Hannah.
~45 minutos antes del juicio~
—Se está conteniendo bastante bien. —Comenta Thomas, con las manos dentro de los bolsillos. Observa a Maggie recorrer el pasillo por quinta vez, con el teléfono en la mano.
—Dale cinco minutos más, no lo soportará. —Bromeo y una pequeña sonrisa se dibuja cómplice sobre nuestros labios. Suspiro recostando la cabeza sobre la pared, con la mirada perdida a través de la ventana.
—¿Cómo te sientes?
—¿Cómo debería sentirme? —Mi cuñado analiza mis palabras, me analiza con la mirada como si no le bastara conocerme toda la vida. La tensión que en ese tribunal se encierra es frustrante para cualquiera y los problemas no han dejado de aparecer desde entonces.
—No estás obligada a aparentar conmigo, Nana —dijo—, me temo que te conozco más de lo que imaginas. Las últimas vivencias no han sido fáciles para nadie, ni siquiera para ti; el traspaso de la vicepresidencia, tu relación con David, la llegada de Sarah Osborne e inclusive me atrevo a decir que la distancia entre nosotros ha repercutido en tu vida.
Sí, podía decirse que tenía toda la razón. Me sentía enfadada conmigo misma, ni siquiera era capaz de ser sincera conmigo misma y aceptar que toda esta situación me afecta. Que me siento impotente al verme obligada a amar a David por lo bajo, que nuestra relación es la fuente de los problemas entre mi hermana y yo, que la mujer que está conspirando en contra de los Lacroze resulta ser más peligrosa de lo que hemos pensado.
—Puedo soportarlo, al final de cuentas siempre hay personas por las cuales vale la pena luchar. No puedo quejarme del dolor si las risas han sido el más hermoso recuerdo que guardo en mi mente, que el hombre que entrará dentro de ese tribunal llena mi vida de color y alegría.
—Y sin embargo, no estás obligada a guardar ese dolor. Hannah hemos sufrido mucho como familia, la muerte de tu madre, a pesar de los años, sigue estando muy presente y aunque todos desearíamos seguir escuchando sus consejos, ella no se encuentra más entre nosotros —me mira—. Estoy seguro que desearías poder decirle cuanto dolor sientes dentro de tu ser, que te regale una sonrisa como esas que solían aliviar el corazón y te dijera que todo estará bien.
Mis ojos se cristalizan, desearía no ser un libro abierto ante Thomas. Sabe perfectamente que lo que más desearía en este preciso instante es abrazar a mi madre y decirle que le extraño mucho, que necesito de sus consejos y de nuestras tardes de té en el jardín de nuestra casa. El aniversario de mamá trae consigo un gran vacío emocional, Joyce y Margareth necesitan tiempo para procesarlo y por mi parte, no conseguía poner un pie sobre el cementerio sin derrumbarme.
Thomas desvió la mirada y pude observar por un fragmento de segundo, que las lágrimas consumieron sus mejillas. Congelada sobre mi sitio busco la mirada de mi hermana, quien no se encuentre con nosotros. La leve sospecha que de entre estos ocurre un problema invade mi mente, un Thomas distanciado y una Margareth perdida entre sus pensamientos, no es una situación muy normal entre ambos.
—¿Está ocurriendo algo Tom? —Cuestiono.
—Problemas de pareja, Hannah —tranquiliza—. La presidencia para Margareth ha resultado ser un peso casi insoportable estos últimos meses, el cansancio ya no le permite disfrutar de su familia, las peleas se han vuelto más constantes desde entonces.
—¿La presidencia está siendo una carga para ella? ¿Y por qué no lo había dicho antes?
—Porque es necesaria una redirección de las jerarquías en presidencia, necesitaríamos a uno de ustedes en Múnich para más control de la empresa. También se consideraría mantenerte en la sede de los Ángeles, sin embargo, eso significaría renunciar a la secretaría de dirección general Hannah.
Suspiré.
—Maggie no desea que me mantenga más tiempo dentro de la editorial, ¿no es así? —Contengo el enfado, por más que quiera darle la razón, su único propósito desde que adquirí nuevamente la vicepresidencia ha sido despojarme de las responsabilidades de la editorial. La riña constante en la que mi hermana y mi novio se ven envueltos comienza a afectar nuestra relación, para Margareth el desligue de las acciones con Lacroze Publisher conseguirían traerme de vuelto a San Francisco.
—Intentó convencer a Hans de retirar las acciones del conglomerado de la editorial, entre Margareth y David hay una tensión que no han sido capaces de disuadir —comenta—. Tú estás de por medio y eso le ha traído a Maggie un odio incurable, siendo sincero, me parece que tú eres la única persona que puede decidir por sí misma y no tu hermana.
—Lamento tener que estar poniéndote en esta situación, olvidaba cuán sobreprotectora puede resultar ser mi hermana a veces.
—Puedo controlarlo, lo que no puedo controlar será la furia de tu hermana si las pruebas de paternidad resultan positivas.
—Eso es imposible, Thomas.
—Siempre hay una pequeña probabilidad.
~Actualidad~
—Porque ese niño del cual desean hacerme responsable, no es mi hijo, y tengo las pruebas necesarias que pueden comprobarlo por si solo.
Mi ritmo cardíaco se acelera, tengo la impresión de estar frente a un vacío. No pienso, no respiro, no hago más que observar a ese hombre cuya existencia me hace sentir viva. Todos en la sala se han quedado mudos ante la declaración de David, un silencio que me parece eterno.
Siempre hay una pequeña probabilidad, claramente las palabras de Thomas eran una vivencia suya. El día que mi hermana quedó embarazada, Thomas pidió una prueba de paternidad para George, al igual que David mi cuñado tenía un problema de infertilidad.
Si Thomas había conseguido ser padre, eso quiere decir que siempre hubo una probabilidad que le permitió serlo. Entonces, ¿Cuánta probabilidad hay de que David sea verdaderamente el padre de ese niño?
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Editado: 09.05.2023