Taína
Ya había pasado tres semanas desde que llegué a New York, había conseguido un puesto de mesera en la misma cafetería que conocí el primer día que llegué aquí, me encantaba la ciudad, Central Park era mi lugar favorito, las extensas zonas verdes llenas de personas haciendo ejercicio, caminando tranquilamente o con sus mascotas, era un lugar simplemente hermoso, me encontraba a punto de salir de mi departamento cuando mi celular vibro, no dude en tomar la llamada sin siquiera fijarme
- Bonguiorno -
- Buenos días este es el teléfono de Taína Lombardi -
- Si claro, soy yo -
- Es un gusto señorita le hablamos de PRAVDA, se ha abierto un puesto de trabajo y su currículum a sobresalido, la llamaba para informarle que tiene una entrevista es a las diez de la mañana el día de hoy - me quedé sorprendida, no podía creer que después de tanto tiempo me llamarán, había perdido las esperanzas después de la primera semana, todos me decían que en ese bufete eran muy pocos despedidos y se abrían vacantes una dos o tres veces al año.
- Señorita me escucha -
- ¡Si claro!, disculpame -
- Tranquila, entonces confirmó su asistencia para el día de hoy -
- Por su puesto -
- En ese caso la esperamos, tenga buen día - Igualmente -
En cuanto corte la llamada no pude resistirme a dar unos brincos de alegría, llamé a la cafetería informando a mi jefa, una señora en sus sesenta años, muy tierna y comprensiva, en cuanto le conté que tenía una entrevista en PRAVDA, se emocionó mucho, me felicitó y deseandome la mejor de las suertes me otorgó el día libre, todavía no pensába renunciar hasta estar segura que tenía otro trabajo, me prepare de manera formal, después de mucha indecisión opte por colocarme un vestido color negro al largo de mi rodilla pegado a mi cuerpo junto a unos tacones del mismo color, cuando me encontré frente a la entrada del edificio me sentí de lo más nerviosa, respire fuertemente tratando de tomar las agallas necesarias para entrar
- Está usted bien señorita - gire mi cuerpo observando a un señor de unos cincuenta años frente a mi, lucía un traje muy formal, se notaba tan imponente como el edificio frente a mi, pero su mirada demostraba calidez, después de un segundo respondí a su pregunta
- Si estoy bien, solo que me encuentro algo nerviosa, tengo una entrevista aquí y no puedo dejar de sentirme intimidada -
- Entiendo, pero usted parece una señorita muy inteligente -
- Muchas gracias, pero en este momento me siento como una gacela -
- ¿Una gacela? -
- ¡Si! Temo de mi alrededor, siento que saldré corriendo en cualquier momento, para escapar del león - Explique señalando el edificio, el señor rompió en risas
- Nunca nadie había comparado el bufete con león, es lo mejor que he escuchado - Sonreí al hombre era agradable
- Sabes yo trabajo aquí, te ayudaré a llegar a tu entrevista -
- Enserio, gracias - él se acerco a mi tendiendome su brazo no dude en sujetarme, juntos entramos, las miradas de todos recaen en nosotros, la mayoría saludó educadamente al señor a mi lado
- Eres muy importante aquí -
- Algo así, soy un abogado, y tu a qué puesto vienes a postularte -
- De asistente -
- Claro, escuche que el hombre es un amargado-
- Si me lo dijeron, la verdad la descripción exacta fue "Es un ogro prepotente y antipático" pero no pienso permitir que nadie me intimide, si consigo el puesto no pienso darle razones para que pueda despedirme, trabajar aquí es una de mis metas y no dejaré que alguien con mal carácter lo arruine - la determinación en mi voz era muy notoria
- Me alegra escuchar eso señorita -
- Shantensya ese es mi nombre -
Las puertas del elevador se abrieron cortando nuestra conversación, avanzamos hasta una mujer que parecía ser una secretaria
- Buen día Marta, se encuentra Alec -
- Sí señor llegó hace media hora -
- Perfecto gracias -
- ¿Quién es Alec? -
- Es quien te entrevistará -
- Claro, gracias por ayudarme -
- No es nada bella Flor - Abrió la puerta dejándome ingresar primero
- Buenos días escarabajo - mire sorprendida al hombre a mi lado
- Hola padre - respondió risueño Alec, no podía creerlo
- ¿Quién es la señorita que te acompaña padre? No me digas que es la competencia de mi madre - él se echó a reír
- Por favor hijo, primero esta señorita es demasiado hermosa para un viejo como yo y segundo el solo hecho de pensar en otra mujer y tu madre ya me habría castrado - ambos rieron por lo dicho, pero yo me siento completamente perdida, siento que me estoy perdiendo algo importante