Secretos & Venganza

Capítulo 33

Mila Ivanov

 

Por ningún motivo me vuelven a ver la cara de idiota.

— ¿A dónde piensas ir? — pregunta Ksenia, en el preciso momento que me levanto de la silla.

— Iré a averiguar qué carajos pasa — respondo alejandome unos centímetros del asiento para colocarlo en su lugar.

— ¿Acaso no te han dicho que meterse donde no te llaman es desagradable? — inquiere Zacarías, mirándome extraño mientras lleva un poco de pasta a su asquerosa boca.

— ¿Acaso no sabías que tengo los suficientes elementos para cortarte la puta lengua?

Demasiado tengo que en estar procesando toda la farsa que han sido estos siete años. Ya demasiado tengo con estar depositando la seguridad de mi hijo en estos imbeciles que buscan venganza.

— Anda, pero si la conejita ha evolucionado y sacado garras — comenta esbozando una sonrisa burlona.

Me volteó e ignorando su comentario me dirijo por donde el cuarteto de payasos se ha ido hace un rato.

Enserio que quiero con toda mi alma a William, pero mi cariño no es suficiente como para perdonarle todos estos años de mentira, nada recompensará el billón de lágrimas que he derrochado por él, creyendolo muerto cuando el muy hijo de mi santa madre estaba vigilandome Dios, sabe desde donde.

Escucho un estruendo y por inercia doy un respingo.

— Xander, ¿qué está...

— No me infles los huevos — me interrumpe, pasando por mi lado y tirando maldiciones hacia no sé quienes.

Me le quedo viendo anhodada por su respuesta. ¿Es qué estos hombres siempre son así de hormonales?

Su caminar es tenso, por un momento se detiene y voltea a verme. Se acerca con esa mirada que he visto hace un día y medio, casualmente cuando me raptaron por "nuestra seguridad".

— ¿Sabes qué? Disculpa por haberte hablado así, tú no tienes la culpa. Pero es que tu hermano en como un puto muro, me jode que se meta en todo, me caga la existencia que él tenga información que nadie. Escucha bien, absolutamente nadie debería tener — especta con un dejé de furia y a la vez con una mezcla de preocupación.

— Yo... yo no entiendo nada — balbuceo dejando que mi mirada divague por el pasillo.

— Y nunca lo harás. Aún no terminas por descubrir todos nuestros pecados — sonríe irónico — Aprovechando el momento, perdona por destruir tu lugar de trabajo y lamento haber descargado mi frustración en ti y meterte miedo cuando en realidad siempre quise que te animaras a revelar la verdad y te acercaras a nosotros como lo que eres. Una integrante más de nuestra familia. — añade y por primera vez desde que he llegado puedo detectar ma sinceridad. Esa sinceridad que nace desde el corazón, esa misma que ahora detecto en su habla y mirada.

¿Su familia? ¿Ha dicho que soy parte de su familia?

— Los destrozos fueron reparados, pero debo admitir que la nota no me hizo gracia — le sonrió para darle a entender que esta perdonado.

No soy rencorosa y mucho menos puedo decir que esta persona, frente a mí se haya ganado mi odio.

Su expresión pasa de ser sincera a una totalmente confusa.

— ¿Qué nota? — inquiere ladeando su cuello al tiempo que frunce el ceño en interrogación.

— Esa donde dices que siempre has sabido todo de mi, la misma que firmas como mi maldita sombra — alego haciendo memoria, recordando las palabras escritas en ella.

— Mila, te equivocas. Yo no he dejado ninguna nota y mucho menos algo tan estúpido como eso — declara con determinación, sin pizca de mentiras — Creo que deberíamos aclarar esto, debemos... — su habla es silenciado con un nuevo portazo.

Me volteó y allí me encuentro con mi hermano, observandonos con sus cejas enarcadas a modo de inquisición.

— ¿No te dije que debes hacer tu equipaje? — ¿pero que dem...? ¿Por qué William se dirige a Xander, con tanto recelo?

 

— Tú no eres mi maldito jefe. Mejor escucha lo que tu hermana acaba de decirme y deja de tratarme como si fuese una puta amenaza para tu maldito enamoramiento con la rusa — refuta más que cabreado.

Y como si fuese una niña quedo parada frente a dos gigantes, me veo cambiando miradas entre ambos, esperando al momento en que decidan sacarse los ojos y detenerlos con chillidos de niña asustada...

O tal a bofetedas, quien sabe.

— Will — le llamo, pero parece que el debate de mirada es más importante que todo a su alrededor — William Nikolái Lane — alzo la voz, tomándolo del saco y sacudiendo su brazo para que me prese atención.

— ¿Qué? — suelta girando su rostro en mi dirección con una mirada que dice "vuelve a repetir eso y te parto los dedos" — Lo siento, llamita — murmura retractandose, suavizando su mirada.

Lo dejo pasar por la sola mención de ese ridículo apodo que me traen recuerdos de quien es realmente.

Suspiro y por el rabillo del ojo veo que Xander, esta viéndome con mucha atención.

— Hace unos... — por nervios suelto un carraspeó — El dia que Los Cobras destruyeron "Dulces sueños" encontré una nota, pensaba que era una amenaza suya — señalo al castaño y noto que William le lanza una mirada fuerte, de esas que si parpadeas seguramente sea la última vez que lo hagas — Pero no ha sido así — suelto rápidamente.

— Exactamente, ninguno de nosotros, es decir. Jamás le dije a Zacarías que dejara alguna nota, simplemente le di las instrucciones de que destruyera todo y dejara nuestro sello, pero de ahí a dejar alguna amenaza impresa en algo, no — explica manteniendo su porte de seguridad intacto y la serenidad en su voz avala que no es mentira.

— ¿Y dónde está esa nota? — inquiere dirigiendo su mirada hacia mí.

— Si esta donde la deje, debe seguir guardada en casa — digo recordando que la oculte en el cajón de la mesita que está aún lado de mi cama.

— Bien, esta misma tarde iremos a buscarla y la se mandaré a un amigo para que le haga un análisis — su seriedad no es algo que ya no haya logrado ver, sin embargo se nota algo extraño en él.



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En el texto hay: mafia, romance, amor y venganza

Editado: 01.03.2023

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