Secretos Arcanos (relatos de El Secreto de tu Magia) [1.5]

Un mal comienzo II

-​​​​​​Segunda Parte-

La lluvia no había cesado, entristeciendo aun más mi noche.  Regresé a su puerta con toda la intención de hacerla añicos si no recibía respuesta de él.  

—¡Ken! ¡Sé que estas ahí, abre! —Grité y no me importó que los ancianos miraban desde su ventana. Insistí. Sin embargo, Ken no parecía inmutarse. Pero estaba equivocado, al menos por esta vez no iba a detenerme hasta hablar con él. Recosté la espalda a su puerta y me deslicé hasta que caí sentada al suelo.  

Estaba empapada. Mi ropa y mis botas se había tornado pesadas. Sabía que si continuaba la noche de aquella manera, iba a terminar resfriada, pero tampoco me importó. 

Observé mi mano, pues emitía un destello azulado. Mascullé y eché la cabeza hacia atrás de forma violenta, golpeando la madera. No era correcto que alguien notara eso en mí. Era inseguro, en especial en un país que no dejaba de ser nuevo para mí a pesar de llevar unos cuantos años viviendo en él. 

No sabía cuanto tiempo había pasado en realidad desde el momento en que me senté allí hasta que él finalmente no pudo más con los golpes y abrió la puerta. Casi hizo que yo cayera de espaldas, pues no me lo esperé. 

Me reincorporé y lo tuve de frente. Mi corazón latió  fuerte que pensé que en cualquier momento no aguantaría con tanto y se detendría tan cansado como yo. Pues, desde que le hablé del embarazo, no lo había vuelto a ver. Solo bastó con verle de nuevo a los ojos para hacerme flaquear. Seguía tan guapo como siempre. 

—Vamos, pasa. —Habló con frialdad, algo común en él. Abrió la puerta mientras la examinaba con la vista, asegurándose de que yo no la hubiera dañado. Di un paso al frente y me adentré a su morada. 

Aquel “hogar”, no era el nicho que compartía con su esposa. Ese espacio era personal, una especie de refugio para alejarse de ella por ciertos periodos. Era un pequeño lugar que yo conocía a la perfección, pues fue allí en donde cometí el error de enrredar mi vida con la de él. 

—¿Cómo sabías que estaría aquí? —Preguntó incómodo por mi presencia, en especial al notar que yo ocultaba las manos tras mi espalda. Pero tenía que tener cuidado, pues, él no sabía nada sobre lo que yo era realmente.  

—Porque andas trabajando por el área, es bastante obvio, ¿no? —Respondí. Notaba como él me rodeaba en su intento de ver aquello que ocultaba tras mi espalda. Por mi parte yo le seguía el juego y seguía dándome la vuelta.

—¿Ahora también me espías? —Arqueó sus cejas, parecía retante en especial por la manera en que me observaba—. Desconocía esa faceta tuya, Sila.

—Es muy fácil saber donde estás—aclaré. En cuanto sentí que el hormigueo de mis manos se había detenido, intenté mostrar un poco más de seguridad ante él—. ¡Hay pancartas de tu espectáculo en todos lados! —Me quité mi abrigo y con mis manos intenté protegerme del frío. 

—Supongo que tienes razón—. Ken, me laceró con la mirada. Me hacía sentir expuesta, pues me miraba con otras intenciones. No era con odio, era con deseos de retomar las cosas que en aquel mismo lugar llegaron a pasar—. Bueno, aquí me tienes, ¿qué quieres de mí? —Para su desgracia, ya yo no era la misma. Y aunque por alguna extraña razón, me moría por acercarme a él, era madre antes que mujer. 

—Sabes lo que quiero… —Respondí. Le di la espalda para entrar por la puerta deslizante. Tenía una pequeña mesita junto a su ventana. Fui hasta allí, y arrojé la pesada pieza de vestimenta que me había quitado. También me removí la camisa, pues no soportaba el frío ni la tela tan pegada a la piel. Expuesta, solo cubriendo mi piel con el sostén, apreté mis brazos cruzados y temblé. 

—Dime, ¿cuánto quieres? —Preguntó indiferente. 

—No quiero dinero —di mi respuesta sin apenas pensarlo. Sí, necesitaba sostenernos de alguna manera, pero quería que al menos conociera a su hijo, con la esperanza de que despertara algo en él—. Solo quiero que lo conozcas. 

Esbozó una sonrisa que solo provocó en mí el deseo de ir hasta él y golpearlo en el rostro. 

—Andas de joda, ¿verdad? —Se dió la vuelta y se alejó, deslizando la puerta que daba con su habitación, entrando a ella. Por mi parte le seguí en todo momento. 



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En el texto hay: misterios, romance, aventuras

Editado: 31.08.2019

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