Capítulo 34

Las siguientes horas marchan sin contratiempos, disfruto de la compañía de mis mellis que me revitaliza y llena de energía.

Cuando los preparativos de la celebración comienzan, decido que es momento de partir, los mellis se quejan en desacuerdo. Sostienen que no puedo perderme su fiesta, que me han extrañado demasiado y que todos se alegrarán al verme. Es gracioso como entre los dos intentan persuadirme. Aunque me da pena negarles algo, y sus caritas tristes resquebrajan mi postura, entiendo que no es prudente.

Justo cuando vamos entrando a la casa, tras haberlos convencido parcialmente, Isabel se acerca en dirección contraria a la nuestra.

En sus ojos no quedan rastro de lo que vi en la cocina un rato atrás, en su lugar hay un profundo y sincero amor dirigido a sus hijos, quienes al verla se abalanzan a ella que ya los espera a su altura.

-Mamiiii.- Besan sus mejillas una y otra vez.- Te extrañamos.

-¿Cómo estan los cumpleañeros más hermosos? ¿Están contentos con su visita?- Siento que invado un momento muy íntimo, de cualquier modo no puedo alejarme dado que ellos están justo en la puerta.

-¿Vos sabías ma?- Pregunta Lautaro, ella niega.- ¿Y de la bebé?- Vuelve a negar y el rubio la abraza con fuerza.

-Te dije que mamá no iba a guardarse un secreto así.- Reprocha el mellizo.- Estas hermosa mami.- Halaga y aunque no lo diga en voz alta, estoy completamente de acuerdo. Viste un vestido con tiritas, ajustado hasta la cintura y luego cae suelto, moldeado por sus curvas hasta mitad del muslo, el estampado veraniego en tonos azules resalta la piel blanca y suave, el pelo castaño oscuro cae en hondas sobre sus hombros, el maquillaje es casi inexistente otorgándole frescura y vitalidad. Claramente, luce espléndida y acorde a su edad.

- Gracias.- Le responde al pequeño y los acerca a su cuerpo prolongando el contacto.- Les venía a decir que ya es hora de prepararse, en un rato llegarán los invitados y ustedes huelen a cochinito. Vamos a bañarse.

-Pero mami, puede ser después.- Lautaro lloriquea.

-¿Dónde están los juegos?- Cuestiona Lorenzo.- Lo prometiste.- Reclama enojado.

-Mientras ustedes se preparan los ponen en marcha. El tío Mati está indicándoles el camino a los encargados de eso.- Repone tranquila interrumpiendo la retalia.

-Queremos ver cómo lo hacen.- Claro que no se lo dejan fácil, esos dos no aceptan un no.

-Chicos...- Viendo el gesto derrotado de Isabel, intento ayudarle con ese par que parecen máquinas de generar excusas.- Haganle caso a su mamá, se les va a hacer tarde.

- Bueno, pero después de acompañarlos a vos y Lule al auto.- Sentencia Lolo.

-¿Se van?- Isa centra su atención en mi.- ¿Tenes otro compromiso?- Consulta y niego.- Quédate, quédense.- Se corrige.- Diana debe estar por venir, podes decirle que venga con... tu novia.- La primera parte me sorprende. ¿Desde cuándo son tan cercanas ella y mi hermana? Y la segunda suma más interrogantes, si son amigas es raro que no la haya puesto al tanto de lo sucedido. Mi hermana tiene mucho que explicar.

-¿Novia?- Mis pensamientos son apartados por la dulce vocecita de un rubio enojón.- ¿También tenes novia?- Bien, la calma que había conseguido se fue por el retrete. En verdad supuse que este momento llegaría, pero justo ahora no.

-Lautaro.- Lo reprende su madre por el tono grosero que ha empleado.- Si tiene una hija, es casi seguro que la mamá de la bebé es su novia. Es feo que te estés comportando de una manera tan irrespetuosa con él.

-Perdón.- Repone bajando la mirada con más bronca que arrepentimiento.

-¿Quien es la mamá de Lule?- Pregunta el niño que se había mantenido, anormalmente, en silencio.

-Olivia.- Respondo dudando si mencionar algo más.- La conocieron cuando estuvieron en mi casa.

-¿Ella? ¿Y es tu novia?- La expectación de los tres altera mis nervios, lo que tengo que aclarar es difícil para mí y no sé cómo decirlo para no impactar negativamente a los pequeños.

-Hola todos.- La familiar voz de Nora me salva está vez, en estos días tendré tiempo de explicarles, mientras tanto pensaré como hacerlo. Eluney observa todo desde sus brazos, sonrie a medida que se acercan a nosotros.- ¡Feliz cumple mis niños!- Saluda la mujer a sus nietos con la bebé en upa.

- Gracias nonita.- Responden a coro.- ¿Dónde dejaste los regalos?

-Lorenzo, Lautaro.- Advierte Isabel

- Dejalos. Estan adentro con los demás.-Responde despreocupada por la actitud de los chicos.- Hola hija. ¿Cómo estás?- Besa la mejilla de Isa, ante esa cercanía, para mi asombro, Elu extiende sus bracitos empeñada en ir con ella.

-Hola mamá.- Habla y la pequeña se carcajea. Los ojos de mi ex brillan y espontaneamente la toma entre sus brazos ante la mirada incrédula de su progenitora.- ¿Qué pasa hermosa? ¿Tenes calor?...

Ellas permanecen en una especie de burbuja, mirándose una a la otra como si no hubiese más. La mayor habla tranquilamente y la pequeña observa atenta balbucenado respuestas. Yo como un idiota embobado, observo la escena con un sentimiento nuevo e inexplicable comprimiendome el pecho. De fondo escucho a los rubiecitos hablar con su abuela, pero ignoro completamente sus palabras.

La magia termina cuando la recién llegada se dirige directamente a mi. 

-¿Cómo andas Leo? ¡Te felicito! Tu bebé es un encanto. Leti se quedó corta al decir que es bella.

-Bien. Muchas gracias...- gesticulo pero a pocos pasos hablan al mismo tiempo que yo.

-¿Vos lo sabías?- Con la atención fija en ella, Isabel aguarda una respuesta que no tarda en llegar.

- Ss si, hija no quería...- Nora titubea, realmente me encuentro confundido, siento que nos rodean demasiados secretos. Isa asiente con la expresión ensombrecida y evita la mirada de la señora.

-Vamos a prepararnos.- Exhorta a los agasajados simulando una tranquilidad que sé no existe.- Leo, la llevo conmigo, estaremos en la habitación de los mellis.- Avisa adentrándose a la casa con los tres, sin darme tiempo a replicar. A pesar de todo, sé que la cuidara tanto como yo.