El día transcurrió muy lentamente o a mí se me hacía eterno, no podía hacer nada solo podía dormir, ver el mar o leer un periódico de 1950 que había encontrado en unas de las gavetas de la mesa de noche de Luca, pero a pesar de eso no encontraba otra forma de distraerme, tampoco es que pudiera hacer mucho encerrada en una habitación, sin celular, laptop o algo ni siquiera podía escuchar música. Me acosté en la cama apoyando los pies contra la pared estaba demasiado aburrida; la puerta se abrió no me gire pude ver a Luca entrar con unas bolsas en sus manos.
― ¿Qué estás haciendo? ― pregunto con el ceño fruncido sin apartar la vista de mí.
― Estoy aburrida e invento algo para intentar distraerme. ― Le dije sin dejar de apoya mis piernas en la pared.
― Ten te traje esto espero que te sirva. ― tiro las bolsas en la cama me quedaron muy cerca de mi cabeza, me picaba el bichito de la curiosidad saber que había dentro, así que me gire y me arrodille para ver el contenido de cada una. ― Creo que con eso te bastara. ― Luca señalo las bolsas.
― ¿Qué es todo esto? ― Dije mirando la ropa extrañada.
― Ropa, creo que es muy obvio. ― Puso los ojos en blanco, en realidad a este chico le molestaba que le dijera algo o creo que mis preguntas a veces eran demasiado estúpidas.
― Si eso lo sé, pero ¿Qué quieres que haga con ella?
― ¿En serio Vanessa? ― Suspiro molesto. ― Una estudiante de medicina en casi sus últimos años está preguntando qué hará con la ropa ¿Vanessa estas hablando en serio? ― Se bufo de mí, pero se notaba por su tono de voz que estaba también molesto. Me sorprendió que supiera mi nombre, me hubiera gustado saber cómo lo sabía, pero si le preguntara se iba a molestar más y no quería seguir viendo su ceño malencarado frente a mí.
― Gracias supongo. ― No sabía que más decir la ropa no era lo más apropiado, pero por lo visto parecía que me serviría, por lo menos estaría más cómoda con ropa mía que con ropa de Luca.
― Muy bien quítate mi ropa y ponte tu ropa. ― Dijo Luca extendiendo la mano. ― ¡ahora! ― Lo mire esperando que se marchara.
― ¿Qué esperas? ― Se cruzo de brazos, arqueo una ceja al ver que no estaba cambiándome.
― Que te marches. ― Dije mirándolo.
― Demonios. ― Se acerco a mí, y me quito la camiseta, agradecía al cielo tener mi sujetador puesto, aunque ya estaba bastante sucio y si necesitaba uno limpio. Con un solo movimiento me coloco de pie y bajo la pantaloneta que lleva puesta.
― Muy fácil y rápido, vístete. ― Me tape con una de las camisetas.
― Tranquila, no eres la primera y última mujer que he visto en ropa interior e incluso para que te quede claro puedes estar desnuda, tú no me generas un mal pensamiento. ― abrió la puerta y cerro de un portazo. Ese comentario había golpeado un poco mi ego. No entendía porque, pero me moleste muchísimo agarre la camiseta que tenía en la mano y la lance contra la puerta. No se que quería lograr con eso peor eso me había molestado muchísimo.
Después de esa mañana las cosas con Luca cambiaron un poco, ya no era tan gruñón conmigo era un poco más amable. Había pasado una semana desde el incidente en la biblioteca pública, y ya por fin había regresado a la que era mi habitación inicial. Para mi sorpresa cuando entre encima de la cama había seis libros de medicina. Luca me los había conseguido, una parte de mi se sintió contenta al ver que había pensado en algo que me gustaba y que al decirle que estaba aburrida consiguió algo que me ayudaba a distraerme. Ese pequeño detalle me causo una alegría que duro unos pocos segundos porque por mi cabeza siempre pasaban las mismas preguntas
‹‹ ¿Por qué estaba aquí? ¿Mis padres me estarían buscando? ¿Qué abra pensado Luca? ››
― ¿Por qué en Luca? ― Pregunte en voz alta, mi subconsciente me jugo una mala pasada no podía estar pensando en Luca de esa manera, golpee mi cabeza suavemente y sin pensarlo me metí a la ducha con ropa, el agua fría quizás me ayudaría a relajarme y a pensar mejor las cosas, quería decir Luciano, pero en mi mente dijo Luca.
― ¡Vanessa! ― Escuche un grito desde la habitación.
― Estoy tomando una ducha.
― ¡Ven aquí ahora! ― grito Luca un poco molesto, salí de la ducha con toda la ropa chorreada tome una toalla e intente secarme, pero la toalla absorbió el agua de mi ropa en segundos, seguía igual de mojada. Cuando Luca me vio que estaba mojando todo el piso arqueo una ceja.
― Las duchas se toman sin ropa. ― Se bufo de mí. ―Pero ¿Quién soy yo para juzgar? Cada quien se baña como quiere. ― Se estaba burlando de mí.
― Lo sé, solo necesitaba aclarar algunos pensamientos algo turbios. ― Dije mientras el colocaba una bandeja sobre la mesa auxiliar que había en la habitación, la comida olía demasiado rico me acerqué para ver que era y la presentación era muy bonita parecía de un restaurante.
― Todo se ve delicioso. ― Dije tomando la bandeja y sentándome en la cama para comer.
― Espero que esta vez también te comas todo, no me gusta estar botando comida y más cuando toca prepárala, si es mucha prefiero que me digas y te daré raciones más pequeñas. ― camino hasta la puerta, no pude dejar de ver la comida no podía creer que Luca fuera el que cocinara.
― Gracias, me lo comeré todo. ― Con la toalla que ya estaba empapada intentaba secara mi cabello. Luca sonrió suavidad.
― Buen provecho. ― Dijo dejándome sola. La comida estaba deliciosa, era una de las primeras veces que más la había disfrutado, me ruborice al pensar en Luca cocinando debía verse muy bien mientras lo hacía, intente sacarme esa idea de la cabeza era lo mejor no pensar en estupideces, había quedado muy llena y me acosté en la cama para dormir un rato.
No sabía muy bien qué hora era cuando me desperté, pero el sol se estaba poniendo, me levante y me asome al balcón, la vista hacia el mar era bellísima hasta que unas risas me hicieron bajar la vista. Pude notar que al lado de la piscina Luca y Paolo estaban bebiendo unas cervezas con unas mujeres parecía que se estaban divirtiendo mucho una de las mujeres que llevaba un bikini negro muy pequeño se sentó encima de las piernas de Luca, el cabello de aquella mujer era rubio y era bastante largo, era bastante alta, muy delgada y tenía unos implantes mamarios gigantes; Luca la agarraba de la cintura pero parecía que evitaba besarla; estaba enojada muy enojada entendía porque lo estaba, hasta que Luca subió la vista y nos quedamos mirándonos por unos segundos, tomo un trago de cerveza sin apartar la vista de mí. Mi corazón latía a gran velocidad y mi respiración estaba agitada no me gustaba para nada esa escena que estaba viendo. La mujer volteo a ver que miraba Luca por la expresión de su cara estaba segura que a ella le molesto mucho que él me estuviera viendo, me saco el dedo del medio y se abalanzo nuevamente sobre Luca, no lo soporte más y regrese a la habitación. Estaba muy enojada. No, no estaba enojada. Abrí mi boca al darme cuenta que estaba celosa, estaba muy celosa de que otra mujer estuviera con Luca. Negue no podía ser eso.
#17716 en Novela romántica
#3187 en Chick lit
mafia amor venganza romance, mafia amor familia, amor prohibido mafia
Editado: 02.06.2022