Secretos & Venganza

Capítulo 22


Narrador omnisciente 
 


Estaban cansados y manchados con sangre ajena, la sangre de sus enemigos.

Salieron de la mansión y caminando se acercaron hasta las camionetas, sin mencionar nada cada uno guardo sus armas en el maletero correspondiente, luego se montaron en vehículos diferentes y se marcharon de regreso hacia casa.

Al llegar a la mansión, Kaleb, se dirigió directamente a uno de los baños, mientras se duchaba pensaba en lo que había hecho.

Él quería sentir remordimiento o algún sentimiento que demostrará arrepentimiento, pero nada de eso sucedió y lo único que sentía era la satisfacción de haber quitado a una basura mas del mundo.

Se maldijo así mismo por sentir aquello, por disfrutar el robarle la vida a las personas.

Impacto su puño contra la pared una y otra vez con suma violencia y rapidez — Estoy maldito — gruñó dándole otro golpe al muro.

Producto de la adrenalina y el enojo consigo mismo no sintió ningún tipo de dolor, dolor que él mismo se ocasionó al golpear el muro de concreto.

Sujeto su cabello con fuerza, mientras el agua caía sobre su desnudo cuerpo se dejó caer al piso. Frustrado y se quedó allí sentado, maldiciéndose una y mil veces por no sentir más que satisfacción al haber asesinado a Murphy.

***
 


Tras largas horas de haber estado encerrado en el baño, decidió salir y regresar a su apartamento para descansar. Aunque bien sabía que esa noche podría pegar un ojo quería irse y mantenerse alejado de sus hermanos por un tiempo.

— Kaleb — Demon pronuncio su nombre a sus espaldas, él se volteó y lo miro inexpresivo.

— ¿Qué pasa? — inquirió neutro.

— Conmigo nada. ¿Tú como estas? — Demon sabía que su hermano sufría cada vez que cumplía con algún trabajo, sabía que eso era destructivo para él, pero también sabía que jamás lo diría o daría a conocer.

— Cansado, eso es todo — respondió borde.

— Ya lo veo — al oírlo realizó una mueca de puro disgusto, pues a pesar de que horas antes lo había golpeado, no le causaba nada de gracia o gusto de ver a su hermano tan apagado.

— Nos vemos — murmuró Kaleb, despidiéndose con un leve movimiento de manos.

— Kaleb, — lo llamo nuevamente deteniendo su andar, pero el ni siquiera  se molestó en voltearse y mirarlo a los ojos — recuerda que me debes una golpiza — mencionó sonriendo.

El mencionado volteó y en un principio lo miro inexpresivo, — No lo olvidé. Prometo que te pateare el trasero — pero luego sonrió guiñandole el ojo con complicidad.

— Ya lo veremos — sugestiono cruzándose de brazos mientras sonreía con sorna.

— Exactamente. Ya lo veremos — dijo y sin mas que agregar se marchó de la casa.

Conducía a toda velocidad para llegar lo mas rápido posible a su apartamento y de pronto recordó que Helen, se encontraba allí y si lo llegaba a ver en ese estado empezaría a realizar preguntas. Preguntas que por supuesto él no deseaba y tampoco estaba dispuesto a responder.

Lo único que deseaba era beber algo e irse a descansar, por eso marco el número de su apartamento y conectó el móvil al manos libres.

Buenas noches, señor — artículo Helen, al reconocer su número y responder el llamado.

Hola, Helen. ¿Esta todo en orden? — inquirió por costumbre.

La noche para Kaleb no tenían nada de bueno y por eso no dijo aquello.

Si, todo está en orden. — respondió ella — De hecho solo estaba esperando por usted, para poder ir a casa — alegó con simpleza.

Helen, ya estoy en camino. Puedes ir a casa y descansar. Llegaré en veinte minutos, no acepto un no como respuesta — se anticipó antes de que Helen se negará a su petición.

Pero señor...

Por favor, Helen, ve a casa — le interrumpió sonando exhausto.

De acuerdo como usted diga — acotó soltando un suspiro de rendición.

Gracias por entender.

No se preocupe — dijo con un deje de tristezaNos veremos mañana — se despidió.

La tristeza de la mujer provenía por el hecho de que había visto como ese chico abandonaba la adolescencia para tomar la riendas de un negocio que no era sano. Ella lo había visto transformarse en un hombre frío y sin consideración por nadie. Le tiene apreció, considerándolo como a un hijo le dolía no poder hacer nada que pudiera alejarlo del legado familiar.

Nos vemos pronto — pronunció Kaleb, dándole fin con el llamado.

Inspiró, y exhalo todo el aire en un fuerte suspiro de agotamiento.

Se sentía realmente agotado y el hecho de no sentir ningún sentimiento de culpa lo perturbaba, abatido por haber sentido placer y satisfacción al matar a una persona mas le molestaba, ha llegado a tener la fuerte creencia de que el único monstruo siniestro sobre la tierra era él y no todos aquellos a los que asesinaba.

Luego de un largo camino por fin llego al edificio donde actualmente vive. Desde el coche amablemente le pidió al guardia del edificio si le podía abrir la puerta.

— Por supuesto señor, Campbell — respondió el hombre y con gentileza le abrió la entrada.

Kaleb lo saludo con un movimiento de mano y entró al edificio, estacionando el coche en el mismo lugar de siempre se quitó el cinturón y bajo cerrando la puerta del vehículo con fuerza.

Agotado y con los ánimos por el piso camino hacia el elevador, pulso el número nueve y el ascensor comenzó a subir.

Para su suerte y tranquilidad nadie había interrumpido y subido al elevador. Lo que menos quería era entablar una conversación con algunos de sus vecinos. Al llegar a su piso las puertas del elevador cedieron y él salió para ingresar a su respectivo apartamento.

Todos los momentos, cada detalle se le vinieron a la mente en una oleada de perturbadoras imágenes. La sangre saliendo del cuerpo de aquel hombre, su rostro hinchado y sus gritos de súplica estaban rondando en él, eso llevo al borde de sus límites, obligándolo a correr en busca de la bebida con mayor contenido de alcohol en su repisa de licores.



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En el texto hay: mafia, romance, amor y venganza

Editado: 01.03.2023

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