Cliché.
Tal vez Jack está vomitando en el baño y Ethan se desmayo desde hace una hora pero después de no dormir por dos días y solo comer cereal en barra terminamos todos los proyectos de este mes e hicimos todas las exposiciones faltantes. Tenemos todo diciembre libre.
—¡¿Sigues vivo?! —pregunto al notar que Jack dejó de quejarse.
—¡No sé! —parece honesta su respuesta.
—¡Si estas vivo!
—¡Ay que bueno!
—¡¿Necesitas algo?!
—¡Traeme un pepto-bismol! —pide antes de seguir con la cara metida en la taza.
—¡¿Quieres ropa nueva?!
—¡Mejor compra algo para comer! —¿por qué no me sorprende?, bueno, esta vez no lo puedo juzgar, también estoy muriendo de hambre.
—¡No tardo! —aviso antes de salir del ahora apestoso baño, ¿no pasará nada si lo dejo solo?, no muere.
—Si quieres me quedo con Jack —se ofrece una de las chicas de las que me estaban esperando afuera, hemos vuelto a la rutina de siempre así que ahora nos siguen de nuevo.
—Si, por favor — creí que se quedaría afuera pero sin titubear entró al baño, eligió el blanco entonces.
—¿Irás a la cafetería? —pregunta una castaña emocionada, es linda, me recuerda al personaje de Enith con su falda rosa y medias de red blancas.
—Sí, necesitan comer algo.
Todo el camino a la cafetería se escucharon risitas y susurros detrás de mí, estaba acostumbrado a eso pero ahora me parece sofocante.
—¿Pueden comprar la comida de Jack y Ethan? —pido a penas llegamos a la cafetería. Tomo asiento en una de las mesas en silencio mientras observo como entre todas juntan el dinero y envían a tres de ellas a comprar, el resto solo se sienta junto a mí mirándome felices y haciendo preguntas sin parar.
Me duele la cabeza.
—Pastel de chocolate —y la voz más encantadora que había escuchado en mi vida se hace presente, Ian deja frente a mí un pequeño pastel decorado con chocolate blanco y alguna cerezas, es tan lindo.
—¿Cómo sabía que necesitaba algo dulce?
—Cállate y come — regaña con una pequeña sonrisa ofreciendome una cuchara. Sus manos tiemblan levemente y luce ansioso, ¿quiere saber mi opinión?, aceptó la cuchara para devorar el perfecto pastel y juro que conocer a Ian fue lo mejor que pasó en mi vida, ¿cómo puede saber tan bien?, es lo más Rico que he probado en mi vida.
No se que extrañaba más, comer algo o mirar el rostro de Ian. ¿Tiene más pecas que antes?, su cabello esta un poco más largo, sus labios más rosas e incluso el verde de sus ojos parece más brillante, él brilla más que de costumbre, es tan lindo.
Mi Ian es hermoso.
El pastel de Ian es hermoso.
Los dos son hermosos.
—¿Qué me ves?
—Eres hermoso —respondo sonriendo.
—Y tú horrible, tus dientes están llenos de chocolate—se burla pero su risa se apaga de inmediato cuando alguien le arroja agua —. ¡¿Qué te pasa?!
—Yo debería de preguntar eso, vienes aquí a molestar a Nick cuando esta aquí con nosotras —reclama una pelinegra furiosa, le arrojó un vaso completo de agua.
—Loca —mi niño ni siquiera puede verla por sus lentes ahora empañados. Lo cubro con mi chaqueta y le quito los lentes para limpiarlos con mi uniforme, mierda, sus pestañas son hermosas.
—¿Cómo te llamas? —pregunto a la chica que mira con obvio odio a Ian.
—Rocío.
—Bueno, Rocío, vete de la mesa y jamás te me acerques de nuevo ¿okey? —pido con una sonrisa.
—¿Qué? —parece tan sorprendida, ¿esperaba hacerle eso a mi Ian y que no pasará nada?, esta demente.
—Vete y no te me acerque de nuevo, disculpate con Ian antes de irte.
—Pero él te esta molestando, te dio ese pastel y tú no debes de comer esas cosas, se burló de tí y estabas siendo amable, se metió a la mesa y nadie lo invitó, ¡él se debe de disculpar no yo! —grita la chica al borde de llanto.
Un momento, ¿Ian coqueteó conmigo?, gracias Dios.
—Eres nutrióloga, guardaespaldas, dueña de la escuela y mi madre al parecer.
—¿Eh?
—No te pedí que me cuidarás, Ian fue amable al traerme un pastel y estábamos jugando, no debiste arrojarle agua ni gritarle, eres una persona grosera e impulsiva, no quiero una persona como tú cerca de mí, ¿puedes irte?, ya no es necesario la disculpa —¿por qué estoy tan enojado?, quiero hacer que se disculpe de rodillas por humillar de esa manera a Ian pero sé que no debo.
—Yo no quería.
—No, no me importa lo que tengas que decir, solo vete.
—Nick, ya, esta llorando —dice Ian tomando como fuerza mi hombro haciendo que me siente de nuevo, no había notado que ya estaba de pie.
—¡No necesito que te metas! —le grita la pelinegra secando sus lágrimas agresivamente —. No mereces a Nick machorra.
—Vete de aquí o yo te voy a sacar —amenazo dando un golpe en la mesa provocando que todos me miren.
Me importa una mierda que digan cosas de mí pero no voy a permitir que hablen o insulten a Ian, él no merece que lo traten así.
—¡Ves como eres ahora por culpa de esa machorra! —ya esta, es mi límite.
—¡Vete o te saco! —grito con fuerza amenazante, la chica me mira una última vez antes de salir de la cafetería. Miles de susurros invaden el lugar y seguramente hablando sobre la escena que acabo de hacer pero me da igual, solo me importa el silencio que hay detrás de mí, el silencio de Ian.
—Lo siento.
—¿Te gusto el pastel? —pregunta ignorando completamente lo que acaba de pasar, no se si es bueno o malo.
—Esta delicioso, ¿hay más?
—Puedo hacer más, ¿quieres venir a mi casa hoy? —creo que ni siquiera es necesario preguntarlo.
—Sí, tengo tiempo —respondo tratando de sonar con todas mis fuerzas tranquilo aunque mi corazón este latiendo tan fuerte que casi quedo sordo.
—Perdón que interrumpa, Nick, ¿estás bien? —pregunta Luisa, una de las chicas, es de las que más me agrada, cuando entreno a las cinco de la mañana siempre me lleva desayuno.