¡Mi Jefa era mi hija! No pude reprimir una sorpresa y me incorporé como un autómata con la boca totalmente abierta.
Camino: “...Celestino de Villegas es mi padre. D. Celestino ahora mismo no es el momento de ruegos y preguntas, eso déjelo para esta tarde…”
El chiste fue bien recibido por parte de los asistentes, yo solo me senté mirándola fijamente. No era capaz de reconocerla, estaba muy cambiada. Aquella no era mi niña, era más madura, más mujer y me gustó verla así de hermosa.
Compañero a: “Granuja, que calladito te lo tenías. ¿A quien has tenido que sobornar para meter a tu hija con los peces gordos?”
Celestino: “Estoy tocado. No me esperaba que mi hija fuese ahora nuestra Jefa…”
Compañero b: “Tío lo siento yo… no sabía que tu hija…”
Celestino: “Estoy tan pillado como vosotros, no tenía ni puta idea. Sólo sabía que mi hija estaba en unas prácticas de empresa y me la encuentro ahora como nuestra Jefa y codeándose con los peces gordos…”
Creo que cuando sea el cóctel me tomaré bastantes cervezas para salir del trauma que tengo.
Mientras estoy hablando siento mi móvil vibrar. Ahora miraré quien me habrá llamado. No hice nada más que indicar quien era yo y papá se levantó como un resorte, su rostro mostraba sorpresa e incredulidad. Supongo que estará preocupado por lo que está haciendo y me vea perjudicada. Después de mi breve alocución en la que aparte de hacer un pequeño chiste para relajar el ambiente, hablé de mi compromiso con la empresa y mi firme voluntad, mientras dure mi período de prácticas, aunque ya me habían adelantado, lo dijo Víctor en su alocución, que iba a ser contratada para el puesto de supervisora-coordinadora.
Después Eloísa, con su melodiosa voz explicó la ubicación de los diferentes grupos de trabajo, a ella le tocó el salón Patio de Armas y yo me tuve que ir a la sala Torre del Homenaje, realmente el Centro de Congresos lo habían situado en un lugar emblemático, el viejo Castillo. El Gobierno autonómico destinó una suma de dinero suficiente para restaurarlo, y luego a mi amigo Jesús, el alcalde, se le ocurrió la genial idea de crear un Centro de Congresos en el mismo Castillo, por eso algunos de los nombres de las diferentes salas corresponden a partes del Castillo. Al final quedamos de la siguiente manera.
Los miembros que no conocía, ni de nombre, habían sido puestos en las salas Almenas, Puente, Adarve y Rastrillo. A Ramiro le tocó en la sala Barbacana, Eloísa le tocó el Patio de Armas, a Víctor y a mí nos tocó en la Torre del Homenaje y a Diego en la sala el Foso. Luego el sábado pondríamos en común las conclusiones a la que habíamos llegado los diferentes grupos de trabajo. Después de todo este trajín fuimos al salón llamado de las Mazmorras. Allí estaban dispuestas varias mesas, Víctor se pegó a mí, mientras que Eloísa estaba siendo requerida por unos y por otros.
Víctor: “Creo que a tu padre le va a dar un síncope, lleva un rato evitándonos. Pero no sólo a ti, sino a toda la Junta Directiva…”
Camino: “Creo que saber porqué. Cada vez que alguien es nombrado para ser un alto cargo de la empresa, siempre dice lo mismo…”
Víctor: “…y ahora no sabe que decir cuando tú eres la interesada.”
Camino: “Más o menos…”
Vaya marrón que tengo, joder ahora mi hija es la jefa de todos nosotros. Por un lado me alegro, pero joder para cuando se casará, tenga niños que hagan que se me caiga la baba, como un abuelo normal. Llevo desde que comenzó el convite evitándola, pero “el ogro”no se aparta de ella. Mis compañeros de juergas ya han estado hablando con ella, y la están poniendo por las nubes, sabe exactamente lo que quiere pero también sabe lo que ocurre, y eso me da miedo. La triquiñuela que estoy haciendo para que echen a esa desgraciada de gerente y pongan un gerente como dios manda, ¡mierda! Y si a alguien se le ocurre hacer lo mismo para que echen a mi hija, ¿qué hago? Mejor me voy a casa a pensar un poco en todo esto para ver si saco algo en claro.