Seas Lo Que Seas

Capítulo II: La Sonrisa

A la mañana siguiente me alisté para ir a clases. Me encontraba de mejor ánimo.  Me miré al espejo en el baño. Observé a la niña de ojos verdes y cabello negro que tenía en frente. Me sentí pequeña, indefensa, pero tomé aliento y dejé salir esa terrible sensación.

 

-Ya no eres una niña. Eres una mujer fuerte, madura y segura.- dije con firmeza. Había leído uno de esos libros motivacionales que dicen que uno debe establecer afirmaciones y repetírselas constantemente hasta que termine creyéndoselas y llegue a ser lo que se proponga ser.

 

Salí a la calle. Caminé a la universidad, tomé el autobús y bajé en la última parada para caminar otras dos cuadras.

 

Miré el semáforo peatonal hasta que diera la señal de poder avanzar, y cuando lo hizo y volví la vista hacia el frente, no pude creer lo que veía. Me sonrió.

 

-¡Viktor!- sonreí. Corrí hacia él. Sorpresivamente me alegraba de verlo, y no sabía bien por qué. La gente me miró muy raro, pero poco me importó.

-Hola, Ava. ¿Cómo estás hoy?
-¡De maravilla! ¿Qué hay de ti?
-Sólo estoy.- dijo con un tono de voz monótono.

-¿A dónde vas? ¿Vas a la escuela o al trabajo?
-A ningún lado en específico.
-Yo voy a la escuela.

 

Él asintió. Me miró y permanecimos en un silencio incómodo.

-Bien… Creo que te dejo. – dije yo.
-Como gustes. – respondió.

 

¡Vaya! De no haber estado de buenas, seguro le hubiera dado una bofetada.

-Bueno…Ten un lindo día, Viktor.

-Hasta luego.

 

Me alejé con una sensación extraña. Volteé hacia atrás y él ya no estaba ahí. Supongo que debía haber tomado ya otro camino. Una cuadra más adelante, mientras yo seguía inmersa en mis pensamientos de Viktor, escuché un fuerte estruendo detrás de mí. 

Paré en seco.
 

Giré y vi un montón de carros que acababan de colisionar unos con otros.

-¡Oh, no! ¡Viktor!

Corrí de vuelta hacia aquella calle. Mucha gente se acercaba a ver lo ocurrido. Los autos estaban destrozados y ya había gente llamando al hospital para que fuera enviada una ambulancia de inmediato.
 

Volteé a todos lados, y conseguí ver una silueta negra muy lejos. Viktor estaba a salvo.

 

Llegué tarde a la universidad y expliqué lo del accidente. Fue de tal magnitud que mis profesores hablaron de eso todo el día. Supe que había habido diez muertos y cinco heridos. Yo conté mi testimonio.
 

-Acababa de ver a un amigo un par de minutos antes, estuve platicando con él en la esquina, justo donde fue el accidente.  Yo seguí mi camino, y justo una cuadra después escuché el ruido de los fierros chocar y destrozarse. Corrí para regresar y asegurarme de que mi amigo no hubiera estado metido en el accidente.

 

Y luego sentí el codazo de Thana.

- ¿Cuál amigo? ¿Hay alguien de quien no me hayas contado aún?

 

Me enfurecí. Me movió y mi pincel manchó el lienzo donde estaba pintando. Tuve que contar hasta diez y respondí con un poco más de calma.

 

- Es sólo un conocido, Thana... No te emociones.- respondí, observando el desastre que había hecho mi pincel.
-Pues ya te estás tardando…

 

Me volví hacia ella, que parecía no inmutarse y seguía pintando tranquilamente sobre su lienzo perfecto. Entorné los ojos.
 

-¡Te vi!- exclamó ella.
-No pretendía que no lo hicieras.

 

De pronto llegó un mensaje a mi móvil. Dejé el pincel en la mesita junto a la paleta de pinturas.
 

“Ava, escuché que estuviste en el accidente. ¿Estás bien?”

 

-Thana, mira esto. – ella se giró y se acercó con gesto analítico para leerlo.

-¿Otra vez el idiota de Jacques? ¡Préstame esa porquería!- aventó el pincel a su mesita. Me arrebató el móvil de las manos y tecleó rápidamente.

- ¡No, no, no, no, no! ¡¿Qué haces?!

- Toma. - Me lo regresó.

 

“No. Pero mi CHICO estuvo ahí. Nada grave, una pierna rota, pero su “amigo” está intacto.”
 

- ¡¿PERO QUÉ DIABLOS ES ESTO?!- exclamé. Thana reía a carcajadas.

-Vas a ver que es lo mejor. Así te lo quitarás de encima. El sábado saldremos tú y yo al bar. Vámonos a ver qué agarramos.

- ¡No! Thana, ¿qué sucede contigo?

- ¡No aceptaré un no como respuesta! Es más, si no quieres cogerte a un extraño, invita a tu amigo éste que te topaste en la mañana.

-Él es apenas un conocido. Lo conocí el viernes por la noche. Él y un grupo de tipos extraños tuvieron una especie de reunión ultra importante y súper secreta en el restaurante donde trabajo. Además, no creo caerle muy bien…



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En el texto hay: misterio, pasado oscuro, romances

Editado: 13.04.2018

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