco en los otros dos proyectos que tengo a cargo para ultimar detalles, me levanto de la silla en busca de las carpetas donde tengo todo el programa reviso uno a uno con detalle los progresos, dándome cuenta que no he confirmado el lugar para esa fecha, mi corazón se acelera, eso implicaría muchos inconvenientes para mí porque la fecha está confirmada, así como todos los gastos cubiertos, tomo el teléfono de inmediato para localizar al lugar, por la hora ruego que me atiendan intento una, dos, tres veces sin éxito, lo cual solo hace que yo desee con todo el corazón que el reloj avance, como tengo claro que debo de solucionar rápidamente ese problema abro mi correo electrónico para escribir al lugar, justo la ventana del correo hace aparición en mi ordenador, estoy a punto de cerrar mi correo personal, dado que si quiero un respuesta rápida debe ser del correo de Siena, veo que tengo dos correos nuevos, ambos de dos cuentas desconocidas, la curiosidad hace que abra el primero, al solo un clic en mi pantalla se encuentra el nombre de Fernando, 

Mi corazón se acelera, mi respiración se hace errática, mis manos sudan y el dolor en mi pecho se instala, provocando que desee con todo el corazón que mis ojos me estén jugando una enorme broma, - Cruel - pero broma al fin, paso mis dedos por debajo de la montura de mis lentes y sobre mis parpados con la intención de eliminar cualquier visión que alberguen, al terminar de hacerlo vuelvo a posar mis ojos en la pantalla y nuevamente leo el nombre de Fernando Escalante, inevitablemente una maldición sale de mi boca, el mal sabor que tengo en la boca hace que se seque y no genere saliva, con torpeza bebo un poco de agua y leo el contenido del correo. 

Espero que te encuentres bien, - dice su primera línea que me enfurece por la forma tan familiar que está redactado – espero verte pronto – siento como mi estomago se retuerce en respuesta – he regresado, después de un largo tiempo, no te he olvidado – eso ultimo hace que quiera gritar, pero mi cabeza me dice que no lo puedo hacer por el simple hecho que no me encuentro sola  

Lo leo un par de veces más, pero eso no ayuda a mi razón, solo me empeora, por masoquismo o lo que sea abro el otro correo que es uno nuevo de “él” y veo la fecha, veinte y cuatro de septiembre, “hoy, hoy, eso es hoy” grita mi cabeza una y otra vez  

 Sabía que en algún momento nos encontraríamos – y mi recuerdo de hace dos noches me llega – te veis preciosa – trago duro, pero aun con el malestar en mi estómago, el nudo en mi garganta y las ganas de querer llorar continuo mi lectura – mucho más que hace cuatro años – mi respiración se corta, mi pecho duele, mis oídos zumban y yo solo quiero que el aire llegue a mis pulmones que arden como fuego porque no soy capaz de recordar cómo se realiza esa acción – pronto te visitare 

Un grito ahogado sale de mi garganta sin siquiera poder evitarlo, por un poco de sobrevivencia me alejo automáticamente de estar frente al monitor, con mucha torpeza me pongo de pien en busca del baño, necesito estar en un lugar donde pueda gritar, o despotricar mi enojo de alguna forma, sin prestar atención pero con tiento de no hacerme daño mis manos me ayudan a encontrar la puerta, hacia el baño que se encuentra detrás del escritorio de Dulce, no le prestó atención alguna, veo que mueve sus manos en mi dirección y yo solo quiero alejarme de todos. 

El espacio es reducido, poso mis manos sobre el lavabo, me obligo a contar mis respiraciones y exhalaciones la primera inhalación de aire llega fría, a mi sistema provocando que todo dentro de mí se estremezca, el aire caliente lo expulso lentamente por mi boca para calmar los acelerados latidos de mi corazón, al salir el aire de mi boca una especie estremecimiento recorre mi cuerpo provocando que sienta una flaqueza en mis pernas que hacen que mi cerebro reaccione apretando mi agarre en el borde del lavabo blanco, vuelvo a tomar otra respiración profunda y en esta ocasión siento como mis pulmones son completamente llenos, otra exhalación hace que pueda sentir como mi corazón se detiene y retoma su ritmo con intención de que se normalice, lo hago una y otra vez sin detenerme, no levanto la vista del agujero que tiene el lavabo, porque no estoy dispuesta a ver mi cara de dolor.